
FRESNO, California — El pasado 2 de abril, la agencia de noticias Associated Press (AP), quizá la más grande del mundo, anunció que ya no usaría más la palabra “ilegal” para referirse a los inmigrantes sin permiso de residencia o de trabajo.
El anuncio lo hizo Kathleen Carroll, Vice Presidente y Directora Ejecutiva de AP (http://blog.ap.org/2013/04/02/illegal-immigrant-no-more), quien explicó que dicho cambio se verá reflejado en el influyente “Manual de Estilo” de la agencia — un manual imprescindible para cualquier centro de noticias y de cualquier periodista de Estados Unidos.
La decisión fue noticia. Se escribieron de inmediato muchos artículos, columnas de opinión y diferentes organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes aplaudieron esta decisión.
El Sindicato de Campesinos (UFW, por sus siglas en ingles), dió a conocer rápidamente su punto de vista.
“La decisión [de AP] se produjo después de un pedido de la viuda de César Chávez, de 85 años, Helen Chávez, dada a conocer a través del sitio internet www.SignOn.org, perteneciente a www.MoveOn.org. […] En esta solicitud, Helen Chávez pidió al New York Times y a otros medios de comunicación que dejen de usar la expresión ‘ilegal’ para referirse a jornaleros agrícolas e inmigrantes latinos”, según explicó la UFW en un comunicado de prensa difundido el 2 de abril, 2013.

De acuerdo a este comunicado de prensa, más de 40.000 personas firmaron la petición, y “las palabras de la Sra. Chávez parecen proféticas ahora que las posibilidades de una reforma migratoria parecen ciertas”.
Sin embargo, es difícil creer que AP cambió el uso de la palabra “ilegal” debido a esta petición. De hecho, durante muchos años se criticó a esta agencia de noticias por el uso de esa palabra sin que prestara atención.
Cuando trabajaba como editor del semanario en español El Sol, publicado por el diario en ingles Visalia Times Delta, en el condado de Tulare, California, entre 2003 y 2011, envié una carta a AP sobre este tema. Dado que El Sol estaba subscrito a esa agencia de noticias, sentí la responsabilidad de hacerles saber mi opinión.
En la carta, expresé que el uso de la palabra “ilegal” podria tener connotaciones racistas o despreciativas, debido a que dicha palabra reemplazó a otras como “espalda mojada” o “TJ” (Tijuana) para llamar a los inmigrantes sin residencia o permiso de trabajo.
La palabra “ilegal” ha sido y sigue siendo usada por organizaciones y activistas que se oponen a la inmigración, a fin de retratar a los inmigrantes como personas que violan las leyes y de ser potencialmente criminales. Y entonces, por asociación, la mayoría de los inmigrantes son sospechosos dado que es imposible distinguir entre los que tienen residencia y los que no. Este tipo de palabras sirven para etiquetar a las personas y para establecer y mantener estereotipos.
AP respondió un par de semanas después explicando porque usaba esa palabra y que la seguirían usando. Y, por supuesto, rechazó cualquier sugerencia de racismo.
Me pregunto cuántos periodistas, no solamente latinos, enviaron cartas similares a AP a lo largo de los años. Y cuántos de estos periódicos cancelaron sus subscripciones a AP debido al uso de la palabra “ilegal”.
Pero, aunque seguramente nunca sabremos esto, aclaremos que AP sabía muy bien de estas preocupaciones al punto que en su servicio de distribución de noticias en español usaba el término “indocumentado” en lugar de “ilegal”.
Este doble estándard duró años.
Durante mucho tiempo, las publicaciones al servicio de las comunidades inmigrantes en EE.UU. han usado diferentes palabras para referirse a aquellos que carecen de residencia legal, como se expone en un artículo bien documentado publicado por New America Media (http://newamericamedia.org/2011/09/how-do-ethnic-media-say-illegal-immigrant.php#gsc.tab=0)
En resúmen, AP afirma que decir “inmigrantes ilegales” estaba justificado debido a que esas personas entraron al pais de manera ilegal.
Algunas organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes argumentan que una persona no puede ser “ilegal”, una acción sí puede serlo. Robar un banco es ilegal, pero nadie llama al ladrón “ilegal”. AP lo llamaría “sospechoso/a de robar un banco” y, en caso de ser encontrado/a culpable en la corte, entonces sí usaría la palabra “ladrón” (o “ladrona”).
AP tiene una gran precisión en estos detalles, pero no cuando se trata de inmigrantes, lo que hace que muchos sospechen de racismo.
Esta agencia de noticias es responsable por utilizar una palabra de connotaciones despectivas usada para describir a inmigrantes que entraron al pais sin documentos migratorios apropiados. Más aún, su renuencia a explicar y/o modificarla hasta ahora puede ser explicado solo por razones políticas. Que quiere decir que AP estaba —o está— politicamente cercana a aquellos que insultan a los inmigrantes.
En los últimos años hubo muchas controversias y argumentos sobre el uso de esta palabra. Recordemos el eslógan más popular usado durante las marchas inmigrantes de 2006 y 2007: “Ningún ser humano es ilegal”.
Esta frase fue usada en primer lugar por Eli Wiesel en su discurso de aceptación del Premio Nobel de 1986. Pero se hizo popular cuando Michael McConnell, director regional en Chicago de la organización Comité de Servicios de los Amigos Americanos (American Friends Service Committee, www.afsc.org) la publicó en inglés y en español en los autobuses de Chicago, en calcomanías y camisetas, y la usó en las Conveciones Presidenciales de Chicago y San Diego en 1996.
Es imposible pensar que AP nunca pensó en las connotaciones de esta frase.
Entonces, porqué esta agencia de noticias eliminó justo ahora la palabra “ilegal”? Por la misma razón que antes la usaron con arrogancia durante mucho tiempo sin consideración a argumentos en contra: por razones políticas. Y es que el actual clima politico-social exige mayor flexibilidad respecto a la inmigración.
Considerando el presente clima político en favor de una reforma migratoria en Washington y en casi todo el país, seguramente AP no quiso verse como una organización vieja y oxidada. Por eso decidió cambiar, aceptando ahora argumentos que antes rechazaba.
*Para leer más artículos de Eduardo Stanley consultar: www.eduardostanley.com