
Esta vez la estrategia le falló a Trump. De nada le sirvió su escandalosa propuesta de bloquear las remesas que envían los mexicanos a sus familias para obligar al gobierno de México a pagar por el muro que ha prometido construir en la frontera sur. Los votantes de Wisconsin no se entusiasmaron con su idea y le respondieron con un rotundo rechazo en las urnas.
La derrota que el magnate sufrió frente a su archirrival Ted Cruz le resultó tan humillante que ni siquiera trató de disimular su frustración. En lugar de felicitar al texano como lo dictan las buenas maneras, Trump se dio vuelo en insultarlo. Entre otros epítetos, lo llamó “títere” y “caballo de Troya” del liderazgo republicano.
Aunque las encuestas indicaban que Cruz ganaría Wisconsin, el magnate hizo hasta lo imposible para evitar la derrota. Y para ello recurrió a lo que hasta ahora ha sido la marca de su campaña: atraer los reflectores mediante propuestas descabelladas dirigidas a su blanco preferido: los mexicanos.
El plan del magnate, detallado en un memorándum al que tuvo acceso el diario Washington Post, indica que prohibiría a los indocumentados mandar remesas de manera electrónica. Para ello utilizaría una ley federal contra el terrorismo que requiere que las empresas de envío de dinero verifiquen el estatus legal de los inmigrantes antes de permitirles hacer este trámite.
De acuerdo con el plan, Trump levantaría esta amenaza si el gobierno mexicano accediera a pagar entre $5 mil y $10 mil millones para financiar el muro. De este modo, se aseguraría la continuación del flujo de las remesas, que el año pasado llegaron a $24 mil millones y son la principal fuente de ingresos para el país vecino.
La propuesta, como era de suponerse, despertó severas críticas, no sólo por su inviabilidad sino porque generaría efectos desastrosos. Como bien dijo el presidente Obama, el detener el flujo de remesas a México afectaría gravemente la economía de esa nación e incrementaría de manera significativa la migración indocumentada de mexicanos, que en los últimos años ha descendido a un nivel prácticamente de cero.
En su desesperada lucha por apuntalar su campaña presidencial, el multimillonario lanzó otra bomba al asegurar que Estados Unidos está al borde de una recesión masiva, pero que si él llega a la presidencia resolverá la crisis antes de que explote.
Ningún economista serio ha respaldado hasta ahora la visión catastrófica de Trump. “No nos encaminamos a una recesión, ni masiva ni menor y el desempleo no es del 20% sino del 5%”, aseguró Bandholz, director de Economía de UniCredit Research en Nueva York.
Por lo que se ve, Trump está seriamente preocupado por los reveses que ha tenido en los últimos días. La semana pasada tuvo su peor momento por las acusaciones de que su jefe de campaña, Corey Lewandowski, había agredido a una periodista y después por sus declaraciones de que las mujeres que abortan deben ser castigadas. El alud de ataques que enfrentó lo obligó a cambiar su postura cinco veces, lo que puso en evidencia una vez más su ignorancia y falta de tacto. El error le salió bastante caro: el 75% de las mujeres dice tener una opinión desfavorable de él.
La pregunta ahora es si, después de estos golpes, el millonario podrá ganar la nominación de su partido. Lo que si es seguro es que, en caso que así sea, será uno de los candidatos republicanos más débiles en la historia.
**María Luisa Arredondo es fundadora y directora general de Latinocalifornia.com