Luces y sombras en la lucha contra el Covid-19

María Luisa Arredondo

El pasado 24 de marzo recibí mi segunda dosis de la vacuna Pfizer contra el COVID-19. Me convertí así en integrante del privilegiado grupo de los casi 55 millones de estadounidenses que hasta la fecha hemos sido totalmente vacunados contra el mortal virus. En lo personal, considero que es imposible no sentir gratitud y, al mismo tiempo, admiración por lo que ha logrado la administración Biden en esta materia.

El presidente superó las expectativas que él mismo se había fijado al llegar a la meta de 100 millones de vacunas administradas, no en los primeros 100 días de su gobierno como había prometido, sino en los primeros 58. La nueva meta para cuando cumpla 100 días al frente de la Casa Blanca es administrar 200 millones de vacunas.

Este acelerado ritmo de vacunación nos hace vislumbrar la luz al final del túnel. Si bien las vacunas no evitan las infecciones al 100%, sí le ofrecen al sistema inmune una gran ventaja frente al Covid-19. En el hipotético caso de que alguien ya vacunado se contagie, es muy poco probable que desarrolle síntomas graves de la enfermedad y que tenga que ser hospitalizado.

De seguir con la tendencia actual, pronto podríamos retornar a un cierto grado de normalidad, pero varios nubarrones en el horizonte amenazan con disipar esa esperanza.

Expertos en el tema, como el doctor Anthony Fauci, advierten que uno de los riesgos es el surgimiento de nuevas variantes del coronavirus. Estudios recientes muestran que las vacunas que se han desarrollado hasta ahora podrían ser menos efectivas contra algunas mutaciones como la B1351, identificada por primera vez en Sudáfrica.

Pero agregan que, sin duda, el mayor peligro de que resurja el número de contagios proviene de quienes se niegan a vacunarse, así como a seguir con las normas para prevenir la propagación del virus, entre ellas el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.

En más de 17 estados de la Unión Americana ha dejado de ser obligatorio el uso de cubiertas faciales y se han reabierto espacios públicos sin restricción alguna.

La llegada de la primavera complica el panorama. Cansadas de estar confinadas por más de un año millones de personas se aprestan a viajar dentro y fuera del país, a pesar de las advertencias de que debemos esperar un poco más. Las congregaciones en los aeropuertos, en los aviones, en playas y otros espacios públicos presentan un enorme desafío.

Fauci y otros epidemiólogos advierten que, mientras no se vacune al menos el 70% de la población, existe el riesgo de que haya un repunte en los contagios. Esta situación se ha presentado ya en varios países de Europa y Estados Unidos no está exento.

La conclusión es que todavía no podemos cantar victoria. Para vencer al virus se necesita que quienes aún no se vacunan lo hagan cuando les toque su turno y que incluso quienes ya lo hicieron sigan manteniendo las normas que recomiendan los científicos para evitar su propagación. La responsabilidad es de todos.

 

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