Héroes y detractores de la democracia

María Luisa Arredondo*

La amenaza que se cernía sobre la democracia de Estados Unidos por los reclamos infundados de Donald Trump en el sentido de que las elecciones del 3 de noviembre fueron fraudulentas se ha conjurado.  El voto del Colegio Electoral para confirmar oficialmente la victoria de Joe Biden como el presidente electo de este país ha puesto fin a las aspiraciones del actual mandatario por permanecer en el cargo, en contra de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos de este país.  

Se ha cerrado así un ciclo, pero no podemos dejar de reconocer que en la pesadilla que vivimos estas últimas semanas hay héroes y traidores.

En el primer grupo, hay que destacar el papel decisivo que desempeñaron las autoridades electorales de los estados bisagra donde perdió Trump. En entidades como Georgia, Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, los funcionarios a cargo de las elecciones literalmente pusieron en riesgo su vida al respetar la voluntad de los votantes y confirmar la victoria de Biden, pese a las presiones de Trump y las amenazas de muerte de los seguidores del mandatario.

Dentro de este grupo también están la Suprema Corte de Justicia y los jueces federales ante los que se presentaron las demandas para revertir los resultados electorales del 3 de noviembre. Al margen de sus preferencias ideológicas, todos ellos defendieron la Constitución y se negaron a seguirle el juego a un demagogo que, sin recato alguno, intentaba asestarle un golpe mortal a la democracia de Estados Unidos.  

El otro lado de la moneda lo representan los 126 congresistas republicanos y 18 fiscales estatales que, a sabiendas de que Trump no tenía evidencias del supuesto fraude electoral del que dice haber sido víctima, decidieron acompañarlo en su ridícula aventura de presentar una demanda en Texas para revocar millones de votos.  A ninguno de ellos los movió, como dicen, el deseo de hacer justicia y defender el voto sino simple y sencillamente, el temor a la ira y venganza de Trump. Prefirieron sacrificar su conciencia y la estabilidad del país al que juraron lealtad a cambio de asegurarse el favor del ocupante actual de la Casa Blanca.

Lo único que lograron con esta conducta, sin embargo, fue un lugar vergonzoso en la historia.

Las acciones de esos legisladores y fiscales merecen la condena total porque lo único que han hecho es inyectar fuerza a las demandas de quienes aún se niegan a reconocer la derrota de Trump.  Como hemos visto, en los últimos días se han llevado a cabo varias protestas violentas que han terminado en enfrentamientos con un saldo trágico de decenas de heridos y arrestados.

Biden ha llamado a dar vuelta a la página y seguir adelante. Está dispuesto, dice, a cerrar las heridas y a gobernar para todos, no solo para quienes votaron por él. Pero, por desgracia, Trump hará hasta lo imposible por deslegitimar su presidencia y hacerle la vida imposible con la esperanza de que muchos lo sigan. Esta división será, sin duda, uno de los retos más grandes que deberá enfrentar el futuro presidente.

*María Luisa Arredondo es la fundadora y directora ejecutiva de Latinocalifornia.com

 

 

 

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