Debate sobre las armas

Han transcurrido ya más de dos meses del tiroteo en Tucson, Arizona, en el que seis personas perdieron la vida y 14

María Luisa Arredondo.

resultaron lesionadas, entre ellas la congresista Gabrielle Giffords. Pese a la conmoción que provocó la tragedia, nada ha cambiado desde entonces. La venta indiscriminada de armas sigue fuera de control sin que hasta ahora nadie haya movido un dedo para detenerla.

Finalmente Barack Obama decidió tomar la batuta y hablar del problema. En un artículo publicado en Arizona el pasado fin de semana, llamó a dar pasos “sólidos y efectivos” para combatir el tráfico ilegal de armas en el país.

Según el presidente, en los últimos dos meses han perdido la vida alrededor de dos mil personas y miles más han resultado lesionadas por la violencia relacionada con las armas.
Para hacer frente al problema, planteó tres medidas. Primero, que se respeten las leyes ya existentes para evitar que las armas terminen en las manos equivocadas. Explicó que filtros como el Sistema de Verificación de Antecedentes no se aplican debidamente porque los estados a menudo suministran información incompleta e inadecuada.

En segundo lugar, Obama propuso premiar a los estados que proporcionen la información de la mejor manera posible, y en tercera instancia mejorar el sistema de control para que sea “más rápido y ágil”.

Las medidas tienen sentido, pero dada la magnitud del problema son claramente insuficientes.
Para empezar, en lugar de hacer tanto énfasis en que su gobierno respetará la Segunda Enmienda de la Constitución que garantiza el derecho de los ciudadanos a portar armas, el presidente podría haber hablado de la absurda glorificación que se hace de éstas y de la manipulación que ejercen sobre las masas los líderes de la Asociación Nacional del Rifle. Estos actúan como si Estados Unidos estuviese en guerra civil o a punto de sufrir una invasión.

El presidente podría haber hablado, también, de la necesidad de llevar a cabo campañas permanentes de educación sobre la peligrosidad de las armas.¿Cuántas veces no nos enteramos que un menor disparó accidentalmente a un hermanito o a un compañero de juegos porque sus padres dejaron un arma a su alcance? ¿Por qué el presidente no denunció, asimismo, la multitud de programas de televisión y videojuegos dirigidos a los niños en los que abundan las armas y la violencia?

Obama tampoco habló acerca del grave problema del tráfico de armas hacia México y menos aún de los operativos que han hecho las autoridades de Estados Unidos para permitir que fluyan al país vecino con el supuesto objetivo de ver exactamente a dónde van a parar. No se necesita ser adivino para saber que todas ellas van a dar a manos criminales ni tampoco para imaginar las terribles consecuencias que ello ha tenido para la sociedad mexicana.

Mientras el presidente no aborde directamente estos asuntos, poco o ningún avance habrá en este tema y el debate al que convocó quedará solo en discursos pletóricos de buenos deseos.

***María Luisa Arredondo es directora ejecutiva de Latinocalifornia.com

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