Cronistas intentan nuevas formas de relatar la violencia en AL

La periodista Marcela Turati, quien escribe para el semanario Proceso y es autora de "Fuego cruzado".

México, 12 oct (EFE).- Periodistas y escritores latinoamericanos reunidos en el encuentro “Nuevos Cronistas de Indias 2”, que concluye hoy en la capital mexicana, buscan nuevas formas de relatar, entender y doblegar la violencia que se vive en la región.
“Estamos muy acostumbrados a contar muertos y tiroteos y a no pensar de dónde viene o a dónde va esa violencia” aseveró a Efe el periodista argentino Sebastián Hacher, tras la conferencia “De norte a sur, las historias detrás del narco y el crimen organizado”.
Desde Argentina hasta México pasando por El Salvador, recordó que las manifestaciones violentas se extienden por todo el continente sin detenerse en ninguna frontera ni ante ningún obstáculo, en algunos casos de la mano de las redes del narcotráfico, pero también a través de la delincuencia o los malos tratos en el seno familiar.
“Nosotros lo que estamos intentando es dar una visión integral de la violencia que está atravesando América Latina y que va tejiendo lazos entre país y país”, indicó Hacher, quien actualmente es editor del sitio de periodismo policial Cosecha Roja, una red de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
Autor de la obra “Sangre Salada”, una crónica que combina literatura e investigación periodística sobre la feria textil ilegal más grande de Latinoamérica, hizo hincapié en la “fascinación” de la sociedad por estas noticias de naturaleza violenta y la necesidad de reconducirla para no caer en el morbo y el sensacionalismo.
Para ello, este periodista defendió la propuesta de “llevar al lector a otro lugar, entrar por el lado de la curiosidad que le produce un hecho de sangre y tratar de construir un relato que le permita entender por qué está sucediendo esta violencia estructural en América Latina”.
Tras una ponencia enmarcada en el encuentro organizado por la FNPI y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México, el salvadoreño Carlos Dada también apostó por una nueva forma de relatar la violencia y el narcotráfico.
Fundador y director de El Faro, el primer periódico digital de América Latina, relató a Efe que cuando se dieron cuenta de que todo lo que cubrían pasaba “inevitablemente” por el narcotráfico y sus derivados decidieron crear una sección dedicada a la cobertura del crimen organizado y la violencia, la “Sala negra”.
“Partimos de la base de que es un fenómeno muy complejo que no entendemos y que tenemos que poner el principal esfuerzo en comprender las dinámicas de la violencia”, afirmó tras admitir que si bien la crónica no es el objetivo ni razón de ser del medio, es la “herramienta perfecta” para tratar el tema y dar su contexto.
Tras un acto en el que además se guardó un minuto de silencio por los 82 informadores asesinados en México desde el año 2000, la mexicana Marcela Turati, cofundadora de la Red de Periodistas de A Pie, dijo a Efe que antes abundaba el “ejecutómetro”, la nota que solo dice cuántos murieron.
Redactora de la revista Proceso, especializada en periodismo de investigación, aseguró que la crónica le permite encontrar “otra manera de contar” una realidad en la que retrata la sociedad a través de historias que “no son anecdóticas”, “sino que hablan de fenómenos sociales extendidos y le ponen rostro a las cifras”.
El trabajo directo con las víctimas “inevitablemente afecta”, de eso no tiene duda, pero recuerda que son los periodistas que viven en las regiones más azotadas por la violencia quienes sufren las peores consecuencias de una realidad que “superó todos los límites”.
“A veces te entra la tristeza, sientes desesperanza, más cuando no ves ninguna reacción, cuando lo que escribes es como si no existiera y estás compartiendo un poquito de lo que pasan las víctimas”, expresó la autora de “Fuego Cruzado”, un libro sobre las víctimas de la guerra contra el narcotráfico en México.
No concibe utilizar otro género narrativo que no sea la crónica para que las cifras dejen de ser solo eso, “porque ya no dicen nada, hemos pasado todos los umbrales de la violencia, todo lo que creíamos que era el límite”, declaró tras recordar episodios como la aparición de 72 migrantes asesinados o 55 cadáveres en una fosa.
“Cada vez ampliamos nuestro umbral de asombro y la gente se anestesia y ya ve las notas como normales o se blinda porque tiene miedo y porque no sabe qué hacer. Entonces sí pienso que el método para que sigan leyéndolo es contarlo de otra manera”, expresó.
Además de encontrar una nueva forma de relatar esta dramática situación, los tres cronistas coincidieron en otra necesidad, la de crear redes de protección, porque, recordó Hacher, existe una situación “muy compleja” que hace que en determinados lugares sea ya “muy difícil hablar de violencia y mantenerse vivo”.

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