Sergio Tinoco y su planeta canino

Sergio Tinoco promueve adopciones de perros.

Por María Teresa Sarabia

Hoy comienzo contándoles lo delicioso que fue para mi trabajar en esta historia. ¿Se imaginan lo que significa llegar a visitar a un amigo cuya familia la integran 5 miembros “peludos”  de 4 patas?  Claro, con él son 6.  Pero no siempre fue así, en los pasados 15 años en la vida del sinaloense Sergio Tinoco, su familia ha sido hasta de 300.  Sí, leen bien, 300 caninos a los que Sergio  desinteresadamente les ha dado hospedaje y les ha buscado adoptantes entre sus buenos amigos y numerosos conocidos.  Con él, la historia de “La noche de las narices frías”, (aquella del centenar de dálmatas), bien podría triplicarse.

 

Hace poco, mientras compartíamos espacios en el stand de la UdeG, (Universidad de Guadalajara), en “Léala”, (Feria del Libro en Español de LA), Sergio me contó de sus mascotas, sus vivencias y la forma en que sin apoyo  del gobierno o alguna entidad privada, promueve por cuenta propia las adopciones, y alberga a numerosos canes que se encuentra en las calles angelinas.

 

Es viernes, y hace calor cuando llego a Temple City.  Ahí me recibe una familia completa.  Están: “Renata”, “Oso”, “Lucas”, “Torombolo”,  “Camila”, “Toby”, Sergio Tinoco, Paty Anguiano y su hija Sasha.  Todos los “peludines” son parte de la tropa que Sergio conoció y recogió en las calles del Sur Centro de Los Ángeles, California.

 

Al abrir un portón que da hacia el jardín, de inmediato me rodean 6 caninos como si llegaran a saludar a un invitado.  Todos están con sus paliacates y listos para la foto.  Su amo, Sergio Tinoco, sonriente como siempre, nos recibe lleno de orgullo.

-“Toda mi vida he tenido en casa más de 5 perros.  Cuando no les encuentro hogar, me los quedo.  Nunca los llevo a las perreras”, dice un Sergio contento, cuyas cejas se levantan y su rostro se ilumina al hablar de ellos.

 

ENTRE MUEBLES,  Y PELUDITOS…

 

Seguramente al leer esta historia se preguntan: ¿ “en donde metía Sergio a tanto perro”? Y se los voy a decir…Sergio, un contador público y auditor, quien llegó a California en 1987, por muchos años se dedicó a importar muebles rústicos.  En la actualidad es fabricante.  Dirige a un equipo de ebanistas que elaboran las piezas que los diseñadores les ordenan.  Entre sus muebles, destacan algunos entregados a famosos hoteles de Las Vegas, Nevada, entre ellos el “Cesar’s Palace”, y el “Wynn”. ¿ Cual es la razón por la que les cuento ésto?  Muy sencilla, porque en su taller es donde albergaba y cuidaba a esos peludos que encontraba desamparados en las calles.

-“Déjame decirte que todos los días salía a ver clientes, y de pasada a la veterinaria.  Los perros siempre andan conmigo.  Mi vida es entre perros y mi negocio”, comenta Sergio.

Aunque recientemente tuvo que dejar su taller por razones económicas, los perros siguen en su vida, y él siempre encuentra ayuda para alojarlos.

-“Así es.  El edificio que tenia lo tuve que dejar, y me quedaban 5 perros que nadie quería adoptar, así que me los quedé”.

 

 EL AMOR POR LOS PERROS…

 

Tener en su trayectoria de vida 300 caninos, parece increible.  Pero desde pequeño, Sergio tuvo en su corazón las “huellas” de los primeros peludos que cruzaron en su vida siendo niño.  Y se hicieron profundas cuando en su juventud, estudiando en Guadalajara, Jalisco, y viviendo en una casa de asistencia, se las ingenió para que la dueña le diera permiso de albergar a “Shasky”, (un gran Danés) que encontró deambulando por las calles cercanas a donde el vivía.

-“Comencé a darle de comer a escondidas de la señora que me rentaba.  Luego me descubrió, y le conté la historia, y me dijo que podía entrar y estar en el jardín.  Ese fue el primer perro que rescaté.  Lo que pasó fue que lo tuve mucho tiempo.  No se iba.  Todos los días me acompañaba a tomar el camión en Avenida de las Américas, y luego regresaba a la casa.  Pero un dia los de la perrera lo vieron y como no traía collar ni identificación porque yo no tenia dinero para comprársela, se lo llevaron.  Cuando volví de la escuela, un vecino que vio todo me lo contó, y de inmediato me fui a buscarlo.  Cuando llegué ya lo habían sacrificado, lo mataron a palos.  En ese momento me di cuenta que debía hacer algo.  Tanta crueldad no podía ser posible”, dice sobre sus primeros pasos hacia su futuro cercano.

 

SU LLEGADA A ESTADOS UNIDOS…

 

El libro de la vida de Sergio cambió de capitulo cuando en 1987 se vino a radicar junto con su familia al Sur de California.  Acá comenzaría a tomar forma su vocación de ayuda a los caninos.  Y todo a la par del desarrollo de su negocio de importador de muebles rústicos.

-“Una vez, al salir de un bar en la madrugada, fui a comer una hamburguesa, y vi a una perrita pastor alemán buscando comida.  La alimenté y la subí a mi carro.  La pobrecita estaba en la calle abandonada y hambrienta.  En ese tiempo vivía con mi mamá que estaba recién llegada.  Era de madrugada cuando regresé a casa y metí al perro.  Al dia siguiente vino la confrontación con mi madre, a quien le dije que solo estaría con nosotros mientras le buscaba casa”, comenta.

