Empieza a deliberar el jurado en el caso de corrupción de Bell

Los ocho acusados de Bell.

Redacción de Latinocalifornia.com

Esta semana el jurado en el caso de corrupción de Bell empezará a deliberar cuál será el destino de los seis exfuncionarios acusados de recibir salarios estratosféricos durante el tiempo que trabajaron para la ciudad.

El viernes pasado, terminó la fase de presentación de testimonios sin que ocurrieran grandes sorpresas.

Como era de esperarse, los acusados, el exalcalde Óscar Hernández y los exconcejales Teresa Jacobo, Víctor Bello, George Cole, George Mirabal y Luis Artiga, defendieron los altos salarios que percibían y que ascendían a 100 mil dólares bajo el argumento de que su trabajo no se limitaba a las reuniones del Concejo sino que participaban en múltiples eventos comunitarios, especialmente para ayudar a los residentes de bajos recursos.

Sin embargo, la fiscalía atacó todos esos argumentos con la presentación de una grabación en la que  Mirabal acepta que el trabajo que hacían él y sus excolegas se limitaba, básicamente, a las esporádicas reuniones del Concejo.

Otro de los argumentos manejados por los exconcejales en su defensa fue que los altos salarios que recibían eran para atraer a más latinos a participar en la política de Bell. George Cole manifestó, además, que ellos no recibían beneficios como los que tienen los concejales de Los Ángeles, a quienes se les da auto, chofer y asistentes. El abogado de la fiscalía, Edward Miller, le replicó que si él consideraba necesario tener un chofer para desplazarse en una ciudad como Bell, que tiene sólo dos y media millas cuadradas de extensión.

En repetidas ocasiones, los seis  acusados culparon al exadministrador Robert Rizzo de haberles ofrecido los salarios que devengaban sin que nadie les hubiese advertido que eran ilegales.

Uno de los abogados de la defensa manifestó que el artifice de todo este fraude, que derivó en uno de los escándalos de corrupción más grandes de Los Ángeles fue Rizzo, a quien calificó como el “ladrón y destructor de toda la ciudad”.

Los acusados responsabilizaron también al exabogado de Bell, Edward Lee, de no informarles que los salarios que percibían estaban fuera de la ley. Sin embargo, ni la defensa ni la fiscalía llamaron a Lee para que pasara a testificar en este juicio, que ha despertado grandes expectativas y ocurre a casi tres años de que estallara el escándalo de corrupción en esa pequeña ciudad, habitada en su mayoría por inmigrantes latinos de clase trabajadora.

Tanto Robert Rizzo como su asistente, Angela Spaccia, enfrentarán un juicio por separado.

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