Roberto Alvarez Quiñones
Los cubanos se enteraron recientemente de que Cuba es el tercer mayor mercado de Estados Unidos para las exportaciones de pollo congelado, y que la isla es el país que más pollo compra a México en todo el mundo. Increíble, pero cierto.
¿Es que en Cuba el pollo no se da? ¿No es factible criar pollos ni gallinas en las verdes islas tropicales?
Ninguna de esas dos noticias se supo por la prensa estatal castrista. La primera por el economista cubano Pedro Monreal, con datos del Departamento de Agricultura de EE.UU, y la otra por medios de prensa mexicanos poco antes de la visita a La Habana el 9 de mayo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para dar su espaldarazo político y económico a la peor dictadura en la historia de América.
Preguntas que harán los estudiantes en el postcastrismo
Cuando en un futuro en las escuelas de la Cuba postcomunista se impartan las clases de historia los estudiantes no harán las dos tontas preguntas citadas anteriormente, pero sí le pedirán a sus profesores que expliquen por qué Cuba durante el castrismo gastaba miles de millones de dólares en la importación de carne de pollo en vez de facilitar que la agricultura cubana la produjese.
Y me atrevo a adelantar desde ahora la respuesta: los militares que ostentaban el poder en la isla eran los propietarios del comercio minorista cubano, importaban el pollo congelado a menos de un dólar el kilogramo, o un poquito más, si el pollo no era “americano”, y lo vendían en Cuba en sus propias tiendas en divisas a más de 6 dólares el kilogramo.
¿Son más favorables y menos costosos los pollos importados?
Y no es poca cosa. Estamos hablando de 2.8 millones de toneladas de pollo congelado importadas de EE.UU en los últimos 20 años, hasta marzo de 2022, por valor de $2,442 millones de dólares. Solo en el primer trimestre de este año el régimen compró a los granjeros estadounidenses 84,000 toneladas de pollo, por valor de 74.4 millones de dólares. Pagados además por un Estado quebrado financieramente que ya no importa ni leche en polvo para los niños, ni medicinas, ni materias primas para las industrias.
¿Son más favorables y menos costosos los pollos importados que producirlos en Cuba? Por supuesto que no. Esas comprar externas no se justifican económica y comercialmente. Simplemente no habría que importar ni un solo pollo “americano”, mexicano, o brasileño, ni favorecer a granjeros extranjeros, si los más de $2,400 millones de dólares pagados a EEUU se hubiesen entregado en créditos a los campesinos y cooperativistas en la isla, y en inversiones para equipamiento tecnológico e infraestructura avícola.
Se habrían producido varios millones más toneladas que las casi tres millones de toneladas de pollo importadas de EEUU, y a mucho más bajo costo. Y no habría colas multitudinarias, con violentas broncas y arrestos de personas para comprar unos pocos muslos de pollo extranjero, en moneda también extranjera.
Cuba podría autoabastecerse de carne como antes del castrismo
Las estadísticas de la Cuba precastrista son elocuentes. Antes de 1959 la isla se autoabastecía ampliamente de carne de pollo, de res, de cerdo, pescados y mariscos, leche, huevos, viandas, hortalizas, frutas tropicales, café, y tabaco. Y exportaba los excedentes luego de cubrir el mercado nacional. Era felicitada por la FAO
Pero luego de 63 años de “construcción del socialismo” el país no es capaz de producir ni carne de pollo, la más fácil y económica de obtener, desde los tiempos de la comunidad primitiva. De las 317,000 toneladas de pollo consumidas en 2018 (no hay cifras posteriores) la isla solo produjo el 2.5%, unas 8,200 toneladas de carne, y con el sacrificio de “gallinas decrépitas”. El otro 97.5% hubo que importarlo.
Desde hace unos 42 años Cuba no produce carne de pollo de engorde, entre otras cosas porque la parasitaria economía cubana produce muy poco y no genera divisas suficientes. Y hasta las gallinas viejas a sacrificar están disminuyendo. Economistas calculan que hoy la isla produce menos de 2,500 toneladas de carne avícola, para 11.3 millones de cubanos.
