“La Ley de la Granja”

Manuel Sañudo Gastélum.
Manuel Sañudo Gastélum.

En cierto libro leí de la “Ley de la Granja; la que básicamente dice que, en todo proyecto o tarea que nos echemos a cuestas, se requiere de un tiempo de maduración. Y  de que si no lo respetamos  los resultados serán infructuosos.

La mencionada ley expone que, en una granja, las labores para producir un fruto demandan de unos tiempos concretos de realización y de espera. Me explico: el período natural de preparar la tierra, fertilizar, plantar la semilla, regar, desbrozar, volverlo a hacer, y esperar a que se dé el producto puede ser – pongamos por caso – de cinco meses; y no porque apliquemos más fertilizante, echemos más agua, limpiemos la maleza a diario, etcétera, el fruto germinará antes de su estación.

Trayendo este ejemplo a la familia: si durante sus primeros16 años descuidaste a tu hijo y éste tomó un mal camino – drogas, malas amistades o algo peor – ¿cómo pretender, en un fin de semana, componer la conducta del muchacho?

En la empresa, “La Ley de la Granja” tiene aplicabilidad de la misma forma. Es inútil violentar el ciclo normal de los procesos, de los proyectos, de los cambios en general. Como dice Paulo Coelho, en su libro “Manual del guerrero de la luz”:     “Los dos mayores errores de una estrategia son: el actuar antes de hora y el dejar que la oportunidad pase de largo.” Lo que requiere de paciencia y de rapidez, al mismo tiempo.

En mi opinión, esta ley debería tomarse muy en cuenta en casi todos los asuntos de negocios. Enseguida, algunos ejemplos:

– La sucesión del poder. Y el retiro oportuno del fundador de la empresa.

– La entrada y la salida de un mercado… O recuperar el liderazgo en él.

– El manejo de la información en general, interna y externamente, pues toma tiempo penetrar en la mente del consumidor y del empleado, según sea el caso.

– Los cambios en la cultura organizacional. Así como tomó años el formarla, ¿cuánto tiempo se necesitará para crear una nueva?… Más de un año, por lo menos, y dependiendo de la dimensión del cambio a lograr.

– Reestructurar las finanzas. Desendeudarse, recuperar liquidez, pasar de números rojos a negros…

– Ajustar la fórmula de hacer el negocio. Rediseñar el modo de ganar dinero, de ser el líder, de agregarle valor a la empresa.

– Reducir la estructura y el ritmo de gastos. Señalando que, en este empeño, además de aguardar a la espera del resultado, hay que combatir con la influencia de paradigmas y emociones; el apego a las personas, a las cosas o el temor al “¿qué dirán?”

– Modificar la imagen empresarial.  La buena o mala reputación se consigue con las acciones positivas o negligencias, a lo largo de los años.

– Unificar o clarificar la Misión y la Visión. En especial en el cambio de propietarios. En las fusiones de empresas, a veces, los nuevos dueños cometen el error de destruir lo que había, sin haber sembrado y esperado antes de modificarlas; y se quedan sin lo uno y sin lo otro.

– El retiro de dividendos. “No ordeñar la vaca antes de tiempo”, y esperar a que la empresa se fortalezca.

– Invertir o gastar prematuramente, antes de que las ventas y el crecimiento soporten la nueva carga financiera. Debe haber una prudente concordancia y armonía entre el desarrollo y las erogaciones necesarias para obtenerlo.

– Trabajar más en el futuro que en el presente. Equilibrio entre el pensar, planear y el hacer.

Finalmente, esta Ley  también les aprovecharía a los que actúan tardíamente. Sería como omitir cosechar en tiempo el fruto esperado y tener que asumir la pérdida de que éste madure en la planta, caiga a tierra… ¡y se pudra en ella!

“Elegir el tiempo es ahorrar tiempo”

 Francis Bacon

 Coach y Consultor de Empresas  Correo: manuelsanudog@hotmail.com.

Sitio: www.manuelsanudocoach.com  Blog: www.entusiastika.blogspot.mx

D. R. ©  Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del autor.

 

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