
Redacción de Latinocalifornia
En una decisión por demás inesperada, el pasado 15 de mayo, el juez superior del condado de Riverside, John Ottolia, aceptó una moción presentada por las organizaciones Life Legal Defense Foundation y la Academia Americana de Ética Médica para anular la Ley de Opción de Fin de Vida, conocida en inglés como End of Life Option Act .
La ley permite la asistencia médica para morir como una opción de cuidados paliativos a los adultos con una enfermedad terminal pero que se encuentran en pleno uso de sus facultades mentales, con el fin de terminar pacíficamente el sufrimiento insoportable cuando ninguna otra alternativa les brindará alivio.
Ottolia justificó su decisión al afirmar que la legislatura de California violó la constitución del estado al aprobar la ley durante una sesión especial en la que el gobernador Jerry Brown se limitó a tratar cuestiones de atención médica. Ottolia le dio al fiscal general de California, Xavier Becerra, sólo cinco días para presentar una apelación de emergencia sobre el fallo antes de que este entre en vigor. El juez puntualizó que no emitirá un fallo por escrito hasta que termine el período de cinco días de apelación.
Son varias las razones por las que es indispensable que se instaure nuevamente la Ley de Opción de Vida, entre ella las siguientes:
La ayuda médica para morir es una opción de atención médica reconocida por criterios clínicos para esta práctica médica publicada en el Journal of Palliative Medicine.
La proclamación de la sesión especial del gobernador Brown determina qué asuntos puede abordar la legislatura. Su proclamación incluyó financiamiento para “Medi-Cal”, con fondos para medicamentos autorizados por la Ley de Opción de Fin de Vida. Si el gobernador Brown hubiera pensado que dicha ley quedaba fuera del alcance de su proclamación, podría haber vetado la legislación, pero en cambio la firmó.
En junio pasado, la organización Compassion & Choices, que lideró la campaña para que se aprobara esta ley, publicó un reporte que calcula que 504 californianos han recibido recetas de ayuda médica para morir desde que entró en vigor la ley el 9 de junio de 2016. El pasado julio, el Departamento de Salud Pública de California publicó un informe que muestra que 191 californianos recibieron recetas de ayuda médica para morir de 173 médicos en el período de casi siete meses desde el 9 de junio de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2016; 111 de esos individuos (58%) decidieron ingerir los medicamentos por sí mismos. Entre las enfermedades que sufrían las personas que utilizaron la ley se encuentran el cáncer, males neuromusculares, cardiacos y pulmonares.
A menos que se apele esta decisión, el fallo evitará que cientos de adultos con enfermedades terminales, pero que se encuentran en pleno uso de sus facultades mentales y con un pronóstico de vida de seis meses o menos, utilicen la ley anualmente, una pequeña fracción de las más de 120,000 muertes por cáncer y enfermedades del corazón en 2016 en California, Estados Unidos.
La ayuda médica para morir no produce más muertes, sino evita que las personas que están a punto de fallecer sufran innecesariamente al final de su vida.
La ley de ayuda médica para morir de California beneficia a la mayoría de los adultos con enfermedades terminales que no la necesitan, alentándolos a entablar conversaciones con sus médicos sobre todas las opciones de cuidados de fin de vida y a utilizarlas mejor, incluyendo los cuidados paliativos y de hospicio, como informó el periódico Los Angeles Times en agosto pasado.
Los californianos moribundos como Matt Fairchild, un sargento jubilado del ejército de 48 años de Burbank que toma 26 medicamentos para controlar sus síntomas del melanoma terminal, el cual se ha extendido a sus huesos, pulmones y cerebro, no pueden permitir que se les retire esta opción: “Esta sentencia injusta para quitarme esta opción compasiva de poner fin pacíficamente a mi sufrimiento es mi peor pesadilla. Rezo para que el fiscal general apele con éxito esta decisión, para que cientos de californianos con enfermedades terminales como yo no tengan que sufrir innecesariamente al final de la vida “.