Niños interceden por sus padres deportados

El sacerdote Richard Estrada (izquierda) con algunas familias afectadas por las deportaciones durante la administración Obama. Foto: Bertha Rodríguez/Latinocalifornia.com
El sacerdote Richard Estrada (izquierda) con algunas familias afectadas por las deportaciones durante la administración Obama. Foto: Bertha Rodríguez/Latinocalifornia.com

Bertha Rodríguez Santos

La detención de su padre por agentes migratorios obligó a Jersey Vargas a convertirse en una niña valiente, fuerte y madura a sus diez años. Su caso es muy similar al de miles de niños, adolescentes y jóvenes que de la noche a la mañana se han encontrado con que alguno de sus padres ya no podrá estar con ellos porque fueron detenidos o deportados. Dentro de miles de casos, Jersey ha tenido suerte, pero no por ello deja de abogar por otros hijos de deportados.

Después de que hace dos años arrestaran a Mario, su padre, por conducir sin licencia, Jersey se puso al frente de su familia de origen mexicano para hablar del sufrimiento que les ha tocado vivir  a causa de las leyes migratorias de este país.

Apoyada por la organización Hermandad Mexicana, a finales de marzo de este año, la pequeña viajó a Roma para pedirle al papa Francisco que intercediera ante el presidente Barack Obama. Dos días después de su petición, Jersey cumplió el sueño de que su padre fuera a recogerla al aeropuerto angelino a su regreso de Italia.

En el Día del Niño, acompañada por Lola (su madre) y tres hermanitos, Jersey asistió al foro de testimonios “Voces desde el púlpito: Hijos de los deportados”, que reunió a otros jóvenes y padres que enfrentan situaciones relacionadas con la detención o deportación de un ser querido.

Originaria de El Salvador, Amanda Velasco y su hijo Jordi García también hablaron de las dificultades que les ha tocado vivir luego de que ella fuera detenida y deportada “por equivocación” hace dos años por agentes migratorios a pesar de tener su residencia legal. Sus tres hijos ciudadanos han vivido con angustia hasta que un juez decida sobre su caso en diciembre del 2015.

A Michael Aranda, de 21 años, se le quiebra la voz cuando habla de que su madre fue detenida el 28 de marzo mientras él se encontraba en un viaje de estudios en la Ciudad de México. Tanto Michael como su hermana menor temen que su mamá pueda ser deportada en cualquier momento.

Se desconoce la cifra exacta de menores estadounidenses que se han quedado en este país sin sus padres debido a las deportaciones, pero se estima que alrededor de medio millón de niños nacidos en Estados Unidos han sido obligados a regresar a México junto con sus padres deportados, según  la Campaña Protección a Nuestras Familias y los Niños.

 

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