Elba Esther: una caída tan sorpresiva como ansiada

María Luisa Arredondo.

A lo largo de los 23 años que estuvo al frente del sindicato más poderoso de América Latina, Elba Esther Gordillo construyó, paso a paso, un cacicazgo que parecía intocable. Pero su arrogancia y el excesivo poder que acumuló le impidieron ver el signo de los nuevos tiempos y prevenir así su estrepitosa caída.

La maestra tenía contados sus días desde enero de 2012, cuando se rompió el pacto para unir fuerzas entre su Partido Nueva Alianza y el PRI. Fue claro, a partir de entonces, que el poder de Elba Esther estaba herido de muerte. La clara ventaja que llevaba el candidato del tricolor en las encuestas electorales la hacía prescindible. A diferencia de Felipe Calderón, Peña Nieto no la necesitaba para llegar a Los Pinos.

Una vez en el poder, el nuevo mandatario envió señales inequívocas de que no estaba dispuesto, como sus antecesores, a convivir con Gordillo. Para empezar, nombró en puestos clave a dos archienemigos de la maestra: Emilio Chuayffet, como secretario de Educación y Jesús Murillo Karam, como procurador general de la República.

Pero sin duda el signo más evidente de la ruptura entre Peña Nieto y Elba Esther fue la reforma educativa emprendida por el gobierno desde el pasado diciembre. No es coincidencia que la maestra haya sido aprehendida justo un día después de que el presidente promulgara la nueva reforma que termina de tajo con el poder que ejercía Gordillo sobre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que se estima agrupa a 1.5 millones de maestros. Entre otros aspectos, la nueva ley crea un sistema para contratar y promover a los maestros basado en sus méritos, no en sus conexiones, como ocurría durante la época de Gordillo, cuando los puestos de maestros se podían vender o heredar.

Gordillo, quien el pasado octubre había sido electa presidenta vitalicia del SNTE,  no se quedó cruzada de brazos. Había alentado ya varias protestas de maestros contra la reforma educativa y se dice que tenía pensado hacer más. Pero no tuvo tiempo, se le adelantaron las autoridades.

Al dar a conocer el arresto de la dirigente magisterial, acusada de malversación de fondos del gremio al que representaba, el procurador Murillo Karam subrayó que esta acción carece de tintes políticos y obedece sólo a la intención del gobierno de hacer valer el Estado de derecho. Pero las hondas implicaciones políticas de la detención son innegables.

 

La detención de Elba Esther Gordillo ha sido celebrada por amplios sectores en México.

Aun los escépticos han aplaudido la caída de la otrora poderosa maestra. Hasta ahora sólo un puñado de sus colaboradores más cercanos ha salido a defender a Gordillo, considerada como la figura femenina más odiada en el ambiente político de México. Desde ese punto de vista, se puede considerar que el golpe propinado a Elba Esther le rendirá al gobierno de Peña Nieto magníficos dividendos.

Quienes  simpatizan con el tricolor aseguran que la detención de la maestra es un signo del afán renovador y democratizador que caracterizará al nuevo gobierno. La oposición, por su parte, ha sido más cauta. El PAN, que por cierto ha quedado en evidencia debido a que nunca se atrevió a investigar a Gordillo, se ha limitado a pedir que el proceso legal contra la maestra se haga conforme a derecho, mientras que la izquierda ha señalado que se trata de una “venganza política”.

Al margen de estas opiniones, es claro que si bien la detención de Elba Esther ha sido ampliamente celebrada, esto no significa que el sistema educativo vaya a mejorar de la noche a la mañana. Se necesitarán años y una férrea voluntad política para enderezar un sistema educativo que durante años estuvo abandonado.

El gobierno de Peña Nieto, por otra parte, tendrá que ser muy cuidadoso en su trato con el sindicato de maestros que deberá encontrar un nuevo líder que defienda sus derechos sin abusar del cargo como lo hizo Elba Esther. Falta ver también cuál será el futuro del Partido Nueva Alianza y el de todos los colaboradores de la maestra.

Mientras tanto, Peña Nieto no ha perdido el tiempo para sacar provecho de la situación. En un mensaje dirigido a la nación, destacó que el proceso contra Gordillo obedece sólo al deseo de hacer justicia. Por lo que se ha visto hasta ahora, las acusaciones de desvío de fondos y lavado de dinero que pesan contra la maestra son contundentes y por ello se espera que reciba el castigo que  merece. Pero los mexicanos esperan también que  éste no sea el único caso que persiga la administración de Peña pues, como bien dice el refrán, una golondrina no hace la primavera.

**María Luisa Arredondo es la directora general ejecutiva de Latinocalifornia.com

 

 

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