Otro gallo canta en los países normales. En Jamaica, con un territorio 10 veces menor que el de Cuba y 2.9 millones de habitantes, solo la compañía Jamaica Broilers Group produce 156,000 toneladas anuales de carne de pollo. Sacrifica 12,000 aves por hora, según fuentes jamaicanas. Otra empresa de es isla, Caribbean Broilers, procesa diariamente 100,000 pollos de ceba que le suministram miles de campesinos.
Este desastre productivo castrista agrava la desnutrición en Cuba, porque agudiza el déficit proteico en la dieta cubana, que se está siendo evidente entre las familias con menores ingresos.
GAESA aumenta su compra pollos hasta 30 mataderos de México
Volviendo al pollo importado, un grupo de burócratas del régimen cubano fue a México recientemente. Enviados por el millonario general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl Castro, presidente de GAESA y principal beneficiario de las importaciones de carne, esos funcionarios renovaron los contratos a los 14 mataderos mexicanos que en 2021 exportaron a Cuba 8,600 toneladas de carne avícola y porcina. Y agregaron a otros 16 mataderos más.
Los mataderos y exportadores están en Jalisco, Yucatán, Ciudad de México, Estado de México, Michoacán, Guanajuato y Veracruz. Esos empresarios mexicanos tendrán muy buenas ganancias, que nadie les critica, pero que debieran ser para agricultores y empresarios cubanos, pues en Cuba “el pollo sí se da”.
Las cajas de pollo a $115 dólares, más de un salario mínimo
Los pollos importados en general se venden en Cuba en cajas de entre 15 y 18 kilogramos a precios que oscilan entre $98 y $115 dólares. O sea, hay que pagar entre $6.38 y $6.53 por un kilogramo de pollo que el régimen compró a EE.UU entre $0.87 y $0.91 el kilogramo, según el Departamento de Agricultura de Washington.
Para comprar un paquete de 15 kilogramos en la “shopping” hay que entregar un salario mínimo completo, que es de $87.50 (2,100 pesos), y además pedir prestados otros $10.50 dólares a alguien. Algo absurdo. Los jubilados, cuyas pensiones oscilan entre $63 (1,528 pesos) y $72 (1,733 pesos, no pueden comprar pollo alguno, y tienen que conformarse con las 4 onzas que les tocan por la cartilla de racionamiento (“libreta”) para todo el mes.
Ah, y como el Estado no vende dólares hay que adquirirlos en el mercado monetario callejero a más de 110 pesos cada billete verde. Para comprar un paquete de 15 kilogramos hay que disponer de unos 10,000 pesos, equivalentes a 4.7 salarios mínimos. Increíble, pero cierto.
Imaginémonos que un colombiano, cuyo salario mínimo es hoy de $257 dólares, tuviese que pagar $1,208 dólares para comprar ese paquetico de pollo.
Y me detengo ahora en pollo del arroz con pollo de este escándalo, la tasa de ganancia de los militares de GAESA en este millonario negocio. En el mundo normal (economía de mercado) un margen de ganancia del 10% se considera promedio, y de un 20% se considera muy bueno. Es decir, usted invierte $100 y recibe $120, o sea, $20 de ganancia.
La tasa de ganancia de los militares es de 500%, un escándalo
Pues bien, la ganancia de la red de comercio minorista dolarizado de los militares de GAESA (“shopping”) con el pollo importado no baja de 500%.
Veamos por qué: el Estado castrista paga entre 87 y 91 centavos de dólar el kilogramo de pollo a EE.UU. Si a eso sumamos un costo agregado, digamos, de $0.40 por kilogramo por la transportación, el almacenamiento refrigerado y la empleomanía de la tienda, el costo total debe oscilar entre $1.27 y $1.31 por kilogramo.
Pero resulta que las shopping venden el kilogramo a $6.38 y a $6.53. Obtienen de ganancia $5.11 y $5.22 dólares, respectivamente. Es decir, un 502% y $498%.
Si aplicasen la buena tasa de ganancia capitalista de un 20% venderían el pollo a $1.52, no a $6.38. Pero aplican decenas de veces ese 20%, y por cada dólar invertido sacan $5 de ganancia. Ah, y se quedan con toda ella, pues GAESA no rinde cuentas al Estado.
Eso explica por qué en Cuba no se produce carne de pollo. Y punto