
Nueva York (EFE).- A través del perfume, esa milenaria y aromática fragancia, el mexicano Carlos Huber, que se abre paso en este difícil mercado con su propia línea Arquiste, se transporta a través del tiempo para rememorar una época o un lugar, o contar una historia.
Este emprendedor mexicano radicado en Nueva York, que en 2011 lanzó Arquiste con seis perfumes para ambos sexos “porque no hay que limitar a los hombres de las flores de las mujeres”, habla con entusiasmo de su nueva creación, “Boutonnier No.7”, que este mes salió al mercado, inspirado en el París de 1899.
“Boutonnier es una flor que se usa en el ojal de un abrigo, de un saco”, señaló a Efe Huber, quien para este proyecto contó con la colaboración de los joyeros mexicanos Alexis Zambrano y Jesús Torres, de la firma M. de Phocas, también radicados en Nueva York.
Estos diseñaron una gardenia en oro para una versión limitada que ha lanzado del nuevo perfume, que venderá en tiendas exclusivas de Estados Unidos y Europa, como Harrots en el Reino Unido.
“A finales del siglo 19, cuando se comienza a usar el tuxedo se empieza a usar también una flor blanca para la etiqueta negra, una gardenia. Cuando los hombres salían a un evento de gala tenían el perfume de esa flor y era una manera de conquistar a una mujer”, dijo al explicar el origen del olor de “Boutonnier No.7”.
Para su nueva fragancia Huber se remontó al 1899 y a la historia de un grupo de hombres que visitaban una ópera en París.
“En el intermedio salían al vestíbulo donde había interacción social, conversación, coqueteo. Ese es el momento que evocamos” con la gardenia complementada con las colonias que éstos usaban para esa época: lavanda, bergamota y mandarina, explicó.
Huber, de 31 años, dejó de lado su profesión de arquitecto para seguir su pasión por los perfumes tras estudiar en Nueva York durante año y medio con el conocido perfumista mexicano Rodrigo Flores-Roux.
Para el joven empresario, la restauración de edificios y el mundo de los perfumes van tomados de la mano.
“Me di cuenta que todo lo que hacía como arquitecto restaurador, que era interpretar el pasado y hablar sobre historias y de cierta manera lanzarlas al presente, tenía mucho que ver con la experiencia del perfume, que nos recuerda muchas cosas y evoca lugares”, indicó.
“Creo que la arquitectura y perfumería tienen una conexión en cuanto a la percepción del espacio y de un momento. La arquitectura define los límites de un espacio y el perfume también, sólo que de una manera más abstracta”, argumentó.
De acuerdo con Huber, el secreto tras la creación de Arquiste está en la investigación profunda que realiza sobre la historia que quiere contar para identificar sus ingredientes, tras lo cual entrega los voluminosos documentos a los perfumistas Rodrigo Flores y Yann Vasner, con los que trabaja para convertirlos en aromas.
“El proceso toma poco más de un año, durante el cual vamos viendo, y oliendo, la proporción de los ingredientes hasta lograr la fórmula deseada” que van a depender de lo que quiera transmitir, señaló Huber, quien no se considera perfumista.
“Hay que darle (al público) una historia bien hecha y por eso hago una investigación profunda para entregar calidad en historia, empaque y por supuesto, en un perfume que sea especial, que les defina, haga a la gente soñar y transportarse a través del tiempo”, sostuvo.
Orgulloso de su origen Huber se inspiró en su país para crear dos de los seis perfumes con los que lanzó a Arquiste: “Flor y canto”, que tiene como ingredientes las cinco flores sagradas de los aztecas y “Anima Dulcis” para el que se transportó a la cocina del convento Jesús María en 1695, en el centro histórico, y todos los ingredientes que allí se usaban.
Mientras que, por ejemplo, “Aleksandr” está inspirado en un duelo que ocurre en Rusia en 1837, del escritor Alexander Pushkin y todo lo que ocurre antes de ese momento; “Fleur de Louis” e “Infanta en flor” cuenta el momento en que el rey francés Luis XIV se encuentra con la infanta española María Teresa en la Isla de los faisanes en 1660.
Arquiste, producido por una compañía suiza Givaudan en Nueva York, está presente en EE.UU, México, Francia, el Reino Unido, Suiza, Ucrania, y este mes se lanzó en España.
“Estamos muy contentos porque somos la primera marca de creación mexicana, pero con fragancia de nivel internacional y las exigencias del mercado actual”, destacó Huber.