
México se ha ganado a pulso la reputación de ser un país extremadamente peligroso para los centroamericanos que cruzan por su territorio sin papeles. ¿Quien no recuerda, por citar un caso, la trágica matanza de San Fernando, en Tamaulipas, donde 72 migrantes fueron asesinados a sangre fría en 2010? Las investigaciones oficiales determinaron que la masacre fue cometida por el cartel de Los Zetas, pero como bien sabemos, cotidianamente los indocumentados no sólo son víctimas del crimen organizado sino también de pandilleros comunes y de autoridades corruptas que no dudan en secuestrarlos, extorsionarlos, torturarlos e incluso quitarles la vida.
En este panorama de horror sobresale la historia de “Las Patronas”, un grupo de samaritanas del estado de Veracruz que representa la otra cara de los mexicanos. De manera totalmente desinteresada, estas humildes mujeres regalan agua, comida y ropa a los migrantes que pasan a bordo de los trenes de carga conocidos como “La Bestia”, para hacerles un poco más ligero el pesado trayecto hacia el norte.
Originarias de La Patrona, un pequeño poblado que pertenece al municipio de Amatlán de los Reyes, a escasos 15 minutos de la ciudad de Córdoba, estas mujeres acaban de cumplir 20 años de trabajo humanitario ininterrumpido.
La historia de amor al prójimo de Las Patronas comenzó, curiosamente, un 14 de febrero de 1995. Dos de las fundadoras, las hermanas Rosa y Bernarda Romero Vázquez cuentan que, después de comprar algunos alimentos, se dirigían a su casa cuando se vieron obligadas a pararse junto a las vías para esperar el paso del tren. Al verlas, muchos de los migrantes que iban encaramados sobre “La Bestia”, empezaron a pedirles comida porque tenían hambre.
Ante los gritos desesperados, las mujeres decidieron arrojarles las bolsas de comida que llevaban. En ese entonces, ellas no sabían que se trataba de migrantes centroamericanos. Pensaban, simplemente, que eran mexicanos pobres. Ya de regreso, comentaron lo sucedido con sus padres y demás hermanos y todos, conmovidos por la situación, decidieron que a partir de ese día compartirían lo poco que tenían con los viajeros del tren. Desde entonces no ha habido un solo día en el que no hayan compartido el pan.
Encabezado por Norma Romero Vázquez y su madre, Leonila Vázquez, hoy en día el grupo está integrado por 15 mujeres en su mayoría de la misma familia y reciben apoyo de algunas empresas. Su labor no ha pasado desapercibida. Varios mexicanos han presentado una petición al Senado para que sean promovidas en forma oficial como candidatas al premio Príncipe de Asturias, lo cual sería un reconocimiento más que merecido a su labor, un verdadero ejemplo no sólo para los mexicanos sino para todo el mundo.
**María Luisa Arredondo es fundadora y directora general de Latinocalifornia.com