Trump: la validación del racismo

 

María Luisa Arredondo.
María Luisa Arredondo.

María Luisa Arredondo*

Quienes somos inmigrantes o pertenecemos a un grupo minoritario en Estados Unidos sabemos muy bien que el peor insulto que alguien nos puede lanzar es: “regrésate a tu país”.

Generalmente, quienes profieren esta hiriente expresión, cuyo tono racista es inocultable, son personas que asumen erróneamente que quienes se ven o hablan diferente a ellas no pertenecen a este país. No entienden que muchos de quienes suponen “extranjeros” son nacidos aquí o naturalizados estadounidenses.

La expresión de “regrésate a tu país” está intrínsecamente ligada a la historia de Estados Unidos y se ha usado contra las diferentes oleadas de inmigrantes que han llegado sucesivamente a través de los años: irlandeses, alemanes, italianos, rusos, asiáticos y, recientemente, árabes, latinos y africanos.

Pero lo que ahora resulta verdaderamente escandaloso e inadmisible es que sea nada menos el presidente Trump el que haya utilizado este insulto  para atacar a cuatro congresistas demócratas que pertenecen a grupos minoritarios. Trump ha jugado de manera abierta la carta del racismo, al conminar a esas cuatro legisladoras a “regresar a los países infestados de crimen de donde vinieron”, pese a que todas ellas son ciudadanas estadounidenses.

Nunca antes un presidente de este país había cruzado esa línea y menos contra integrantes del Congreso. Trump lo  ha hecho con el propósito de demonizar a las cuatro legisladoras por sus ideas progresistas y sus críticas a las políticas xenófobas implementadas por su gobierno. Su mensaje es claro: las congresistas, por pertenecer a una minoría, no tienen derecho a criticar ni a poner nada en tela de juicio, aun cuando su trabajo como legisladoras sea precisamente el de analizar lo que no funciona y proponer leyes o políticas para mejorar el país.

Este artero ataque no se restringe a las legisladoras. Nos incluye a todos los que vivimos en este país y ello nos obliga a tomar partido. No podemos permanecer indiferentes ante las declaraciones de Trump porque lo que está en juego es la esencia de Estados Unidos, una nación que se creó bajo la premisa de que todos somos iguales, al margen de nuestro origen nacional, etnia, religión o idioma. Y todos gozamos de las mismas libertades, entre ellas el derecho a disentir, a pensar diferente. Eso es lo que hace verdaderamente grande a esta nación y la distingue de las dictaduras y los gobiernos opresores.

Trump pretende terminar de tajo con esas libertades y con la diversidad, que es la mayor riqueza de esta nación. Aunque millones apoyan su postura, entre ellos la mayoría de los legisladores republicanos en el Congreso, muchos más han alzado su voz para repudiar su conducta. Ojalá el día de las elecciones predominen las voces que entienden el grave peligro que encierran las declaraciones racistas del presidente.

*María Luisa Arredondo es fundadora y directora ejecutiva de Latinocalifornia.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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