El asesinato de John F. Kennedy cambió el destino de la historia

Francisco Leal Díaz.
Francisco Leal Díaz.

El crimen del presidente estadounidense, John Fitzgerald Kennedy, cambió drásticamente la historia del mundo. ¿Fue asesinado por un francotirador solitario? ¿O fue un complot organizado por los opositores políticos del carismático gobernante? Dilemas vigentes a 50 años de la muerte de JFK, dramático suceso acaecido en la ciudad de Dallas (Texas), el 22 de noviembre de 1963.

Sin duda, Dallas no ha logrado sacudirse el estigma de haber sido la ciudad donde se conspiró contra la vida del mandatario estadounidense. Hoy, a 50 años de aquel aciago suceso, continúa el debate para determinar con exactitud cuántos individuos participaron en la conspiración que le arrebató la vida a JFK:

Remontándonos a aquel aciago día, recuerdo que comenzaba mis juveniles ajetreos periodísticos colaborando para “Flash”, semanario chileno de circulación nacional. Ante el cúmulo de confusas informaciones de entonces provenientes de Estados Unidos, el director de la revista me envió al Aeropuerto Internacional para entrevistar a los pasajeros que arribaban a Santiago de Chile. Cada quien daba una versión diferente, hasta que logré conseguir un par de diarios estadounidenses que ilustraban la información con un gran despliegue de fotografías. Era precisamente lo que el director necesitaba: testimonios directos y la alternativa de contar con información e imágenes de primera fuente. Con todo este material, se armó un reportaje de primera plana en “Flash”. La edición, sin duda, se agotó. Y la empresa editora no tardó en imprimir nuevas ediciones del asesinato de JFK, acontecimiento que entonces estremeció al mundo. El hecho se consideró como “una tragedia humana”. Y la ciudad de Dallas jamás ha logrado sacudirse el estigma de haber sido el escenario de un espantoso acontecimiento que cambió los destinos de la historia.

Aquel aciago 22 de noviembre de 1963, el presidente John Kennedy avanzaba en un vehículo descubierto por las calles de Dallas, integrando una comitiva de siete automóviles rigurosamente custodiados. Pero jamás imaginaría que, precisamente, en las inmediaciones de la Plaza Dealey, en pleno corazón de Dallas, tres certeros impactos de bala acabarían con su vida, ante la zozobra de su bella esposa, Jacqueline Kennedy, quien incluso trató de cubrirlo con su propio cuerpo.

Al frente del almacén “Libros Escolares”, se escuchó una primera detonación, luego otra, y otra… Su fotógrafo personal, David Wiegman, iba unos carros más atrás y, en medio del desconcierto tras los disparos, atinó a hacer algunas tomas con su cámara filmadora. “Hice tomas del público, personas tiradas en el suelo; enfoqué a un hombre con un niño, y luego ya no vi nada concreto que filmar…”

Sorteando la confusión del instante, en que todo había transcurrido en 45 segundos, JFK fue trasladado de urgencia al Hospital Parklane, falleciendo a las 13:00 hora local, por impacto mortal de bala en la cabeza.

Al cabo de una hora, la policía ya tenía entre sus manos a un presunto sospechoso, Lee Harvey Oswald, de 24 años, quien trabajaba en la tienda de artículos escolares. Las primeras versiones indicaban que, probablemente, desde allí —de una ventana superior— habrían salido los disparos que acabaron con la vida de JFK.

No obstante, Oswald ni siquiera tuvo la posibilidad de ser sometido a juicio, pues abruptamente fue baleado dos días después por Jack Ruby, ante la atónita mirada de los guardias que custodiaban a Oswald.

Desde entonces, recuerdan los cronistas, la historia de Estados Unidos cambió abruptamente, engrosando la lista de sucesos dramáticos originados en este país que, ciertamente, conmovieron al mundo. Entre estas contingencias, Pearl Harbor, la tragedia del Challenger, el asesinato de Kennedy, el 11 de Septiembre en Nueva York, el accidente del Columbia… son incidentes considerados cruciales en la historia estadounidense.

Este país, entonces, cambió drásticamente, convirtiéndose ahora, sin duda, en una nación vulnerable.

El asesinato de Kennedy ocurrió en un contexto histórico crucial, cuando se gestaba una intensa arremetida de movimientos pro derechos civiles y en la antesala de la guerra con Vietnam.

Tal vez muchos procesos históricos habrían sido diferentes, incluso para las naciones latinoamericanas, donde Kennedy había impulsado férreamente desde 1961 el denominado programa “Alianza para el Progreso”. Incluso, la noche anterior —en realidad su última noche—, JFK había tenido una próspera reunión con grupos latinos, la cual fue celebrada profusamente con grupos de mariachis.

No obstante, el debate de quién, realmente, asesinó a JFK en Dallas, se prolongaría en el tiempo. ¿Cuántas personas dispararon, en esos aciagos 45 segundos, sobre la figura del carismático mandatario estadounidense? ¿O fue sólo Lee Harvey Oswald? El presunto asesino, entonces, no vivió para contar su verdad acerca de los acontecimientos acaecidos hace 50 años en Dallas, ciudad estadounidense que hasta hoy no ha logrado quitarse el trauma de haber sido el escenario propicio para disparar contra el mandatario estadounidense.

Pese a que se logró determinar que el tiro mortal había sido hecho desde una distancia de 76 metros, persistió la polémica de cuántas personas habrían intervenido en el atentado. Numerosos investigadores de este suceso —analizando profusas imágenes captadas incluso por aficionados que habían concurrido ese día a la Plaza Dealey para registrar el paso de la comitiva del presidente—, lograron vislumbrar a dos individuos que huían en sentido contrario a la dirección de los vehículos, acción que ha sido visibilizada en diversas imágenes acuciosamente examinadas. La teoría de una conspiración acredita que otro francotirador le habría disparado de frente a JFK, oculto tras un montículo de yerbas. Y sin duda, habría huido en medio de la confusión del atentado.

En noviembre del 2002, un grupo de investigadores, entre ellos cineastas y productores de TV, realizaron una reconstrucción de los sucesos acaecidos el día de la muerte de JFK. El corolario final parece inclinarse a la teoría de una conspiración contra John Fitzgerald Kennedy, opinión que hoy —a los 50 años—, parece aceptar la mayor parte de la opinión internacional.

 

 

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