
Los Ángeles (EFE).- Daniel Amaya tiene 19 años, mide 91 centímetros, se ha fracturado sus huesos más de 300 veces y ha recibido 11 cirugías, por lo que un simple apretón de manos podría ser fatal, pero nada ha podido quebrantar la voluntad que lo impulsa a llenar su vida de logros.
La única posición en la que puede estar es acostado, bien sea en su cama, o en una silla especial en la que lo transportan.
Moviendo nada más que los dedos de sus manos logró graduarse en la secundaria con un promedio de 3.9 puntos. Actualmente cursa el segundo semestre en Pierce College, en California, y su sueño es convertirse en contador.
“Mi condición se llama osteogénesis imperfecta, que es una enfermedad genética que hace que mis huesos sean muy frágiles, me la diagnosticaron cuando tenía 9 meses de nacido, estaba en la andadera y se me partió la pierna derecha”, dijo Amaya, en entrevista.
Cuando sus padres lo llevaron al hospital, hace 19 años, los acusaron de maltrato infantil y estuvieron a punto de arrestarlos, pero cuando el técnico de rayos-x lo movió para hacerle una radiografía, accidentalmente, le partió su brazo.
Ante el diagnóstico de su enfermedad, conocida como “huesos de cristal”, su madre Ana y su padre Adolfo Amaya, ambos nacidos en El Salvador, han dedicado su vida a ayudar a su hijo a no darse por vencido.
“Mi mamá me lleva a todas partes, ella va conmigo a clases, me sostiene los libros para que yo pueda leerlos, ella ha dedicado su vida a atenderme, siempre me dice que siga adelante, que trate lo más posible para lograr mis metas, mis padres siempre me han dado cariño y amor y eso me ha ayudado mucho. Yo no sé qué haría sin ellos”, relató el joven nacido en Sylmar, California.
El ejemplo de lucha de Daniel Amaya ha inspirado a muchos. En su escuela secundaria Canoga Park High School fue honrado con el premio al coraje.
En el año 2005 recibió un reconocimiento del alcalde Antonio Villaraigosa, cuando “el concejo de la ciudad nombró el primero de julio de 2005 como el día de Daniel Amaya en Los Ángeles”, expresó el joven mirando hacia las paredes de su casa, donde reposan muchos de los diplomas y premios recibidos.
Cada reconocimiento adquiere un valor mayor al saber que, sumado a la osteogénesis imperfecta, Daniel sufre de diabetes tipo 2, presión alta y una enfermedad sanguínea llamada von Willebrand que le dificulta que su sangre coagule. Además, como su pecho no creció, sus pulmones no se desarrollaron.
Usa un respirador artificial las 24 horas del día, tiempo que distribuye muy bien entre sus estudios, su labor de animador del equipo de futbol Chivas USA., su activa presencia en las redes sociales y su trabajo como DJ.
“Mi papá me diseñó una mesa especial donde puedo poner el computador y moviendo mis dedos aprieto el mouse para conectarme con el mundo, encontré un programa que se llama ‘Virtual DJ’ y yo solito aprendí a hacer las mezclas”, explicó este amante de la música electrónica que anima un promedio de tres fiestas cada mes bajo el nombre de DJGoodDan21.
Además de contabilidad, quiere estudiar producción musical y se prepara para poder participar “algún día” como DJ en un festival de música electrónica.
“Para mí los más difícil es levantarme de la cama todos los días, porque me duelen mucho los huesos, pero entonces pienso en lo que quiero lograr, en lo que me falta por aprender y sigo adelante, yo tomo cualquier día como si fuera el último, siempre hago todo lo que pueda, lo que mi cuerpo me deje hacer”, detalló.
“La fuerza no está en un cuerpo. Mi fuerza está en todos los que me rodean. En mis padres, en mis amigos, en las personas a quienes amo. Me pongo a pensar en las metas que quiero alcanzar y digo: no puedo parar hasta lograrlas. No puedo ver la vida de otra manera”, concluyó.