¿Breve o extenso? ¿Muchas fotos y poco texto? ¿Qué vale y qué no vale?
Jesús Hernández Cuéllar /Contacto Magazine
Que se debe escribir breve y conciso. Que no es cierto, que se puede escribir extensamente mientras el contenido sea relevante y esté bien escrito. Que es mucho mejor publicar galerías de fotos con pies de grabados explicativos, en lugar de artículos. Que no, eso no tiene nada que ver con la era digital. Que las reglas y principios básicos del periodismo de siempre ahora son obsoletos. Que no, que los principios son los mismos solo que estamos cambiando de plataformas.
Con discusiones de este tipo y muchas otras se desarrolla el debate actual sobre el qué y el cómo del periodismo en la era digital. Muchos se atreven inclusive a debatir el por qué del periodismo. Esa era nos trajo los sitios webs, los blogs, los podcasts, otra dimensión del video, los móviles inteligentes y las redes sociales. ¿Qué hacer ante tanta confusión? ¿Quién tiene la razón?
Los expertos más serios y honestos en materia de contenido periodístico digital, publicidad y relaciones públicas tienen una respuesta muy simple: estamos aprendiendo. Además, lo que es bueno para unos casos, podría ser malo para otros. Pero es absolutamente cierto, estamos aprendiendo.
Para seguir adelante con este tema tan interesante, es necesario saber que según la Organización Internacional de Telecomunicaciones hay en el mundo actualmente seis mil millones de móviles activos, casi la población del planeta, y casi tres mil millones de personas navegando por internet. Y de acuerdo con cifras de InternetLiveStats hay poco más de mil millones de páginas web registradas. Esto representa una gran demanda, pero también hay una oferta enorme de múltiples temas y diversiones. Como colofón de datos, el Centro de Investigación Pew de Estados Unidos, en su informe anual Estado de los Medios, reveló en 2013 que los medios tradicionales norteamericanos habían perdido el 31% de su audiencia, porque el público no se sentía atraído por sus contenidos. No es de dudar, el ejercicio periodístico no había conocido hasta hoy tan gigantesca competencia global.
En lo personal, después de haber estado produciendo – y viendo la producción de otros – contenidos y diseños para internet desde 1998, creo que el debate sobre la extensión del contenido, por ejemplo, ha sido enriquecido por nuevos ejemplos. Lo que ocurre es que hay estadísticas, muy interesantes por cierto, recopiladas por técnicos e ingenieros de Silicon Valley que nos permiten saber el tiempo que un internauta promedio pasa frente a una página web. Esta estadística cuando tiene un carácter general, a los periodistas apenas nos resulta útil. A diferencia de las estadísticas de nuestro propio sitio web, en esa otra de tipo general entran todas las páginas web en busca de un promedio, pero no es lo mismo la página web en la que descansa un comentario irreverente y alocado de Pepe o el blog en el que Memo vende sandías, que una página web que hospeda un artículo de John Branch. ¿Por qué John Branch? Porque este cronista deportivo del diario The New York Timesestremeció a las élites periodísticas a finales de 2012 con su reportaje especial Snow Fall: The Avalanche at Tunnel Creek sobre un descomunal deslave de nieve que atrapó a 16 esquiadores en las Montañas Cascadas de Washington. Esta es la tercera vez que cito este ejemplo, en artículos recientes. La pieza no solo ganó el Pulitzer 2013, sino que fue considerada por los expertos en la materia como el primer paso serio hacia la narrativa periodística del futuro, con textos, vídeos, galerías de fotos con biografías de protagonistas, y animaciones flotantes como parte de un todo. Esta es tal vez la parte más importante, pero no exactamente la que nos ocupa en materia de la extensión de contenidos. El reportaje de Branch tiene 17 mil palabras, es decir, unos 68 folios tamaño carta. Comprendo, los defensores del contenido breve dirán que Snow Fall… es una gran pieza, pero seguramente muy pocos internautas se tomaron el tiempo de leer sus 17 mil palabras…. Juicio equivocado, wrong, falsch, sbagliato, errado. En los primeros seis días de su publicación, Snow Fall tuvo 2.9 millones de visitas y 3.5 millones de páginas vistas.
Desafortunadamente, muchos ejecutivos mediáticos están tomando decisiones apresuradas, despidiendo personal, en ciertos casos despidiendo a los mejores profesionales, en aras de un ideal digital que no existe todavía, ni siquiera a nivel de industria. Lo que sí existe en internet es una brutal competencia global, en la que no se sobrevive si no se tienen las mejores armas. Solo en español, los usuarios de la red disponen de lo mejor de cada país hispanoamericano, de Estados Unidos y de España, así como medios que siempre han sido internacionales, lo cual es el caso de las agencias de prensa o las cadenas BBC, CNN y Deutsche Welle. De nuevo, solo en español. Ni qué decir de las audiencias hispanas que pueden consumir contenidos también en otros idiomas.
Para concluir con la extensión del contenido, debemos tomar en cuenta ciertas referencias históricas importantes. Cuando nació la televisión, muchos vaticinaron la muerte de los periódicos diarios. Esa muerte no ocurrió por la llegada de telediarios de contenido breve, más bien los periódicos se fortalecieron con esto debido a que los noticieros de la pantalla chica no podían presentar los acontecimientos noticiosos ni con la extensión ni con la documentación que los diarios lo hacían. Precisamente en materia de periódicos, la era del contenido breve la inauguró en Estados Unidos el diario nacional USA Today el 15 de septiembre de 1982, mucho antes del desarrollo de internet. Sus cápsulas informativas amenazaban con destronar a las grandes instituciones periodísticas de esa época. Treinta años después, la circulación del USA Today era de 1.8 millones de ejemplares diarios en marzo de 2012, mientras que la del influyente y extenso The Wall Street Journal era de 2.1 millones en la misma fecha.
Después de todo, los medios tienen mucho que ganar con contenidos relevantes publicados en su justa extensión -que el usuario lea hasta donde quiera-, y mucho que perder con contenidos inexactos, atropellados y mutilados por modas y tendencias formuladas por gente no especializada, cuyo único objetivo es ganar dinero haciendo creer que sabe, lo que no sabe… Estamos aprendiendo.
Por último, en cuanto al valor de la palabra, a la fuerza de la palabra, me gustaría compartir aquí un ejercicio, puramente imaginativo, que pedía con frecuencia a mis alumnos de UCLA (Universidad de California en Los Angeles). Cerremos los ojos e imaginemos una pantalla de televisión por la que está pasando un telediario, un noticiero. Ahora, eliminemos la imagen y escuchemos solamente el audio. Sin dudas, lo que está pasando se entiende. Ahora al revés. Eliminemos el audio y veamos solo la imagen. Una preciosidad, pero apenas entendemos lo que está ocurriendo. No señor, no estoy proponiendo mutilar la imagen. Solo estoy dejando muy claro que la palabra escrita o hablada, en el periodismo de siempre, incluido el futuro, en radio y televisión, en periódicos, revistas e internet, no es un complemento…, es la herramienta más destacada de la narrativa de los hechos. Esa es la razón por la cual, el reportaje de Branch tiene 17 mil palabras, ganó un premio Pulitzer y se considera una verdadera revolución periodística.
(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA).
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