Los mayas traen a EEUU la pasión por el béisbol

New America Media/Video, Artículo: Jonah Harris // Video: Josué Rojas, Posted: Mar 28, 2013

SAN FRANCISCO — En México, los mayas son un pueblo aparte. Quinientos años después de que los conquistadores españoles desembarcaron en Mesoamérica, el número de mayas está en los millones y siguen siendo lingüísticamente y culturalmente diferentes de sus compatriotas mestizos. Mientras que la mayoría de mexicanos están llenos de orgullo nacional, los mayas son yucatecos primero (la mayor concentración del pueblo se encuentra en el estado mexicano de Yucatán) y mexicanos segundo. La mayoría de los mexicanos sólo hablan español, mientras que la mayoría de los mayas pueden hablar ambas lenguas, español y maya. Y si el fútbol es prácticamente religión en la mayoría de México, para los mayas yucatecos, el béisbol es la vida.

El béisbol es tan popular entre los mayas yucatecos (casi todos los mayas de Yucatán son o jugadores o aficionados) y el amor por ese deporte es tan único en el país, que el béisbol se ha convertido en un auto-identificador, un motivo de orgullo y una parte integral de lo que que significa ser maya — tan importante como poc-chuc (carne de cerdo a la parrilla tradicional), jarana yucateca (baile tradicional) y huipiles (ropa tradicional).

“El béisbol es un elemento importante de la cultura maya”, dice Alberto Pérez, director de la asociación MAYAB, una organización no lucrativa en el Área de la Bahía que trabaja para la comunidad maya yucateca. Es una cultura que se está poniendo cada vez más visible en los Estados Unidos, donde cientos de miles de mayas viven hoy. El béisbol, dice Pérez, ofrece una manera para que los inmigrantes mayas en los EE.UU. puedan vivir un poco como antes, mostrar el orgullo cultural, y establecer su lugar único en la diáspora latina. “Es casi como un movimiento clandestino,” dice Pérez. Actualmente, un número creciente  de  equipos de béisbol yucateco se encuentran dispersos por todo el estado de California — incluso hay ligas compuestas casi completamente por yucatecos.

El deporte llegó a Yucatán de Cuba, a sólo 128 millas de distancia. “Mérida (el capital de Yucatán) tuvo mayor intercambio cultural y político con Cuba que con la Ciudad de México”, explica Pérez. “Así es como tenemos este amor especial de béisbol.” Hoy en día, los mayas yucatecos tal vez aman el deporte aun más que los cubanos que se los dieron. “Dicen que un domingo en Oxkutzcab, Yucatán, sin el béisbol no es un domingo” dice Alberto Gómez, un yucateco de 42 años de edad, quien antes jugó allí profesionalmente. Oxkutzcab es un municipio de Yucatán.

En México, los equipos de béisbol yucatecos sirven como embajadores de su pueblito. Un pueblo rural indígena con más parlantes de maya que de español probablemente no tiene una tarjeta de turismo como muchas otras ciudades mexicanas, pero hay una buena probabilidad de que tendrá un equipo de béisbol para actuar como refuerzo no oficial de la comunidad.

En el estado de Yucatán, Gómez podría ganar hasta 100 dólares americanos por partido. Pero para la mayoría de los yucatecos, la motivación para jugar es impulsada puramente por el amor del juego. Los campos de béisbol en Yucatán son como plazas — sitios para reuniones sociales para toda la comunidad. “Mucha gente allá en Yucatán va cada domingo a estar en el campo, viendo sus amigos y compartiendo la (experiencia)”, dice Gómez. Ir con toda la familia, llevar un poco de carne y cerveza y  salir a la cancha de pelota local son las actividades típicas de los domingos. “Es como un día de campo para los gringos”, dice Gómez.

Hay equipos grandes — los Leones de Yucatán juegan en el escalón más alto del béisbol profesional mexicano y tienen un estadio de 13.600 asientos — pero eso es la excepción. Los partidos de béisbol yucatecos generalmente son muy íntimos, dice Gaspar Chi, un inmigrante yucateco al Área de la Bahía que fundó un equipo de béisbol allí. Muchos aficionados que ven los partidos en Yucatán han sido familiares y vecinos por generaciones.

