Niegan visas a inmigrantes por tatuajes sospechosos

Las autoridades de inmigración están prestando cada vez más atención a los tatuajes que tienen quienes solicitan la residencia en Estados Unidos (Foto: EFE/Archivo)

Durante el año fiscal 2010, las autoridades del Servicio de Inmigración y Ciudadanía de Estados Unidos (USCIS) negaron el permiso de residencia a 82 personas por considerar que podrían tener lazos con el crimen organizado. La principal razón se basó en los tatuajes que tenían en su cuerpo.

Cuatro años antes, solo dos personas vieron rechazada su solicitud por el mismo motivo.

Como parte de su estrategia para reducir la criminalidad, los funcionarios de inmigración están siendo más estrictos a la hora de revisar los casos, y sobre todo los cuerpos, de aquellas personas que buscan regularizar su situación en Estados Unidos.

Las autoridades consideran que hay motivos para creer que alguien con tatuajes referentes a dibujos que ensalzan la violencia, o emblemas que resaltan el nombre de alguna pandilla, pueda estar vinculado con la delincuencia organizada o tenga intereses de ser parte de esta.

Si bien el solo hecho de tener un tatuaje no es razón suficiente para negar a alguien un permiso de inmigración, aquellos casos en los que los tatuajes despiertan sospechas si son analizados en mayor profundidad, por lo que el proceso que en un principio debería tardar pocas semanas se alarga hasta varios meses sin que el solicitante sepa por qué o tenga la seguridad de que le aprobaran su visado.

Las leyes migratorias permiten negar la admisión a quienes sean sospechosos de pertenecen a grupos delictivos o tengan vínculos con organizaciones criminales.

Este tipo de revisiones, donde se puede llegar a tomar más en cuenta el aspecto físico que los antecedentes penales, se produce especialmente entre aquellos inmigrantes que han llegado sin documentos a Estados Unidos y que, a la hora de poder legalizar su situación, han tenido que salir a tramitar los correspondientes permisos a su país de origen.

Tal es el caso de Héctor Villalobos, un emigrante mexicano que viajó a finales del año pasado a su país para ser entrevistado por funcionarios estadounidenses en Ciudad Juárez como parte del proceso de solicitud de su residencia permanente.

Siete meses después, Villalobos no ha podido reingresar aún a Colorado, donde se encuentran su esposa y tres hijos, porque algunos de los dibujos que tiene tatuados se asocian con pandillas mexicanas.

Algunos expertos en tatuajes señalan que, aunque muchos diseños pueden estar asociados a grupos criminales, los mismos dibujos han sido aceptados por el público en general y tienen otros significados más allá de los que relacionan las autoridades.

Entre estos dibujos se encuentra un tatuaje que tiene Villalobos: una máscara sonriente y otra que llora, cuyo simbolismo se ha asociado desde hace mucho tiempo al teatro, pero que las autoridades también creen es referente de algunos delincuentes en México.

Hasta la fecha, Villalobos continúa esperando para tramitar su visado con el que emigrar a Estados Unidos y, aunque si bien no le han negado formalmente la residencia, su caso ha quedado aplazado por tiempo indefinido.

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