Ricardo Reza… ‘El ebanista de las estrellas’

Ricardo Reza.

María Teresa Sarabia

¡Extra!  ¡Extra!  Encontré la cueva de Ali Babá!  ¿Quieren saber dónde? Pues en pleno corazón de Los Ángeles, California.  Si, leen bien, en medio de la jungla de acero, Solo que en esta historia no había una piedra mágica ni 40 ladrones galopando en briosos corceles.  La cueva que yo encontré está en un callejón sobre Venice Boulevard.  Los muros que la rodean llenos de graffiti, jardines descuidados, cercas de alambre rotas, pero al decir “ábrete sésamo” no hay piedra que se levante, sino la magia del taller de  Ricardo Reza, un experimentado ebanista originario de Uruapan, Michoacán.  Ahí se encierra ese tesoro similar al que Ali Babá encontrara en aquella cueva perteneciente a 40 ladrones.  Pero aquí, ni hay ladrones ni tampoco caballos.

Solamente Ricardo Reza y su equipo de 4 trabajadores que todos los días restauran y crean valiosas piezas decorativas cuyos destinos son quizá la mansión del cineasta Steven Spielberg, o la del saxofonista Kenny G, o recientemente la oficina oval del Presidente Barack Obama, por nombrar algunos.

Curiosamente Ricardo Reza, es del pueblo donde yo nací, (Uruapan), ambos tenemos más de 20 años en Los Ángeles, California, y recientemente volvimos a entrar en contacto gracias a Facebook, y a uno de sus hermanos.

¿QUIÉN ES RICARDO REZA?

 Describirlo es fácil.  Ricardo es un hombre sencillo, talentoso, con mucho ingenio, y profunda pasión por lo que hace.  Trabaja prácticamente los 7 días de la semana.  En su taller, siempre hay actividad.  Como la hubo desde su niñez, allá en su natal Uruapan.

A temprana edad le gustó la decoración de interiores, y lo hacia a su manera, con estilo propio.  En aquel entonces con pocos recursos pero mucha creatividad, Ricardo era capaz de como las hadas, transformar las cosas.  Y me refiero a su forma de convertir  las sábanas, en cortinas.  De restaurar un sofá viejo de su abuelita, dándole un toque distinto.  Haciéndole él mismo unos cojines con las colchas de su madre.

_”Mi mamá me decía: mmmmm esa tela se parece a la colcha de mi cama”, y se ríe recordando su asombro al ver sus creaciones.

Ricardo continúa:

-“Siempre cambiaba la decoración de mi recámara.  Pintaba la cama, hacia mesas de noche con cajas de aguacate.  A mis amigos les llamaba la atención ver las distintas transformaciones que hacia en mi cuarto”, recuerda.

Estudió un año de “Turismo”.  También programación de computadoras.

-“Pero desde entonces ya me gustaba todo lo que brillaba.  Me refiero a catálogos, folletos de viajes… Alguna vez me dieron un folleto de Avianca con la Torre Eiffel y lo recorté.  Luego barnicé unos muebles que me regalaron con un collage de fotografías.  Llamaba mucho la atención”, me cuenta.

COMIENZA SU TRAVESÍA POR LA VIDA…

Pero siendo más joven, en la época de los 80, y luego de terminar sus estudios, los muebles y la decoración aún no eran parte de su vida.  Su primer empleo formal lo tuvo en SICARTSA, la siderúrgica de Lázaro Cárdenas, Michoacán.  Ahí  durante 9 meses, fue uno de 7 supervisores de altos hornos.  Luego de eso le siguió un breve trabajo similar en Monclova, Coahuila.  De ahí llegó a Tijuana, Baja California Norte.

EN ELEVADOR …A LOS ÁNGELES, CALIFORNIA

 En Tijuana, trabajó en una compañía como instalador de elevadores.  Fue precisamente estando en ese trabajo, cuando asistió a una convención en San Diego.

