El número de vehículos usados provenientes de Estados Unidos mostró un repunte y se prevé que al cierre de 2011 se ubique en 700 mil unidades, contra 470 mil registrados el año pasado, según datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotrices
México.-El ingreso al país de vehículos usados provenientes de Estados Unidos está de nuevo al alza. El intento de cerrar la puerta fronteriza a la entrada irregular de automotores mediante el más reciente decreto automotriz que entró en vigor el 1 de julio, no ha cumplido su cometido y este año se estima que podrían ingresar 700 mil unidades para sumar siete millones en los últimos seis años, según datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotrices (AMDA).
“El problema estructural más importante en nuestro país es la entrada de autos usados”, afirmó Eduardo Solís, representante de las automotrices que operan en el país.
Más de dos terceras partes de esas unidades han entrado gracias a nuevos amparos contra el decreto de mediados de año otorgados por jueces de ciudades fronterizas y que actualmente son impugnados por las autoridades federales. La importación de vehículos usados desde Estados Unidos está permitida, pero deben sujetarse a ciertos requisitos, como tener una antigüedad no mayor a 10 años y contar con los documentos estadounidenses que acreditan que está en condiciones mecánicas y de emisiones para circular en ese país.
Sin embargo, importadores de Mexicali, Baja California, obtuvieron de un juez local amparos que les permiten la importación al margen del decreto —sin esos amparos, las importaciones sumarían unas 200 mil unidades al año, aseguró Guillermo Rosales, director de relaciones gubernamentales de AMDA.
“La entrada de autos usados generó un exceso de oferta brutal de usados, y la sigue generando”, indicó Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Los amparos permiten a los importadores comprar en EU vehículos a precios muy bajos.
Empresas subastan autos y camionetas cuyos títulos de propiedad han sido dados de baja y que están destinados al reciclaje o bien a la exportación a mercados sin regulación, como África, Centroamérica y ahora México, coincidieron fuentes de la industria.
Se les conoce como “salvaje”, es decir, que no pasan las pruebas de seguridad y emisiones y, por tanto, no pueden circular en carreteras, sino únicamente en caminos rurales y son adquiridos a precios incluso menores a los 2 mil dólares, dijo Carlos Ayub Tulché, presidente de AMDA en Chihuahua.
La situación se agravará el año entrante debido a las elecciones. La presión que ejercen gobiernos estatales contra el gobierno federal para que regularice unidades que ingresaron sin autorización al país, los llamados “autos chocolate”, podría aumentar en los meses siguientes, expresaron en la industria. Hasta ahora, el más interesado en que la federación regularice vehículos que están ilegalmente en el país es el gobernador de Chihuahua, César Duarte, con el argumento de que estos vehículos sin papeles son propicios para cometer crímenes, cuando es evidente que la delincuencia prefiere robar vehículos nuevos y de alta gama, señaló Rosales. La legalización tampoco frena la importación ilegal, la prueba es que en Chihuahua ha habido unas nueve regularizaciones en cinco o seis sexenios, dijo Tulché.
Los siete millones de vehículos usados que han entrado a México en seis años son una cuarta parte del total del parque vehicular del país, estimado en 23.5 millones de unidades.
El tipo de autos que ingresa
Los tres tipos de autos que entran a México son los legales que hacen uso del decreto y una vez en el país realizan sus trámites correspondientes, los que entran bajo el decreto pero una vez aquí ya no hacen trámites, sino que circulan con el engomado de alguna organización y los que entran por vías ilegales (los llamados chocolates).
Uno de los incentivos para estas importaciones es la diferencia entre los precios de los vehículos en México y EU. Modelos equiparables cuestan más en México debido a impuestos, el costo del financiamiento y los márgenes de la industria. “La diferencia (con respecto de EU) puede ser hasta de tres a uno”, dijo Sergio Nogueira, analista independiente del sector automotriz.
México no cuenta con un mercado formal de usados relevante cada año, los lotes venden alrededor de 155 mil unidades, una cifra menor comparada con las transacciones entre particulares y con las importaciones ilegales.
