María Luisa Arredondo
Ante la falta de respuestas efectivas para solucionar el problema migratorio en Estados Unidos, la abogada de migración Lizbeth Mateo lanza una propuesta audaz: que los activistas y defensores de los indocumentados sean más creativos e implementen tácticas que pongan mayor presión tanto al gobierno de Joe Biden como al Congreso para enfrentar la crisis.
“No se trata de recurrir a medidas violentas ni tampoco de renunciar a las prácticas que siempre se han usado como las marchas o el cabildeo, que sí ayudan, pero hasta cierto punto. Lo que necesitamos ahora es unirnos para hacerles literalmente la vida imposible a los legisladores con estrategias más fuertes, por ejemplo, plantones afuera de sus oficinas que les impidan continuar trabajando”, asegura Mateo, quien nació en Oaxaca y ha cobrado notoriedad, tanto a nivel nacional como en el extranjero, por ejercer la abogacía a pesar de ser indocumentada.
Sentada frente al escritorio de la oficina en la que ofrece sus servicios legales, muy cerca de LAX, Mateo recuerda que esas tácticas las empleó durante su época de organizadora y activista como defensora de los Dreamers, término que se usa para designar a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos cuando eran muy pequeños y que desde 2012 pueden trabajar legalmente y están protegidos de la deportación, gracias al programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) decretado por la administración Obama.
Durante los años en los que estudió leyes en la Universidad Estatal de California en Northridge (CSUN), Liz, como la llaman sus amigos, fue una de las estudiantes más destacadas de su generación en la lucha para lograr la aprobación de la Ley DREAM, un proyecto creado para ofrecer una vía a la ciudadanía a los jóvenes que llegaron ilegalmente a Estados Unidos cuando eran menores de edad y que hasta la fecha sigue en el limbo.
Inspirados en el movimiento de los derechos civiles de los negros y de los campesinos de la década de los 60, los Dreamers, como Mateo, no dudaron en recurrir a medidas tan diversas como plantones afuera de las oficinas de ciertos legisladores, negociaciones y alianzas con los políticos que tenían más poder para aprobar la Ley DREAM y el uso de los medios de comunicación para atraer más apoyo hacia su causa.
Todas esas tácticas, a juicio de Mateo, son válidas y se pueden aplicar ahora que el panorama luce más desolador que nunca para los migrantes. En la frontera sur, miles de familias, incluso con niños pequeños, sufren lo indecible mientras esperan a la intemperie, sin ningún tipo de protección por parte de las autoridades mexicanas, que Estados Unidos les conceda el ansiado ingreso a Estados Unidos. Pero las puertas permanecen cerradas para la gran mayoría.
Aunque para el 11 de mayo está previsto que termine el Título 42, la medida sanitaria que permite expulsar de manera inmediata a quienes piden asilo en la frontera, en su lugar se implementará el Título 8, que les otorga a las autoridades migratorias la facultad de deportar a sus países de origen a quienes no comprueben que tienen una base legal para quedarse en Estados Unidos. Esto significa que muy pocos lograrán entrar legalmente al país y que muchos quedarán desamparados, igual que ahora.
Por lo que toca a los indocumentados que ya están en territorio estadounidense y que en muchos casos tienen incluso décadas de permanecer en las sombras, las esperanzas de que puedan regularizar su situación también están lejanas porque ni el Ejecutivo ni el Congreso se atreven a legislar a favor de una reforma migratoria. La razón principal, como apunta Mateo, es que temen perder votos.
“Ningún partido quiere hacer nada para ayudar a los migrantes. Solamente nos usan como piezas de ajedrez para lograr sus propósitos. Los republicanos dicen abiertamente que no nos quieren y los demócratas son muy hipócritas. Dicen que somos la octava maravilla, pero a puertas cerradas nos usan como moneda de cambio para obtener ciertas concesiones de los republicanos”.
A juicio de la abogada, la situación difícilmente cambiará porque el expresidente Donald Trump hizo muy buen trabajo en denostar a los indocumentados. Le hizo creer a grandes sectores de la población que los migrantes son criminales y que vienen a invadir Estados Unidos, cuando en realidad solo buscan una oportunidad para tener una mejor calidad de vida y contribuir con su trabajo a la grandeza de este país.
La única forma de revertir esta imagen negativa, según Mateo, es mediante la implementación de estrategias más audaces que realmente les pongan a los políticos suficiente presión para dejar de sacrificar a los inmigrantes que, aunque no lo quieran reconocer, tienen un gran peso social y económico en este país.