El divorcio de Elba Esther y Enrique

María Luisa Arredondo.

Enrique Peña Nieto y su equipo de campaña insisten en que la ruptura con el Partido Nueva Alianza, encabezado por la profesora Elba Esther Gordillo, se dio en términos amistosos y que el hecho no tendrá mayores repercusiones.

En México, sin embargo, el rompimiento ha dado mucho de que hablar  puesto que, pese al rechazo que despierta Gordillo, nadie puede negar el enorme peso político que le da el ser la dirigente del sindicato de maestros más poderoso de América Latina, con alrededor de 1.5 millones de miembros.

El control que la maestra ejerce en buena parte del voto magisterial ha quedado de manifiesto en numerosas elecciones, entre ellas la que llevó al poder en 2006 a Felipe Calderón. Muchos consideran que su apoyo fue clave para que el panista ganara una elección por demás apretada y cuestionada.

Aunque la situación de Peña Nieto es totalmente distinta pues todas las encuestas le dan una amplia ventaja en la intención del voto, el priista sabe que es fundamental para su campaña contar con el respaldo del magisterio. Hace sólo unas semanas había declarado que necesitaba de los petroleros y de los maestros para llevar adelante reformas en esos sectores. Pero no sólo eso, es claro que también necesitará de sus votos.

En un esfuerzo por minimizar la fuerza de Elba Esther, la gente de Peña Nieto ha manifestado que irán detrás del voto de los maestros como si estuvieran con ellos. Pero evidentemente la situación ha cambiado.

La maestra, se dice, decidió romper con el PRI desde que este partido removió de la dirigencia nacional a Humberto Moreira, luego de que estalló el escándalo por el vergonzoso derroche de dinero público  en Coahuila. Elba Esther se molestó, según ha trascendido en la prensa mexicana, porque Moreira era su aliado incondicional en el PRI.

Otras versiones indican que varios sectores del PRI estaban inconformes con el pacto con Nueva Alianza, en particular en los estados de Oaxaca, Puebla y Sinaloa. En esta última entidad, habia un gran malestar entre los militantes por la postulación de Fernando González, el yerno de Gordillo, para la primera posición en la fórmula de senadores. Esto fue lo que impulsó, se cree, a que la dirigencia nacional del tricolor decidiera terminar  la alianza con Elba Esther.

Lo importante ahora será ver a quién le dará su apoyo la maestra o a quién le hará la guerra. Más importante aún será ver qué tantos votos consigue para su partido, sin el apoyo del PRI o de cualquiera otro de los grandes.

Es de esperarse que Gordillo luche con todo lo que tiene a su alcance para evitar que Nueva Alianza pierda su registro. Esa sola posibilidad sería un revés del que difícilmente podría recuperarse. En ese caso, los días de la otrora poderosa Elba Esther, estarían contados y podría vislumbrarse una nueva era de esperanza para la educación en México.

**María Luisa Arredondo es directora ejecutiva de Latinocalifornia.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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