Por cada vehículo usado comercializado por los más de mil 82 socios de la Asociación Nacional de Comerciantes de Automóviles (ANCA) entran cinco usados de EU, dice Mónica Jaimes, presidenta de la asociación.
La razón de fondo del desorden imperante es la falta de un registro vehicular confiable, sin el cual es imposible regular la compra-venta de unidades y supervisar las condiciones bajo las cuales circulan en el país.
La cantidad de transacciones de compra- venta de vehículos usados entre particulares es un misterio debido a que usualmente no son notificadas a las autoridades, añadió Jaimes.
El mercado formal de usados difícilmente será una opción para consumidores que no pueden comprar un auto nuevo mientras no haya un registro nacional eficaz que permita al comprador conocer el historial del bien que adquiere, dijo Nogueira. “Con registro se solventaría el problema, se podría rastrear huella de los vehículos”.
Los primeros intentos de contar con registro vehicular respondieron a un interés fiscal y se remontan a 1997. Después de varios fracasos, el registro empezó a funcionar apenas en 2008, una vez publicada la Ley del Registro Público Vehicular y su reglamento respectivo, pero hasta ahora los datos no son exhaustivos ni confiables.
El registro automotriz está detrás de varios de los problemas en el sector, como los importados ilegales, amparados y chocolates, y detrás de la no regulación del mercado de usados, insistió.
“Si no hay un registro de a de veras es porque son más rentables las prebendas políticas, (dado que) con un registro adecuado, sería más difícil la entrada ilegal de importados pues tendrían dificultades para circular”, indicó.
Lluvia de decretos
El mejor año para la entrada de autos usados de Estados Unidos fue 2006, con el ingreso de 1.7 millones de unidades, cifra muy por encima de los 1.1 millones de vehículos nuevos vendidos ese año.
El auge respondió a una decisión del gobierno de Vicente Fox que permitió la entrada de unidades sin grandes restricciones; el decreto publicado el 22 de agosto de 2005 estableció que, con el fin de que más mexicanos puedan tener un auto, podían importar uno usado de EU y Canadá siempre y cuando fueran producidos en esos países, se tratara de modelos de 10 a 15 años anteriores al momento de la importación y pagaran un arancel de 10%.
Al siguiente año del decreto, las importaciones de usados se duplicaron a 1.5 millones de unidades y durante la vigencia del mismo, fijada hasta el último día de 2008, el número de vehículos ingresados se elevó a cerca de 4.5 millones. Días antes de que ese decreto perdiera vigencia, durante Navidad de 2008 fue emitido otro decreto que trataba de reforzar algunos puntos y hacerlo más eficaz.
Establecía que no bastaba con que el vehículo importado fuera ensamblado en la región TLCAN, sino que al menos 62.5% de sus componentes tenían que haberse producido en la zona y que no podían importarse modelos más viejos a 10 años. Al año siguiente, las importaciones de usados se derrumbaron de 1.1 millones a 240 mil 389, pero la industria lo atribuyó a la crisis económica y no al nuevo decreto.
El gobierno federal no ha instrumentado reglas jurídicas ni la infraestructura de inspección que impida la importación de vehículos siniestrados, que representan más de 90% de los más de cuatro millones de vehículos importados desde 1995, dijo AMDA respecto del documento.
El nuevo decreto fue emitido este año. Entró en vigor en julio e incorpora la obligación de que los vehículos importados cuenten con las certificaciones en seguridad y emisiones que los autoriza para circular en su país de origen. Pero antes de que el gobierno generara el mecanismo para supervisar la certificación, los importadores lograron amparos contra el nuevo decreto y las cifras de importación volvieron a elevarse. Entre enero y septiembre, ingresaron (casi 473 mil) y ya superaba a los que entraron durante 2010.
“Fox abrió la puerta a todos los vehículos con más de 10 años y ahora que tenemos un buen decreto, se nos cae por el poder judicial”, dice Solís.
Las esperanzas de la industria están en las certificaciones.
La norma 041 de la Semarnat, entró en vigor el 21 de noviembre y reconoce equivalentes certificados ambientales emitidos por California, Arizona, Texas y Nuevo México.
Esta nota fue publicada en El Universal de México por Zacarías Ramírez . http://www.eluniversal.com.mx/notas/817111.html