
Gijón, España (EFE).- La periodista mexicana Sanjuana Martínez, cuya libertad reclamaron los autores participantes en la Semana Negra al haber sido arrestada en Monterrey hace unos días, ganó el premio Rodolfo Walsh a la mejor novela testimonial al hacer un relato minucioso de la violencia en su país en su libro La frontera del narco.
Sanjuana Martínez fue liberada días después de su arresto y no acudió a la vigésima quinta edición de la Semana Negra de Gijón, aunque “estará en la próxima”, afirmó el coordinador literario del certamen, Paco Ignacio Taibo.
Taibo dijo que Sanjuana Martínez “hace un periodismo de alto riesgo y ha logrado tocar los hilos que mueve el poder en la guerra contra los narcotraficantes y desentrañar las tramas de corrupción que han infectado todos los estamentos del Estado”.
Por su parte, la escritora española Cristina Fallarás se convirtió en la primera mujer que gana el premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra publicada en castellano en el último año con su obra Las niñas perdidas.
La obra ganadora aborda una dura trama basada en el secuestro, tortura y asesinato de dos niños para profundizar en el “tema de la maternidad”, según explicó la autora.
Protagonizada por una detective embarazada y enojada, Las niñas perdidas fue escrita “con rabia” en un momento en que su autora también estaba encinta.
Fallarás dijo estar “orgullosa” de ser la primera mujer que gana el premio de la Asociación Internacional de Escritores Policiacos y cree que escribe novela criminal “solo para participar en la Semana Negra, el único sitio del mundo donde la literatura es una fiesta”.
El argentino Guillermo Sacómanno, con Un maestro compartió con la mexicana Sanjuana Martínez el premio Rodolfo Walsh que entrega la organización del Festival de Gijón a la mejor novela testimonial o basada en hechos reales.
Sacómanno narra la historia real de un excompañero de milicia secuestrado por los militares durante la dictadura del general Jorge Rafael Videla y dado por desaparecido, al que encontró 25 años después como maestro de escuela en la Patagonia.
El escritor argentino dijo tras conocer el fallo del jurado que Un maestro no es una novela generacional ni clasista porque ambos conceptos “son inventos de la burguesía” y porque actualmente “el mundo se divide en excluidos e integrados”.
Otro argentino, Enrique Ferrari, ganó el premio Memorial Silverio Cañada a la “ópera prima” del género negro de un autor no necesariamente novel, con Que de lejos parecen moscas, que se presentó el año pasado en la Semana Negra.
Ferrari ha escrito una novela trepidante, al más puro estilo del género, en la que un poderoso empresario argentino se encuentra el cadáver de un hombre sin rostro en el maletero de su automóvil, como una metáfora de la realidad social y política de su país.
Emilio Bueso obtuvo el premio Celsius de Ciencia Ficción con Diástole, una fantasía que le ha “costado mucho escribir” y que considera que por su estilo “es más una novela negra”.
El premio Espartaco, a la mejor novela histórica, lo ganó Ignacio Martínez Pisón por El día de mañana, en la que aborda la ultima etapa del régimen franquista a través la vida de un confidente de la Brigada Social.