Trump se estrella contra el poder latino

María Luisa Arredondo.
María Luisa Arredondo.

El 2015 será recordado como un año de significativos cambios políticos y sociales en Estados Unidos:  después de arduas batallas,  la Suprema Corte aprobó la reforma de salud y el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país. Para los mexicanos, y en general para los latinos, el 2015 también pasará a la historia como un año especial porque finalmente quedó demostrado el enorme poder que hemos conquistado en este país. Y, paradójicamente, esto es algo que debemos agradecerle a quien por ahora se ha convertido en nuestro enemigo más conocido:  el extravagante millonario Donald Trump.

La andanada de críticas que se desencadenó contra Trump tras declarar que los inmigrantes que llegan a Estados Unidos a través de México son criminales, narcotraficantes y violadores simplemente no tiene precedentes. Las muestras de rechazo no sólo incluyeron las esperadas reacciones de millones de latinos en las redes sociales sino el anuncio de múltiples celebridades y corporaciones de cortar sus relaciones de negocios con Trump.

El primer sorprendido por esta insólita respuesta debe de haber sido el propio Trump. Seguramente el magnate neoyorkino jamás se imaginó que sus comentarios racistas le saldrían tan caros. Y es que, como lo hemos atestiguado en estos últimos meses, Estados Unidos es hoy una nueva nación, pero muchos –como Trump y el sector de la ultraderecha que lo apoya– no se han dado cuenta o se resisten a reconocerlo.

El hecho de que empresas de la talla de NBC Universal, Univision, ESPN, Serta y Macy’s decidieran cortar por lo sano con Trump no es ninguna concesión graciosa ni una ejemplar  muestra de solidaridad. Se  trata, simple y llanamente, de una decisión de negocios. Si cualquiera de esas corporaciones se hubiese negado a hacerlo lo hubiera pagado con creces. Con 54 millones de personas, equivalentes al 17% de la población total, los latinos tienen  un poder de compra envidiable estimado en 1,500 millones de dólares al año.

No sólo eso. Los latinos son el grupo más joven y de mayor crecimiento en Estados Unidos, lo que se traduce en un gran poder político. Se calcula que 24 millones de latinos pueden salir a las urnas por lo que cualquier candidato que aspire llegar a la Casa Blanca necesariamente tendrá que cortejar a este grupo.

Trump, mientras tanto, sigue dando bandazos. Ahora dice que sus comentarios fueron distorsionados por la prensa. Pero no se ha disculpado ni ha rectificado. Lo único en lo que tiene razón es en admitir que es muy difícil competir por la presidencia (especialmente si se tiene la boca tan floja). Ojalá su ejemplo le sirva a otros.

 

 

 

 

 

 

 

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