-“Se trataba de ver unas técnicas niponas para instalarlos.  Ahí un amigo y yo conocimos a un contratista que nos invitó a Los Ángeles.  Lo acompañamos a Santa Mónica, a ver unos trabajos en los que su gente estaba pintando casas.  Nosotros nos pusimos a ayudarlos a barrer el área, porque parecía que no tenían ganas de moverse.  Regresó el amigo que nos había invitado y al vernos trabajando, nos pidió quedarnos.  Mi compañero de viaje no quiso.  Pero yo si”, y sonríe con cierta picardía al recordar que esa decisión tomada con rapidez y sin dudarlo, la hizo hace 23 años.

Su trayecto, como las piezas que más tarde fabricaría…comenzaba a labrarse poco a poco.  Cada paso, le abría una puerta, y cada puerta una aventura diferente.  Inició pintando casas…

_”A un compañero y a mi se nos ocurrió hacer flyers para pintar casas, y los entregábamos en Beverly Hills.  Fue durante una época de recesión a principios de los 90.  No salía nada.  Un dia, ya desesperado me fui con unos jornaleros a una tienda de pintura y conocí a un salvadoreño, (Luis), y comenzamos a pintar.  Eso nos llevó a conocer a un señor que nos recomendó entrar al negocio de los muebles”, dice expresivo y emocionado al hacer el recuento de lo que fueron los inicios de una carrera que lo apasiona, que lo hace feliz.

Sin duda alguna abrir la primera puerta laboral, es la parte mágica que abre las demás.  Y  con las manos siempre en movimiento, Ricardo renovaba cada dia su destino.

Luego de los disturbios de 1992, en la urbe Angelina, Ricardo y un socio, (adquirieron un terreno que quedó abandonado), e iniciaron su taller de pintura y acabado de muebles finos.  La compañía duró 7 años.  Luego Ricardo se independizó en 1999.

Y aunque antes tenía 50 empleados, y ahora solo 4, la calidad, finura, brillo y belleza de cada puerta, cada lámpara, cada mesa, cada silla y cada pieza que trabaja debe superar a la anterior.  Su trabajo para firmas de afamados diseñadores de interiores, lo ha llevado desde venderle muebles a la persona más modesta hasta aquellos para las mansiones de numerosos millonarios en Estados Unidos y alrededor del mundo.

Pero antes de seguir con ésta historia llena de baños de oro, de plata, de diversos estilos, y tamaños, quiero hablarles sobre la capacidad de Ricardo, y también sobre ese lugar al que bautizó como su “cueva” y yo le completé lo de Ali Babá. Cuando llegué, lo encontré trabajando en una silla estilo barroco italiano, como si fuera un cirujano.  Requería de precisión y concentración a la hora de ponerle las laminitas de oro de 24 kilates, pegadas a la madera con agua y alcohol,  Vi como cuidadosamente detenía con la mano izquierda la silla, y con la derecha pegaba las hojas de oro.  En seguida y luego de secarse, con una herramienta llamada “ágata”, le sacaba brillo frotando cada centímetro de la superficie a lo largo de las patas, el marco del asiento y el respaldo.  Debo decir que la elegancia de la silla y su brillo dorado, fueron lo primero que captó mi atención al entrar al taller.

-“Este es un trabajo para el diseñador de interiores, Michael Smith, de “Jasper”, a quien por cierto le hicimos el marco para el espejo de la oficina oval de Barack Obama”, dice de manera expresiva moviendo los brazos como si se tratara de explicarnos su tamaño.  Incluso al ver mi curiosidad por ayudarle, me dejó frotar con el “ágata”,  una parte de la silla en la que él y Antonio Vidal, un empleado tabasqueño, estaban trabajando.

En más de 20 años de tallar madera, de embellecer las superficies de distintos muebles y objetos, y de ayudar con la destreza de sus manos a “antiguarlos” como él dice, Ricardo es un ebanista consumado.  Un hombre cuya dedicación a cada pieza que hace ya sea dándole baños de oro, plata, o pintura para hacerla ver con estragos del tiempo, o restaurando valiosas alfombras, y hasta creando su propia versión del mármol hecho a mano a la que llamó “Marmolizing”, él se siente realizado. Pero mientras con sus ágiles manos transforma una silla, y sus ojos están concentrados en ella,  su corazón anida la esperanza de un dia poder hacer su trabajo en su tierra querida, esa que tanto añora, y cuyos baños de oro y plata, no logran ocultar.

