
En el afán de consolidarse como una institución social y ambientalmente comprometida, la Comisión Federal de Electricidad, el organismo encargado del control, propiedad y suministro de la energía eléctrica del Estado Mexicano, propone una serie de medidas para contribuir a ahorrar energía y emitir menos gases de efecto invernadero, al ambiente.
Entre las acciones, que parecen sencillas, recomienda plantar árboles “en puntos estratégicos” para ayudar a desviar las corrientes de aire frío en invierno y generar sombras en verano; colocar toldos de lona o aleros inclinados, persianas de aluminio, vidrios polarizados, recubrimientos, mallas y películas plásticas a fin de evitar que el sol llegue directamente al interior. Así, se logra el aislamiento adecuado de techos y paredes al tiempo que se mantiene una temperatura agradable en casa.
Otras sugerencias, consisten en aislar los ductos de las unidades centrales de aire acondicionado; sellar las ventanas y puertas con pasta de silicón para que no entre el frío en los meses de invierno y no escape el aire fresco en los cálidos. Dando mantenimiento periódico a los filtros regularmente, se puede lograr un ahorro adicional de energía eléctrica, en especial, si se usa el ventilador, conocido como abanico en algunos puntos de la República Mexicana.
Otras sugerencias sencillas son verificar que las aspiradoras contengan siempre los filtros, manguera y accesorios en buen estado a fin de evitar que el motor trabaje sobrecargado y reduzca su vida útil.
Evitar dejar encendidas las lámparas, radios, televisores, u otros aparatos eléctricos cuando nadie los esté utilizando. Mantener limpios el horno de microondas, eléctrico y el tostador, consumirán menos energía.
Recomienda utilizar lámparas fluorescentes compactas en sustitución de focos incandescentes; éstos proporcionan el mismo nivel de iluminación, duran diez veces más y consumen cuatro veces menos energía eléctrica. En este caso, deseo detenerme ya que en reciente visita a algunos países europeos, encontré la siguiente información:
“En la comunidad europea, se tiene programado que para el 2012, desaparezcan los focos o bombillas tradicionales para dar paso a las lámparas ahorradoras de energía eléctrica; las bombillas tradicionales se están eliminando gradualmente para fomentar el uso de energía más eficiente proveniente de bombillas fluorescentes de bajo consumo, que utilizan hasta un 80% menos de electricidad”.
Las tradicionales, en uso desde el siglo XIX gastan la mayor parte de su energía dando calor en lugar de luz. Las de nueva generación llamadas “fluo-compactas” o de bajo consumo son más caras, pero tienen una vida útil más larga.
El objetivo es mejorar la eficacia energética de la Unión Europea en un 20 por ciento para dentro de diez años con respecto a lo que se consumía en 1990, es decir, diez años atrás.
.
Las autoridades europeas consideran que cada hogar tendrá un ahorro de 166 euros anuales en su facturación. Es una acción sencilla pero que al conjunto de países le significará una disminución de alrededor de 8 mil millones de euros por año en el gasto de suministro de energía eléctrica más la disminución en emisión de gases de efecto invernadero, lo cual ampara la medida en lo social y lo ambiental.
Algo que considero debemos asumir habitantes de otras regiones, es la práctica gradual y sistematizada de acciones. Lo mismo ocurrió con la entrada en vigor del euro. Años antes, se venía anunciando que en el dos mil se aplicaría el uso de esta moneda en todos los países que lo habían acordado. Con el reemplazo de las bombillas, está ocurriendo lo mismo. Para este 2010 ha sido obligatorio cambiar las de 75 o más vatios, mientras que el y ya próximo 2011 será obligatorio cambiar las de 60 y en 2012 para las de 40 y 25.
Varios países, entre ellos Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá y Filipinas, también han anunciado planes para eliminar las bombillas tradicionales. La cuestión es que en México no lo tenemos como una medida obligatoria, sino como opcional. Quizá es que no tenemos muy claras las ventajas.
A ello, se suma el hecho de la incongruencia que genera la sugerencia de adoptar medidas para ahorrar energía ya que contradicen a la autoridad en virtud de que al menos en muchas calles de la gran ciudad de México, las luces permanecen encendidas durante el día, lo que definitivamente no contribuye ni en lo social ni en lo ambiental.