Trump: genio para el fraude

 

María Luisa Arredondo.
María Luisa Arredondo.

La inmensa mayoría de quienes trabajamos en este país no tenemos opción: por cada pago que recibimos el Tío Sam nos quita una considerable tajada basada en nuestro rango salarial. De este destino no se escapan ni siquiera los indocumentados que, según un estudio del Instituto de Política Fiscal y Económica (ITEP), cada año pagan 11,600 millones de dólares en impuestos.

Hay, sin embargo, algunos individuos como Donald Trump que, a pesar de ser multimillonarios, utilizan todas las triquiñuelas, estrategias y lagunas que hay en las leyes fiscales no sólo para pagar lo menos posible sino para obtener una exención total en sus impuestos.

La revelación del diario The New York Times de que en 1995 Trump declaró pérdidas por 916 millones de dólares y de que todo indica que gracias a ello no ha pagado un solo centavo en impuestos durante los últimos 18 años no sólo ha causado un enorme revuelo sino profundas divisiones en la opinión pública.

Quienes apoyan al magnate no han dudado en señalar que es admirable la forma tan brillante en que ha logrado evadir al Tío Sam y lo califican incluso de genio. El exalcalde Nueva York, Rudolph Giuliani, por ejemplo, llegó al extremo de comparar al millonario con figuras como el cofundador de Apple, Steve Jobs, y el exprimer ministro británico Winston Churchill por su capacidad para recuperarse de la adversidad.

Pero lo que pasan por alto los seguidores del magnate es que, si bien es posible que haya evadido el pago de impuestos de manera legal e ingeniosa, esta acción es también reflejo de sus carencias como empresario y hombre preocupado por cumplir con sus deberes cívicos.

El hecho de que Trump se haya declarado varias veces en bancarrota y de que en un solo año haya perdido 916 millones de dólares contradice la imagen que nos quiere vender de genio para los negocios. Como lo ha documentado ya bien la prensa de este país, a lo largo de su trayectoria como empresario Trump ha dejado una enorme estela de fracasos y fraudes. Son múltiples las demandas que ha enfrentado por haber incumplido el pago a sus empleados y contratistas, muchos de los cuales jamás han podido reponerse de las pérdidas ocasionadas por haber tenido la mala suerte de relacionarse con Trump.

El multimillonario, en cambio, ha recuperado con creces su riqueza y se ha beneficiado de las leyes fiscales a costa de la desgracia de todos los trabajadores y pequeños empresarios a los que ha defraudado. Su “éxito” en los negocios, por lo tanto, no es prueba de su brillantez sino simplemente de su descaro y de su miseria como ser humano.

**María Luisa Arredondo es la fundadora y directora general de Latinocalifornia.com

 

 

 

 

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