 

Pero la estancia de quien Sergio llamó: “La Nena”, se hizo permanente.  La belleza de la perrita y su cariño por ella, lo hicieron desear quedársela, y a la vez llevarse la sorpresa de que estaba preñada.

-“Tuvo 9 perritos.  Todos los di en adopción excepto una, LUCY”.

Luego me cuenta que llego “Hiena”.  Ya iban 3.  Y después …¿qué creen? Un vecino tenia un peludo que ya no quería, “Oso”, (mezcla de Pastor Alemán), y Sergio como siempre, decidió albergarlo.  Pero la cosa no quedó aquí, llegó un miembro más para agrandar la ya de por si cada vez más extensa familia Tinoco.  Un puddle se sumó los integrantes.

-“Hubo un tiempo en que tuve en casa 28 perros.  Con el dinero que ganaba los esterilizaba.  Les ponía sus vacunas.  Solo suprimía las licencias para evitar las visitas de las autoridades que los llevarían a los albergues”.

Mientras todo ésto sucedía, Sergio se las ingeniaba para colocarlos en casas de amigos y familiares.

-“Toda mi vida he tenido más de 5 perros, porque si no les encuentro hogar, me los quedo”.

Es inevitable preguntarle sobre los gastos médicos y alimenticios que ésto implica.

-“Mira, son más de 300 dólares mensuales en comida, y claro costeo los gastos del veterinario que cada uno requiere y que son variables sobre todo si se enferman.  Lo único malo es que los doctores no cooperan.  Pocas veces están dispuestos a hacer un descuento, aún  sabiendo que son adoptados de la calle”, dice Sergio con cierta tristeza.

Luego comenta que cada vacuna cuesta de 10 a 15 dólares.  Y todos las reciben.

-“Para los veterinarios solo es negocio.  Yo traté de solicitar ayuda de algunas organizaciones no lucrativas pero por falta de tiempo para ubicarlas decidí cargar yo con los gastos.  Y cada salida que doy a ver a clientes, paso por la veterinaria para que revisen a quien le haga falta”, dice riendo contento, como todo un papá hablando de sus hijos.

 

“RENATA”, LA CONSENTIDA…

 

Como amante y amigo de los peludos, Sergio tiene una gran consentida que es su compañera inseparable, y quien incluso cuando sale a comer a algún restaurante se sienta a la mesa con él, haciendo gala de buenos modales que sorprenden a todos.  Se llama “Renata”, y es una perrita American Staffordshire.  Su historia es similar a la de otros que recogió:

-“Un amigo de Sinaloa la encontró en la calle, se le hizo bonita, y dándole comida la trajo hasta mi taller.  Yo tenia a Camila, otra perra que acababa de recoger 15 días atrás.  Se puso celosa al ver a Renata y ambas se pelearon.  Aunque ahora son grandes amigas”, dice satisfecho.

 

Pero “Renata” y “Camila”, son solo dos de sus hijas peludas.  “Oso”, es uno más con quien tiene ya 3 años.  Y me cuenta que uno de sus carpinteros le dijo:

-“Ya son viejos: ¿por qué nos los sacrificas”?

A lo que Sergio le respondió:

-“Tú tienes ya 65 años…¿ quieres que te sacrifiquen”?  Y su amigo enmudeció.

 

Continuando con la suma de miembros de la familia de Sergio Tinoco, el turno es de “Lucas”.

-“Lo recogí cuando tenia aproximadamente 3 meses de edad.  Estaba tirado en el Sur Centro de Los Ángeles.  Ahora ya tiene 13 años conmigo”.

Luego me habla  de “Torombolo”:

-“El llegó hace 4 años.  A un lado de mi negocio esta un súper mercado, y uno de mis trabajadores me avisó que estaba un perro tirado en la banqueta porque había sido atropellado.  Me lo llevaron y vi que no tenia fracturas, pero si un tic.  Movía su cabeza las 24 horas.  Lloraba en la noche porque le desesperaba no dejar de moverse.  Al comer lo tiraba todo.  Daba dos pasos y se caía.  Pero… ¿sabes que lo ayudó?  El amor y los jalones que constantemente le daba OSO al querer jugar, fueron una extraordinaria terapia que lo hizo recuperarse.  Entre juego y juego, se fue curando”.

 

Así es como Sergio Tinoco me habla de sus 5 hijos caninos: “Renata, Camila, Lucas, Oso y Torombolo”.

Y aunque antes de dejar el edificio que en el 2010 albergaba a su negocio de muebles y a los caninos, Sergio logró que “Cuco” y “Lobo”, otros dos perros que tenia con él, fueran adoptados por uno de sus conocidos.  Esto le trajo alivio porque en casa su madre solo le aceptaba a 5.

 

CASI 300 ADOPCIONES…           

 

Por casi dos décadas, Sergio Tinoco ha tenido tres centenares de amigos de 4 patas.  A todos les encontró hogar, y son ellos los que alegran su vida mientras sigue dedicado a fabricar muebles.

 

Dos de sus mejores amigas, Paty Anguiano, (de Guadalajara, Jalisco), y Elenita Plesa, (de Rumania), también se beneficiaron con las adopciones de Sergio.  Le dieron hogar a “Toby”, y a “Billy”.  Un par de caninos que desde su llegada dicen, les cambiaron la vida.

 

Esta historia es de las pocas que no puedo terminar  de escribir simple y sencillamente porque la labor de Sergio no ha concluido.  El seguirá dándole hogar a cuanto peludo lo necesite.  La suma canina…continua.  Nosotros, estaremos pendientes.

 

 

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