GRAMADO (Brasil – Río Grande do Sul).- Arribar a Gramado después de serpentear durante 120 kilómetros una sinuosa carretera desde Porto Alegre, para irrumpir finalmente en la ruta de las hortensias, cruzar el tradicional portal de bienvenida que la ciudad ofrece a los viajeros, penetrar en un mágico mundo de flores perfumadas, con soñadas construcciones con evidente influencia europea, con arterias magistralmente iluminadas y creativos adornos que asombran… nos parece estar en otro mundo, ajeno incluso, al resto del Brasil. En Gramado no existe la algarabía de las batucadas, ni los ajetreados desfiles festivaleros con apabullantes mujeres semidesnudas deslumbrando en un sambódromo, asediadas por perseverantes danzantes, fogosos bailarines contorneándose al ritmo de estridentes compases… Pero no, nada de eso. Gramado es la antítesis del resto del Brasil. La ciudad de Gramado tiene su propia personalidad, su particular encanto, sus olores, ritmo, sonidos, naturaleza… Y en este singular entorno la energía de las disímiles diligencias impulsadas por los habitantes de Gramado, orgullosos de su peculiar urbe y de lo que es capaz de ofrecer a sus asombrados visitantes en diversas épocas del año, aunque una gran mayoría de turistas mencione con particular emoción las celebraciones de fin de año, atrapados en vibrantes y coloridos festejos navideños: Natal Luz y Papais Noéis. Gastronomía, naturaleza, cordialidad de sus gentes, eventos por doquier incluso de renombre mundial, como el Festival de Cine de Gramado que se escenifica cada año… Una pequeña urbe con reminiscencias europeas, particularmente alemanas e italianas, inserta en el Estado de Río Grande do Sul, en un clima templado, lluvioso y, en algunos años, con profusa caída de nieve para hacer las delicias del mundo infantil. Este es el escenario mágico de Gramado, la bella mini urbe brasileña que cada año ofrece el FESTURIS —Festival de Turismo de Gramado—, masivo evento que congrega al mundo turístico nacional e internacional y que este año, entre el 22 y el 25 de noviembre, concluyó su versión número 24. Por sus coloridos y animados stand con disímiles ofertas turísticas, desfilaron 14 mil personas, cifra considerada espectacular con relación a años anteriores. Los organizadores, cuya iniciativa recae en Marta Rossi, Directora del FESTURIS, así como en Eduardo Zorzanello y Marcus Rossi, Directores. Atendiendo a una cordial invitación de Marta Rossi —y motivado por mi queridísimo amigo Yamil Dutra, residente de Gramado—, me embarqué el pasado 22 de noviembre en un vuelo de TAM desde Santiago de Chile rumbo a Sao Paulo; y luego en un vuelo doméstico, rumbo a Porto Alegre. Tras 10 horas de vuelo y con la expectativa de encontrarme luego con las perfumadas rutas de hortensias prometidas en los catálogos, asimilé dos horas de carretera pasadas las 24:00 hrs., trepando por una moderna carretera, aunque bajo una pertinaz llovizna. Finalmente, tras devorar 120 kilómetros de camino en una serpenteante ruta hacia Gramado, arribamos a la Posada Vovó Carolina, grato lugar, cálido, cómodo y con una magnífica atención personalizada. Muy recomendable, por cierto. No fue fácil encontrarnos con ejecutivos de la organización del FESTURIS, particularmente con Marta Rossi y Kenia Jaeger, esta última encargada de comunicación y principal gestora de mi viaje a Gramado. En la ceremonia final, tuve la suerte de entregar a Kenia una distinción especial otorgada por el Fórum Iberoamericano de Periodistas de Turismo, organización en la cual participo en su Consejo Directivo como Delegado Adjunto representando a APTUR Chile (Asociación de Periodistas de Turismo de Chile), En este colorido evento encontré a Marcelo Moraga Vidal, Director Provincial Osorno Sernatur Los Lagos. Chile presentó un atractivo stand con motivos de La Patagonia. Fue grato el encuentro con Marcelo en esas singulares tierras brasileñas; él y su grupo de colaboradores llevaban a esas lejanas latitudes una porción de tierra chilena; una pequeña exhibición de la cultura chilena, de nuestra identidad de país inserto en el fin del mundo. ¡Cómo se valora este tipo de esfuerzos! Nuestro guía asignado —Víctor Barbosa, de juveniles 20 años, estudiante de Historia Universal, hijo de padre argentino y madre brasileña—, desempeñó a cabalidad su función… ¡diría que demasiado bien! Muy puntual, sobre todo en horarios matutinos, a veces casi de madrugada. Gramado es una bella mini urbe, con un inolvidable City Tour, un imperdible Valle del Quilombo, un majestuoso Park Hotel, un increíble Lago Negro o el Mini Mundo, Borges de Medeiros y la Iglesia San Pedro… Nos quedaba visitar la calle cubierta, en pleno centro de Gramado, y algunos restaurantes emblemátios, como el Tarantino o el Garfo e Bombacha; así como el Nativitaten… y los traslados a Canela, otra mini urbe hermana de Gramado, igualmente colorida y perfumada. La organización del FESTURIS 2012 fue impecable. Pese a la ardua actividad, Marta Rossi alcanzó a confesarme al oído que el próximo año, el 2013, celebrarán en grande las Bodas de Plata al cumplir entonces 25 años del Festival de Turismo de Gramado. Marta me susurró que habrá una celebración grandiosa, información que luego me corroboró Kenia Jaeger. ¡Ya les contaremos de estas primicias informativas! Mientras esto ocurría en el Centro de Convenciones del FESTURIS, en las inmediaciones se anunciaba el inicio de espectáculos acuáticos nocturnos en el Valle del Quilombo, coronados por música de ensueño y fabulosos fuegos artificiales. ¡La magia de Gramado en todo su esplendor!
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