
New America Media, News Report, Irene Florez.
El verano, afirma, es el momento para que los padres ayuden a sus hijos a cerrar las brechas educativas, a través de la participación familiar centrada en el aprendizaje.
Borin añade que muchos de los padres de los alumnos de su clase, la cual es abrumadoramente latina, no han tenido mucha educación formal y a menudo tienen dificultades para conectarse con los materiales de clase. La pobreza y la seguridad también juegan un factor importante en la cantidad de exposición a la vida real que sus alumnos tienen.
“Muchos de los niños se van a casa y permanecen en ella porque sus padres piensan que así es más seguro”, dice Borin. “Ellos no salen mucho.”
Invertir tiempo en los hijos
Karl Alexander, profesor de sociología y jefe de departamento de la Universidad Johns Hopkins, afirma que el ingreso familiar y el estatus social de la familia no son los únicos determinantes para que los niños tengan el tipo de experiencia no escolar que necesitan.
Alexander y otros investigadores les hicieron un seguimiento a 790 estudiantes y a sus familias por 25 años, estudiando la conexión entre las actividades educativas de la familia y el logro de los niños. Los resultados forman parte de su libro más reciente, La Sombra Larga, Antecedentes Familiares, Juventud Urbana Desfavorecida y la Transición a la Vida Adulta. (The Long Shadow: Family Background, Disadvantaged Urban Youth and the transition to Adulthood, en inglés).
Mientras que los ingresos y el estatus social de los padres tienen una gran influencia en los resultados educativos de los niños, el trabajo de Alexander en la Universidad Johns Hopkins encontró que no lo definen todo. La diferencia en el éxito de un niño a menudo se reduce a si los padres fueron capaces de invertir tiempo en su vida, si fueron o no capaces de llevarlo al museo local y a la biblioteca, por ejemplo.
Este tipo de inversión en el verano puede llegar a representar para algunos estudiantes unas 1.080 horas de aprendizaje en el aula escolar y unas 245 horas de paseos educativos.
Cómo usar el verano para sobresalir
Según Ashley Washington, directora de Éxito Académico en Boys and Girls Club de metro Atlanta, la falta de estimulación mental durante el verano puede significar un retroceso en el aprendizaje. Pero hay muchas cosas que los padres pueden hacer para contrarrestar la inactividad mental durante estas vacaciones, como por ejemplo leer con sus hijos, organizar excursiones educativas y llevar a cabo actividades relacionadas con las matemáticas.
Las escuelas también pueden jugar un papel importante, de acuerdo con lo que asegura Oscar Cruz, presidente y director ejecutivo de Familias en las Escuelas, en Los Ángeles.
Cruz señala que los esfuerzos que los padres hacen para apoyar los logros educativos de sus hijos se aumentan todavía más cuando las escuelas logran involucrar a estos padres. Su organización está preparando un evento gratuito en julio con el objetivo de informar a los padres sobre cómo aprovechar el verano para obtener un mayor crecimiento intelectual de sus hijos.
“Las investigaciones han demostrado que mientras más hace la escuela para que los padres se sientan en casa, más se involucran los padres y más rápido sube el rendimiento de los estudiantes”. “Cuando las escuelas efectivamente involucran a los padres, las matemáticas de los estudiantes mejoran diez veces más rápido y la lectura, cuatro veces más“.
Para López, del Proyecto de Investigación de la Familia, no hay que olvidar que el verano está lleno de oportunidades para aprender.
“Sabemos que los niños aprenden en cualquier lugar y en cualquier momento”, dice ella, “y que la participación familiar ocurre no sólo en las escuelas sino en cualquier sitio como, por ejemplo, en los programas después de la escuela, en las bibliotecas o en los museos”.