Lucharon por su país y ahora batallan por mantener su familia unida

Los hermanos García han servido a la nación en las Fuerzas Armadas, pero no pueden arreglar la situación migratoria de su madre que ha estado por más de 34 años en Estados Unidos. Foto de Agustín Durán/Latinocalifornia.com

Agustín Durán

Los Ángeles.- Tres veteranos de guerra y un soldado que ingresaron a las Fuerzas Armadas después del 11 de septiembre del 2001 fueron en repetidas ocasiones a Irak y Afganistán a  luchar, y aunque finalmente lograron la tranquilidad de las familias estadounidenses, ahora temen perder su batalla contra las autoridades de inmigración.

Guadalupe Acosta, de 26 años,  y Rodolfo Torrentos, de 31, son ambos veteranos de guerra y ciudadanos estadounidenses que se casaron después de haber cumplido sus obligaciones con el ejército y U.S. Navy, respectivamente; sin embargo, ahora las leyes que rigen la sociedad por la que lucharon pudieran separar sus familias.

De acuerdo con las actuales  leyes de inmigración las esposas de ambos, que llegaron a Estados Unidos cuando niñas, deben salir de Estados Unidos a cumplir un castigo de 10 años para poder conseguir su residencia permanente.

“Entré a los 17 años al Ejército y fui dos veces a Afganistán y una a Irak”, expresó Acosta. “Cuando regresas de la guerra no estás bien porque pierdes muchos amigos que son como tu familia, y aunque lo quieras olvidar no puedes”.

Agregó: “Tienes pesadillas y traumas, y mi esposa siempre está para ayudarme, pero ahora que la necesito más que

nunca nos podrían separar, y no creo que sea justo”.

Por su parte, Torrentos indicó que lo único que están pidiendo es que los veteranos sean tratados con los mismos derechos que tienen los soldados en activo.

Guadalupe Acosta (der.) habla de lo difícil que sería que su esposa tuviera que abandonar el país, a pesar de que él sirvió en Afganistán en dos ocasiones y una en Irak. Rodolfo Torrentos, de blanco al fondo. Foto de Agustín Durán/Latinocalifornia.com

“Deberían de tener las mismas consideraciones con nosotros porque ya servimos a nuestra patria y arriesgamos todo por salvaguardar la paz en esta gran nación”, expresó el joven que iba con su esposa y su hijo de tres años.

La abogada Jessica Domínguez explicó que con las leyes actuales ninguna de las esposas califica para arreglar sus documentos dentro de Estados Unidos, porque como son veteranos de guerra ya no califican y sus esposas tendrían que salir del país.

Los hermanos García muestran sus medallas de reconocimiento que han recibido en las Fuerzas Armadas. Foto de Agustín Durán/Latinocalifornia.com
“El hecho de que ya no estén sirviendo no debería de ser motivo para utilizar contra ellos y no permitirle a sus esposas que arreglen su estado migratorio sin tener que salir del país”, explicó la abogada, quien agregó que podrían contarse en miles las familias en las mismas situaciones.

Una de esas familias es la de Humbertina Carranza, quien tiene dos hijos: Sandra García, que actualmente está en el Ejército, y su hermano Marco, que acaba de terminar su servicio en el U.S. Navy; pero ninguno puede arreglar documentos a su madre sin que ella tenga que salir del país por lo menos 10 años.

En el caso de la familia García, su hija Sandra le hubiera podido ayudar, pero ese derecho de arreglar documentos sin tener que salir del país será otorgado sólo a los cónyuges e hijos, pero no a las madres de familia.

La señora Carranza indicó que ella hubiera podido arreglar con la amnistía de 1986, pero debido a la falta de recursos nunca pudo presentar la petición.  “Era madre soltera y con cinco hijos, mi prioridad era trabajar y darles de comer. Fue por eso que no pude someter mi petición”.

Sandra, quien todavía está en el Ejército, dijo que su madre es la columna vertebral del hogar. “Sin ella no creo que hubiera podido llegar hasta donde he llegado”, expresó la joven, quien en unos meses también recibirá un título universitario.

La abogada Domínguez subrayó que en el caso de la familia Carranza, la madre es tan importante como lo son las esposas y los hijos para Acosta y Torrentos. Agregó que en ello radica la importancia de lograr una excepción para todas las familias que puedrían verse separadas a pesar de haber servido en las Fuerzas Armadas del país.

De acuerdo con información de la organización America’s Voice en Estados Unidos, el 12% de los soldados de las Fuerzas Armadas no son ciudadanos estadounidenses, lo que significa que posiblemente miles de soldados están en la misma situación que los García, Torrentos y Acosta.

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