La doble traición: cuando los padres callan ante el abuso que sufren sus hijos

Martha Sáenz.
Martha Sáenz.

Comentar el tema del abuso sexual infantil es muy difícil, pero debe ser mucho más doloroso saber que alguien dentro de la familia ha sido abusado sexualmente durante su niñez. Este es un tema escabroso y a muchas personas les gustaría no enfrentarlo, prefieren darle la espalda o pensar que sólo ocurre en algunos casos aislados, pero esta es una cruda realidad que día a día se incrementa lastimando a más menores. ¿Qué sucede cuando esto le ha sucedido a su propio hijo?

Muchos padres o madres al enterarse de lo sucedido, entran en diferentes etapas como: la incredulidad, el enojo y/o la negación.
Está por demás decir que el niño al escuchar y al ver la reacción de los padres, incrementa su dolor y se siente lastimado aún más porque en ellos busca ayuda, consuelo y la ansiada solución ante la tragedia que le ha ocurrido.
Algunos padres reaccionan en forma adecuada ante la situación, buscando que el responsable asuma las consecuencias, apoyando a su hijo para la recuperación y sanación no sólo de las heridas físicas, sino también de las emocionales. Otros, después de que su hijo recurre a ellos, entran en un estado de negación, obligándolo a callar y a fingir que nada sucedió. Generalmente esto es cuando el agresor es parte de la familia: padre, padrastro, abuelo, hermano o familiar cercano; teniendo como resultado que el daño hecho al menor se magnifique, ya que, aparte de la agresión física que recibe por parte del agresor, también es lastimado, devaluado y minimizado por sus propios padres.

El trauma que esto produce se llama “La doble traición”. La primera es cometida por la persona que se atreve a abusar del menor, sin tomar en cuenta el daño que esto provoca; y la segunda es producida por los propios padres que al enterarse, obligan y presionan a mantener en secreto el daño que se le ha hecho a su propio hijo.

Lo esperado por unos padres amorosos y responsables es que enfrenten y defiendan a sus pequeños; esto sin importar si a ellos les va a causar algún problema o inconveniente en el proceso legal o familiar. El niño espera ser protegido y cuidado y lo más importante, ser rescatado del abusador, esperando que desde el día en que denuncia lo que le está sucediendo, sea cuidado y protegido, con la certeza de que jamás le volverá a pasar.
Si usted fuera la víctima ¿qué respuesta esperaría si pidiera ayuda a un adulto?

Martha Sáenz es Life Coach e Hipnoterapeuta.

www.marthasaenz.com

 

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