-“Mi mamá me dice: deja de vivir allá.  Estás acá.  Ve las calles, aprecia su limpieza, la organización, y lo mejor que tiene éste lugar donde estás.  No los compares.  No se puede vivir en dos lugares”.

Ricardo pareciera tener “magia” en las manos.  En distintas ocasiones los diseñadores para los que trabaja le entregan pedazos de madera o muebles sin terminar  y le piden hacerlos ver antiguos y hermosos.  Y el toque de Ricardo los transforma. Solo él conoce la formula que combina la vejez, (o antigüedad), con la belleza, y la maneja a su antojo.  Como el gran conocedor que es.

_”La técnica obedece a cuestiones personales.  Es tu ingenio, es tu ojo, es tu sentir.  Donde vas poniéndole los tonos.  Es algo que se desarrolla por dentro, es personal”.

SUS ANÉCDOTAS…

Elegido siempre por los mejores diseñadores de interiores de los círculos angelinos, Ricardo fue seleccionado a mediados de los 90 para ser parte del equipo a cargo de la decoración de la mansión del saxofonista Kenny G en los suburbios de Seattle, Washington.  A su cargo estuvo la supervisión del equipo humano.

_”Allá vivimos 8 meses, todo lo que duró la restauración y decoración de la mansión del músico, que siempre fue atento y agradable con quienes trabajamos en su hogar”, comenta.

Luego recuerda cuando también en los 90, trabajó para una pareja, (Dennis y Phillys Washington), restaurando su mansión de Palm Springs.

-“Al terminar, la señora Washington nos ofreció un crucero de noche en su yate “Atessa II”, por la bahía de San Francisco.  Éramos como 40 personas.  Parecíamos hormigas.  Entramos a todos lados.  Imagínate, hasta había un helicóptero en el yate, que por cierto salió en la película INDECENT PROPOSAL”, dice emocionado Ricardo al recordar el que llamó un recorrido espectacular.

En su cartera de clientes famosos también figuran: el boxeador Sugar Ray Leonard, el cineasta Steven Spielberg, y el empresario de “Dreamworks”, David Geffen, por mencionar algunos.  Aunque también hay aquellos que como diría mi abuelita, “que solo los conocen en su casa”…

UNA ANÉCDOTA DE ORO…

Y al decir ésto quiero contar esa historia de una señora humilde que llegó a su taller con la imagen de un Cristo en yeso.

-“Ella solo quería que se lo arreglara para que se viera bonito.  No sabia que deseaba hacerle.  Y hasta desconfiaba de mi.  Se la pensó mucho para dejármelo.  Yo le decía: déjelo aquí, ya se lo que le voy a hacer.  Ella me veía, y se cuestionaba qué le haría.  Lo dejó, pero al dia siguiente regresó.  Yo tenia mucho trabajo y le pedí darme mas días.  Así lo hizo, y yo le di un baño de oro.  Cuando ella volvió se puso tan contenta que me dijo lo llevaría al bautizo de una sobrina para que el padre le echara agua bendita. Yo solo le pedí ser cuidadosa para evitar arruinar el baño de oro al mojarla”.

DE LOS TERMINADOS RESIDENCIALES A LAS RESTAURACIONES…

 Como todos los ciclos en la vida terminan, así ocurrió con “Landmark”, la primera compañía que cobijó el talento de Ricardo Reza.  Al fallecer el dueño, cerró.

-“Volví a comenzar por mi cuenta, con el apoyo de Todd Cook, gerente general de Charles Pollock Reproductions.  Y ya no ofrezco servicios residenciales, ahora trabajo desde mi pequeño taller donde me especializo en restauraciones, trabajos artísticos, muebles pintados y con texturas, aplicación de la hoja de oro y plata”, comenta.

