TESTIGO DEL TIEMPO ∼
J.C. Malone
Nueva York / LA VIRUELA Y LAS PUGNAS políticas arrasaron el antiguo Imperio egipcio. La plaga mató al faraón Ramsés V en el año 1143 antes de Cristo. Pero su cadáver también tiene el cráneo perforado: le ayudaron a morir. El Imperio romano estaba dividido, la viruela mató al coemperador Lucio Vero en el año 169 de nuestra era, y en el 180 al otro coemperador, Marco Aurelio; un rebrote en el 249 destruyó el Imperio romano occidental. La división política y la peste bubónica acabaron con el Imperio romano oriental y en 1453 los turcos otomanos tomaron Constantinopla.
Las plagas diezman la fuerza laboral y militar y erosionan la recaudación fiscal. Así colapsaron esos imperios. Las pugnas políticas en Estados Unidos obstruyen la vacunación obligatoria y la aprobación de un paquete de inversiones públicas. Washington tropezó en Afganistán, como otros imperios; ahora enfrenta una plaga y la división política. Así cayeron imperios anteriores. El presidente Joe Biden sabe que el futuro del país depende de controlar la pandemia y reactivar la economía; también lo saben los republicanos. Ellos, sin embargo, no quieren que él se lleve el crédito de resolver esos desafíos, de manera que lo están obstruyendo. Así es como las pugnas políticas logran cegar a los grupos y nadie ve las consecuencias de sus actos, solo quieren impedir que el oponente alcance su objetivo. Y en casos como estos, en los que el objetivo del Gobierno es obstruido para que «fracase», muy bien pudiera fracasar toda la nación. El COVID-19 ha matado en Estados Unidos a más gente en 18 meses que las 675 mil personas que murieron en este país por la pandemia de 1918-19.
En un siglo, pese a haber habido muchísimos avances científicos y tecnológicos, vacunas y todo lo demás, esta pandemia ha golpeado a los Estados Unidos más duro que la anterior.
Aquí la escritura en la pared no necesita interpretación.
J.C. Malone es periodista. Escribe desde Nueva York.
