El Chapo: una fuga esperada

María Luisa Arredondo.
María Luisa Arredondo.

La primera vez nos contaron la historia de una fuga bastante rudimentaria. Según el gobierno mexicano, El Chapo Guzmán se escapó el 18 de enero de 2001 del penal de Puente Grande, Jalisco, escondido en un carrito de lavandería. Hoy la versión oficial asegura que la huida del pasado 11 de julio fue más espectacular: el capo se evadió de la prisión de El Altiplano a través de un complejo túnel de diez metros de profundidad que empieza en un agujero de 50 centímetros en la zona de regaderas del penal y desemboca en una humilde casa, situada a una milla de distancia.

En los dos casos resulta obvio que las fugas no hubiesen sido posibles sin la complicidad de las autoridades y  ello ha dado lugar a todo tipo de especulaciones. Algunos expertos en el tema del narcotráfico han señalado que el entonces presidente Vicente Fox ayudó al capo a escapar la primera vez para que pusiera orden entre los distintos carteles que se disputaban las plazas. Obviamente, si es que ése fue el plan, fracasó de manera estrepitosa.

En esta segunda fuga llama poderosamente la atención que el gobierno federal no haya actuado ante las claras señales de que el capo estaba por escaparse, entre ellas los mensajes que enviaron sus hijos por las redes sociales.  Uno de ellos, de Iván Archibaldo Guzmán, data del 8 de mayo y dice textualmente: “No miento e llorado (sic) pero es de hombres y ahora va la mía, traigo gente armada y les prometo que el general pronto estará de regreso”. Adicionalmente, la agencia AP informó que, desde diciembre de 2014, agentes de la DEA reportaron que un general mexicano les había alertado sobre un acuerdo para liberar a Guzmán Loera.

Por otro lado, se sabe que mientras estuvo en el penal del Altiplano, el capo gozó de privilegios que no tenían otros reos. En su libro “El Chapo, entrega y traición”, el periodista José Reveles narra que nadie hostigaba a Guzmán de manera física, ni psicológica, ni jurídica, ni económica.  Sus cuentas bancarias, propiedades, ranchos, aviones y demás bienes que lo colocaron en la lista Forbes de los hombres con más de mil millones de dólares permanecen intactos, por  lo que, preso o libre, “El Chapo” es uno de los personajes más poderosos del planeta.

El tema seguramente dará mucho que hablar. Por lo pronto, el gobierno de Peña Nieto ha recibido una nueva estocada de la que ya no se recuperará, ni siquiera en el remoto caso de que lograra atrapar al capo, quien nos ha demostrado, una vez más, el inmenso grado de corrupción e incapacidad que corroe al gobierno mexicano en todos sus niveles.

**María Luisa Arredondo es fundadora y directora general de Latinocalifornia.com

 

 

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