Ricardo atesora su trabajo con el diseñador Michael Smith de la tienda “Jasper”.

-“El llevó nuestro trabajo a la Casa Blanca, en Washington, D.C.  Durante su remodelación y bajo mucha discreción, se nos pidió realizar el marco para un espejo que más tarde supimos estaría en la oficina oval.  Es un privilegio, un honor, saber que mi trabajo está en ese lugar”, dice Ricardo abriendo más grandes sus ojos, y con una gran sonrisa.  Agradeciendo según me dice, la exclusividad de trabajar para Smith y Charles Pollock.

-“Fui afortunado de conocer al gran anticuario Charles Pollock, (ya fallecido), porque de él aprendí mucho.  Fue un pionero en éste ramo de las reproducciones y antigüedades genuinas.  Su apoyo e interés en mi trabajo, es hasta la fecha un incentivo a seguir dando lo mejor de mi”.

La recesión más reciente hizo estragos en “la cueva de Ali Babá”, y en ocasiones “el sueño Americano” se convertía en pesadilla, pero Ricardo sabe qué caminos seguir para avanzar, aunque a veces sean espinosos como cuando tuvo que despedir recientemente a su asistente y amiga incondicional de muchos años,  Darlene Heredia.

-“Hicimos ajustes económicos, somos 5 personas en el taller, 4 mexicanos y un hondureño.  Nunca decimos no a un proyecto.  Trabajamos por medio de colores y texturas, ya sea de telas, alfombras, piedras decorativas, o imágenes, además de brillos, opacos o de lustre, de acuerdo a la pieza en cuestión”.

Agrega que se provee a los clientes con un ejemplo para su aprobación antes de comenzar un trabajo.

LAS TÉCNICAS DE UN EBANISTA, LAS TÉCNICAS DE RICARDO…

Entre las que mas usa todos los días al trabajar en las diferentes piezas, destacan:

ANTIQUED GESSO: que son los colores blancos con tonos ocres, que dan la apariencia de antigüedad.

CRACKLE O CRAQUEADO: Tiene la apariencia de pintura reventada y se logra con pegamento aplicado antes de la pintura.

ANTIGUAR O GLAZE: Es la aplicación de un color transparente que cambia la tonalidad de un color, suavemente.

BRUNIR: Es la frotación de la placa de oro con la piedra ágata para sacarle brillo a la hoja de oro.

SELLADO: Aplicación de lacas o esmaltes transparentes para proteger el trabajo hecho y continuar el proceso de terminado sin mezclar o revolver tonos.

CHINOISERIE: Es el arte de dibujar con tinta china sobre hoja imitación de oro, figuras arquitectónicas, florales o humanas.

FAUX TORTOISHELL: Es la imitación de carey o concha de tortuga.  Se usa como adorno en detalles pequeños, y se logra a base de manchas dramáticas.

FAUX IVORY: Equivale a la imitación de fragmentos de marfil.  Usada Para detalles pequeños como bordes para espejos o lámparas.

DIFERENTES TEXTURAS: Se consiguen a base de espátulas y brochas para dar apariencias toscas, y carácter a una reproducción.

Estas son algunas de las más usadas por Ricardo Reza, quien por cierto me mostró algunas piezas como unos candelabros chinos donde aplicó esa de los dibujos en tinta china sobre hoja de imitación de oro.  También vi como con el uso de diferentes texturas se consigue “antiguar” sillas, mesas y mobiliario de recámaras entre varias cosas.

Entré a la cueva de “Ali Babá”.  Vi los tesoros, pero fui más lejos.  Supe como se hacen, para quién son, y hasta en qué libros y revistas se publican las obras de un uruapense que trabaja con la magia de sus manos, con la pasión de su corazón, y la esperanza de un dia acercar su arte a los suyos.

-“En éste oficio tiene uno que tener la visión, el tacto, y la delicadeza para tratar los muebles, lámparas, espejos etc. como si fuesen reliquias invaluables, únicas.  Eso es lo que hace la diferencia.  La dedicación y el amor a lo que hacemos”.

 

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