
María Luisa Arredondo*
El tiempo se agota para Donald Trump. A menos de 90 días para las elecciones, distintas encuestas indican que, en promedio, Joe Biden supera al presidente con 9 puntos entre los votantes registrados. En la lucha por el Congreso, el panorama luce igualmente ominoso para los republicanos, si se considera que los demócratas están 10 puntos arriba.
Estas cifras no deberían sorprender a nadie. Los votantes, incluso entre las filas republicanas, han empezado a perder la paciencia y la fe en que Trump pueda revertir los terribles efectos que ha causado el coronavirus. Hasta ahora, alrededor de 160 mil personas han perdido la vida y más de mil mueren todos los días por esa causa. El virus, como lo acaba de reconocer la doctora Deborah Birx, está fuera de control y ha entrado en una “nueva fase” en la que no solo afecta a las ciudades y suburbios sino incluso a las áreas rurales y a islas distantes como Hawaii y Puerto Rico.
Por desgracia, en lugar de aceptar el diagnóstico y recomendaciones de expertos como Birx y el doctor Anthony Fauci, el presidente ha optado, desde el principio de la pandemia, por desacreditarlos si no están de acuerdo con él y sus mentiras. Su soberbia para reconocer sus limitaciones en este campo ha impedido que el país cuente con una política federal clara y sólida para combatir al virus de manera eficaz, como lo han hecho ya muchos países de Europa y Asia.

La situación se agrava cada día por el devastador impacto que ha tenido el Covid-19 en la economía. Casi la mitad de la población económicamente activa del país, el 47.2%, está desempleada. Muchos han podido sobrevivir gracias al paquete de estímulo federal que les daba $600 a la semana, pero ahora que esta ayuda ha expirado, millones están en el limbo, sin saber cómo podrán sobrevivir.
Los esfuerzos de Trump por cambiar el rumbo del país y mejorar la imagen de su campaña han fracasado de manera rotunda. Su lema principal de engrandecer la economía carece totalmente de sentido y sus intenciones de presentarse como el mandatario de la “ley y el orden” para aplacar protestas en ciudades gobernadas por demócratas resultaron contraproducentes. En el caso de Portland, por ejemplo, las denuncias de que los agentes federales, en lugar de restaurar la paz contribuyeron a escalar la violencia, reforzaron la idea entre muchos ciudadanos de que Trump no resuelve los problemas, sino que los agrava.
Una reciente encuesta de Yahoo News/YouGov ilustra muy bien la razón por la que Trump está tan abajo en las encuestas en relación con Biden. En tiempos menos turbulentos, el 57% de los votantes valora la audacia, que es lo que caracteriza a Trump, como el principal atributo en un líder. Pero en tiempos de crisis como el actual, el 86% de los votantes considera que el tomar responsabilidad, cualidad con la que identifican a Biden, es lo más importante.
*María Luisa Arredondo es la fundadora y directora ejecutiva de Latinocalifornia.com