
Juran y perjuran que no se trató de ejecuciones sumarias o de una emboscada. Pero todo apunta a que así fue.
Los hechos ocurridos el pasado 22 de mayo en el poblado de Tanuahato, Michoacán, guardan notables similitudes con los registrados en Tlatlaya el 30 de junio de 2014.
Al igual que en esa matanza, en la que perecieron 22 civiles y sólo un soldado resultó herido en lo que se supo después había sido una acción extrajudicial, ahora el gobierno federal nos dice que en un enfrentamiento contra presuntos criminales en Tanhuato, 42 de éstos resultaron muertos y solamente un policía falleció. Como en Tlatlaya, el número de muertos tan elevado de un solo bando desafía la lógica y las estadísticas.
La versión oficial resulta aún más difícil de creer porque, según el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, todos los presuntos delincuentes estaban fuertemente armados y fueron ellos quienes primero abrieron fuego. En el lugar de la matanza, una propiedad de 112 hectáreas llamada Rancho del Sol, se decomisaron 36 armas largas (menos que el número de víctimas mortales) y un lanzagranadas.
A las dudas se suma el hecho de que no hubo heridos. Solamente hay tres personas detenidas que, de acuerdo con Rubido, ya declararon que pertenecen al Cártel Nueva Generación de Jalisco, el grupo delictivo que el pasado 1 de mayo derribó un helicóptero del ejército en Jalisco y está considerado como uno de los más poderosos de México por su organización y armamento.
Diversos testimonios de los habitantes cercanos a la zona donde se registró la matanza aseguran que los hombres que habitaban el rancho tenían sólo unos días de haberse establecido ahí y habían empezado ya a imponer sus propias reglas, lo que sugiere que pertenecían al crimen organizado.
Pero los familiares de los muertos niegan que éstos hayan sido criminales. Aseguran que se dedicaban al campo y a la construcción, pero que los habían dejado de ver desde hace meses. Han declarado también que los cuerpos de sus seres queridos presentan signos de haber sido torturados, muchos de ellos están totalmente desfigurados, sin ropa y sin zapatos, lo que podría ser indicio de que los tomaron por sorpresa.
Las fotografías de los hechos, publicadas por diversos portales y redes sociales, muestran, efectivamente, a individuos que cayeron abatidos sin poderse defender.
Muchos han empezado a especular que podría tratarse de una venganza del gobierno federal por el derribamiento de uno de sus helicópteros en Jalisco.
Por ahora, hay más preguntas que respuestas en torno a lo ocurrido. Lo único seguro es que Tanhuato se suma a la ya larga lista de hechos violentos en los que queda en entredicho la actuación del gobierno de Enrique Peña Nieto para combatir a presuntos delincuentes dentro del marco legal. Para despejar cualquier duda, su administración está obligada a cooperar con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que ya investiga la matanza.
**María Luisa Arredondo es fundadora y directora general de Latinocalifornia.com