Frank Shary*
Washington, D.C.– La polémica nota publicada por el New York Times, escrita por Miriam Jordan sobre el abuso contra trabajadoras indocumentadas en el Trump National Golf Club, en Bedminster, Nueva Jersey, plantea graves y preocupantes preguntas sobre las prácticas de empleo y maltrato a trabajadores por parte de los negocios de Trump. Es imprescindible que las autoridades federal y estatal lleven a cabo una completa investigación en torno a los abusos y la criminalidad al interior de la Organización Trump en relación con su sede en Bedminster, asegurándose de proteger a los trabajadores, empezando con quienes han dado a conocer la ilegalidad y la hipocresía de Trump.
Hagamos una pausa para reflexionar sobre la valentía que tuvieron Victorina Morales y Sandra Díaz para empezar a hablar sobre el hombre más poderoso del planeta. Por sí solo, eso es un testimonio del poder de la esencia de Estados Unidos, donde cada voz debe contar, independientemente de su pasado o su lugar de nacimiento. De hecho, los trabajadores encarnan las nociones fundamentales del país, de una participación democrática y un trato justo para todos, más que a la familia que explota su fuerza de trabajo y se aprovecha de su estatus migratorio.
Como político, Trump vitupera a los trabajadores inmigrantes indocumentados. Como empresario, depende de ellos, pero los maltrata. Esta colosal hipocresía encaja en un modelo más amplio de ilegalidad de este presidente y sus negocios, situación que pide a gritos una completa y justa investigación”.
*Frank Sharry es Director Ejecutivo de America’s Voice