El pasado 14 de febrero, en Amozoc, Puebla, el presidente Felipe Calderón habló sobre el inicio de la campaña contra

Incendios Forestales para este año. Ofreció una inversión de más de 100 millones de pesos en el Programa de Empleo Temporal de su administración lo que, según dijo, “representa un incremento del 373 por ciento con respecto a 2010”.
Por ello, resulta muy oportuno preguntarle a Juan Manuel Torres Rojo, director general de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y a su coordinador de educación, desarrollo tecnológico y cultura ambiental, Alfredo Mayén, porqué no iniciaron una campaña de información para que la sociedad sepa qué hacer y cómo prevenir. Es inaceptable que teniendo los antecedentes de incendios en los años recientes, se queden sólo con la estadística y muy lejos de la acción. Una actitud que sólo provoca deforestación.
Hasta hoy, el gobierno mexicano lleva gastados más de 150 millones de pesos intentando desde hace un mes controlar y apagar los fuegos iniciados en Coahuila. Según se nos informó en la ocasión mencionada, la CONAFOR contará este año con un presupuesto de 357.1 millones de pesos.
Imagínese amable lector, lectora, en el evento denominado “Acciones por la Sustentabilidad”, en el estado de Puebla, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, puso en marcha la Campaña Nacional de Protección Contra Incendios Forestales 2011. El objetivo, se dijo. consiste en prevenir, combatir y disminuir la deforestación y degradación causada por los incendios forestales.
¿Qué argumentos pueden ser válidos si los incendios de Coahuila dañan ya más de 200 mil hectáreas; si todo el universo cuantificado en 9 mil 600 brigadistas, 11 avionetas de reconocimiento y 22 helicópteros, 177 torres de detección, 81 centros de control y la disposición de fotografías satelitales y detección de zonas de calor, resultan insuficientes tan sólo para el caso Coahuila? Más aún, cuando el gobernador Jorge Torres López y su secretario de medio ambiente, Francisco Martínez Avalos, se desprenden de la obligación de informar a la sociedad acerca de las acciones para combatir el siniestro.
A escasos dos meses, resultan patéticas las palabras vertidas por el ejecutivo federal: “Hoy contamos con un verdadero ejército de protectores del bosque”, declaró. ¿Cómo, entonces, empatar el cuidado del medio ambiente con el desarrollo económico, de manera que se combata la pobreza y marginación de las comunidades y ejidos forestales del país?
La pérdida de estas 200 mil hectáreas (hasta hoy), perpetúa la pobreza pero sobre todo la ineficiencia de “servidores públicos” que desconocen por completo la importancia de preservar el equilibrio de los ecosistemas.
Hasta este momento, ninguna institución ha iniciado una campaña de difusión que permita a los ciudadanos informarse cómo actuar para prevenir los incendios. No ha habido una política de difusión e información del mensaje que reviste gran relevancia para la seguridad de voluntarios y paseantes en el contexto de la actual temporada de incendios forestales y del actual periodo vacacional en el país.
La CONAFOR se limita a dar a conocer el “desagregado” de los incendios forestales. Será que ¿desconoce que los pastizales, los arbustos, matorrales y arbolado adulto son parte de ecosistemas? Con acciones de este tipo, se avanza en la ruta de la deforestación…¿Eso es lo que quieren?
¿Tendrá claro lo que significan 205 mil hectáreas que consumen, en promedio, los incendios cada año?
Al menos, deberá saber que no es suficiente expresar preocupación. Es necesario y urgente actuar para que la sociedad sepa qué hacer. Los discursos no son, no deberían ser razón para cobrar sueldos no ganados a cabalidad. Los “combatientes” como les llama en sus comunicados a quienes se afanan en tratar de apagar el fuego no cuentan con el “arsenal” necesario para cumplir con su cometido. No más servidores públicos sin la capacidad para atender y resolver las problemáticas.
¿Hasta cuándo comenzaremos a actuar para prevenir y no para “combatir”?…¿Hasta cuándo comprenderemos que es necesario, indispensable y urgente educar y no lamentar?…¿Hasta cuando razonaremos que es más costoso “resolver” la consecuencia y no pensar en la acción que lo provoca? Los presupuestos “extras” para “combatir” los incendios de Coahuila, nuevamente ofrecen una lección…¿La aprenderemos?