Como resultado, las lealtades del equipo son profundas. Cuando los equipos de los municipios de Cenotillo y Homun juegan contra sí mismos, los locales apoyan a sus jugadores y siguen la acción tan ávidamente como un fanático del fútbol americano de la NFL. Los yucatecos todavía hablan de un juego notable jugado en Mérida en 1960, cuando un equipo de la municipalidad pequeña de Kopte y un equipo del pueblito de 1.900 personas de Suma de Hidalgo llevaron un juego de pelota al inning 18. Con sólo un fuera necesario para una victoria en la final del 18, el pitcher Kopte tiró un tiro errante pickoff, permitiendo  dos corredores de gol y dando la victoria Hidalgo, “en un abrir y cerrar de ojos.”

Sin embargo, mientras que otros países que juegan béisbol en la región, en particular la República Dominicana,  fabrican a las principales estrellas del MLB como coches de una línea de montaje, los yucatecos están menos inclinados a considerar el deporte como una forma de escapar de la pobreza.

Aunque algunos jugadores yucatecos ganan hasta $ 3.000 por semana jugando en ligas profesionales mexicanas,  la mayoría que primero jugó béisbol como niños entre las palmeras del campo deportivo de Oxkutzcab, juega solo porque les gusta el deporte. Es un amor que se transmite de padres a hijos y cada generación da a la siguiente sus habilidades y técnicas.

“Es algo muy bonito para mí”, dice Rafael Tep (quien todos llaman “Carmito”) quien ha sido el anotador oficial para un equipo de San Francisco durante 15 años. “Me gusta como es. Porque aun si vas atrás por cinco carreras, lo puedes remontar.” Para muchos inmigrantes mayas en los EE.UU., el béisbol también ofrece un alivio de la tensión de un largo día de trabajo. Freddy Cetina, una jugador local de béisbol yucateco, dice que juega a la pelota para “desestresarme y divertirme, y convivir con mis compañeros, mi pueblo”.

Sin embargo, el béisbol yucateco es notoriamente duro y físico. “El béisbol yucateco es muy agresivo. Tanto verbal como físicamente”, dice Chi. “Tienen que ser disciplinados. Tienen que ser capaces de atacar la pelota”.

Una liga en San Francisco con seis equipos mayas, se describe como u grupo “guiado por miembros de la comunidad  que sienten una fuerte afición y compromiso por el deporte favorito  de los mayas contemporáneos de Yucatan: el béisbol.”

Durante 12 años, Chi ha sido el manager del equipo “Club Yucatán”, que juega en otra, principalmente no-maya, liga competitiva donde se utilizan bates de madera y donde hay lanzamientos que llegan a 113 kilómetros por hora. El equipo es un reparto de jóvenes en su mayoría de 20 años, otros mucho más mayores, pero todos están unidos por un profundo amor a bax’abola (bash-ah-ah-bohl), como se llama en maya al béisbol.

Chi está orgulloso de su posición como mentor, y ve el béisbol como una manera de unir a la comunidad local yucateca y a transmitir conocimientos valiosos a sus miembros. Hace un esfuerzo para hablar con sus jugadores jóvenes en maya, por ejemplo, “para enseñarles a valorarses como mayas.”

Chi desempeña el papel de un mánager de béisbol profesional, predicando la unidad y alabando a su equipo con clichés deportivos familiares. En un reciente domingo en San Francisco, jugando contra otro equipo yucateco, de San Rafael, y Club Yucatán anotó 11 carreras, pero aún así terminó en un empate después de que su lanzador falló. El equipo y sus partidarios aplaudieron con entusiasmo de todos modos, encantados con el resultado porque estaban anteriormente procurados sobre la ofensiva del equipo.

La esposa de un jugador llevó sobre su cabeza una olla humeante llena de tamales para el equipo, una costumbre que   las mujeres mayas han hecho desde tiempos inmemoriales — un toque de la identidad maya escondida entre el entorno estadounidense.

Del mismo modo, los equipos de béisbol yucatecos son faros de la singularidad y el valor que aportan los inmigrantes mayas a la nación, para aquellos que quieren ver. “A veces la gente nos valora menos porque somos yucatecos”, dice Alberto Gómez. “Lo que tratamos de hacer nosotros al jugar béisbol esdemostrarles que no importa de donde vengas, si sabes dar pelea.”

Comments

comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *