Un nuevo estudio ha descubierto que, entre las consecuencias de haberse contagiado por coronavirus, está un mayor riesgo de desarrollar diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2.
La investigación, publicada en la revista BMC Medicine, indica que, para llegar a esta conclusión se efectuaron nueve estudios que incluyeron a casi 40 millones de participantes.
Seis de los estudios se llevaron a cabo en Estados Unidos, otros dos en Inglaterra y uno en Alemania. Siete incluyeron solo adultos, uno solo incluyó adolescentes y uno no tenía restricciones de edad.
En general, se descubrió que más de 4 millones de participantes habían contraído COVID-19 y más de 34 millones en el grupo de control no. En total, después de una infección por COVID-19, la incidencia de desarrollar diabetes fue de aproximadamente 15 de cada mil personas personas en un año determinado.
Los investigadores aseguraron que, hasta donde saben, este es el análisis más grande y de mayor alcance de este tipo hasta la fecha.
Según la investigación, se observó un aumento constante del riesgo de diabetes después de contraer el covid-19 en todos los grupos de edad, y fue más alto en los primeros tres meses después de una infección. Los pacientes con covid-19 grave tenían un riesgo más alto de diabetes después de una infección, pero incluso los que tenían una infección leve por covid-19 tenían un riesgo más alto.
Como se sabe, la diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía y es la séptima causa de muerte más común Estados Unidos, según los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Hay tres tipos principales de diabetes: tipo 1, tipo 2 y diabetes gestacional, que pueden ocurrir durante el embarazo.
La Asociación Estadounidense de Diabetes indica que quienes padecen esta enfermedad tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas y complicaciones más graves cuando se infectan con cualquier virus, incluido el covid-19. Pero la nueva investigación ahora destaca lo importante que es que los médicos que tratan a pacientes con COVID-19 los controlen de cerca para detectar diabetes después de su recuperación.