
La decisión del Peña Nieto de invitar a México Donald Trump no representa la opinión de los mexicanos, ni la dignidad y honorabilidad por abrazar una patria; es un mal pago a los migrantes mexicanos en Estado Unidos que tanto contribuyen a la economía binacional. Negociar “en privado” con un racista, es responsabilidad sólo de Peña Nieto, no de los mexicanos. Es un error estratégico y terrible que abonará por mucho a la propia impopularidad de Peña Nieto; un presidente arrogante, dando la espalda a su país, sin exigir disculpa al visitante por los agravios inmerecidos. Al calificar de “malas interpretaciones” las agresiones que Trump dio a los mexicanos, quizás pasó por la mente de Peña Nieto la idea del “ya supérenlo” del caso Ayotzinapa. Si antes comparó a Trump con Hitler, ahora le da foro, con un mensaje complaciente y ofrece la oportunidad para que mejore sus encuestas con la visita. Porqué adelantarse a una campaña electoral ajena, con un personaje nunca bienvenido que seguirá usando a los mexicanos para ganar votos. Torpeza política.
Desde que fue lanzada la precandidatura del señor Trump por el Partido Republicano el año pasado, en el mundo entero ha habido manifestaciones y expresiones de rechazo a lo dicho en contra de los mexicanos; hemos evidenciado redes de solidaridad de variadas ideologías y religiones, que nos ha mostrado cual grueso es el cariño y respeto a nuestro país más allá de las fronteras. El construir puentes, no muros, ha sido la constante, líderes mundiales han abanderado esta idea.
Para contrarrestar el discurso de odio y miedo del señor Trump, la comunidad mexicana en Estados Unidos ha emprendido campañas para mostrar los aportes de los mexicanos en ese país; se han presentado manifestaciones callejeras, debates académicos en universidades, foros en medios de comunicación, editoriales argumentado los aportes de los migrantes, acciones de resistencia civil pacífica y toda una batalla constante en varios escenarios para demandar la legalización de millones de mexicanos con una reforma migratoria. Las llamadas telefónicas a congresistas para apoyar a líderes hispanos y defender las causas migrantes han tenido eco. Todo como defensa al desdén irrespetuoso sufrido por la minoría más grande en Estados Unidos. Está a la vista de todos, un fuerte activismo latino vía organizaciones de migrantes y ciudadanos libres, con bastante poder en movilización social, que han invertido mucha energía y dinero para defender la dignidad de los connacionales en Estados Unidos y para sacar adelante a México con las remesas.
Muchos en diversas latitudes han sacado la casta por los mexicanos ante las agresiones del señor Trump, y lamentablemente pocos, o casi nadie, como Peña Nieto, ha hecho todo al revés, guardar silencio por meses, cuando debía hablar ante los insultos del candidato, y reaccionar torpe, tardía y erróneamente, cuando debía permanecer al margen. Si a los mexicanos indigna la visita desafortunada del personaje tan odiado, cala más alto en los migrantes indocumentados, porque son ellos quienes enfrentarán la deportación y separación de familias.