Misterios de Cleopatra al descubierto en el Science Center

Estatuas colosales de una pareja real.

Por Marilú Meza

Cleopatra VII, la última reina de Egipto es todo un mito.  La mayoría de la gente sabe solamente que  era una mujer muy bella y seductora  que se quitó la vida ante la muerte de su amado Marco Antonio, pero en realidad la mujer que puso en jaque al imperio romano era muy diferente.

Fue una de las dirigentes más poderosas del mundo, hablaba más de siete idiomas, tenías estudios en astronomía, economía, ingeniería y también escribió libros de belleza, pero sobre todo, era muy astuta y supo ganarse la confianza de su gente.  Además, no era egipcia sino griega.

“Ella tuvo que buscar una estrategia para conservar su país. Los romanos estaban tomando toda Europa.  Buscó una manera para conservar su país y lo hizo por medio de Julio César y Marco Antonio, con quienes tuvo hijos para mantener la unidad y así crear un gran imperio”, platicó William Harris, vicepresidente de la Fundación del Museo de Ciencias de Los Ángeles, donde se muestra la exhibición “La Búsqueda de la Última Reina de Egipto”.

La exhibición muestra 150 artefactos jamás vistos.  Estos fueron encontrados en el fondo del mar.  Gran parte del imperio de Cleopatra quedó sepultado bajo  las olas del mar Mediterráneo por  terremotos y tsunamis.  No fue sino hasta hace 20 años que el arqueólogo Frank Goddio, utilizando tecnología satelital, pudo ubicar los palacios reales de las ciudades de Alejandría, Canapus y Heracleion en el Antiguo Egipto del periodo Ptolemaico.

Entre las piezas recuperadas se encuentran  estatuas colosales, joyas, monedas y algunos objetos religiosos.  Además de una cabeza de Cesarión, hijo de Cleopatra y Julio César y hasta una carta de papiro que se cree fue escrita por la propia reina, quien también fue científica, comandate de la fuerza naval y sobre todo una mujer muy diplomática, en especial con los dos hombres más poderosos de su tiempo.

La exhibición, dividida en siete salas y una grabación con la propia voz de la reina de Egipto, trasporta al visitante al periodo ptolemaico mientras que una estatua, probablemente de Cleopatra, da la bienvenida.  Posteriormente  los visitantes son trasladados a las ruinas de la Alejandría antigua que servía como capital del comercio de aquel entonces.

La ciudad de  Canapus es desplegada en la tercera sala. Esta galería se enfoca en un centro comercial, pero también fue un centro religioso.  Aquí se pueden admirar representaciones del dios Osiris, dios de la Inmortalidad, y objetos usados en la procesión que cada año se realizaba en su honor desde Canopus hasta Heracleion.

En la cuarta sala se aprecian dos figuras colosales, de 16 pies de altura de un rey ptolemaico y una reina. Esta galería se enfoca en las estrategias de Cleopatra y otros gobernantes  en cuestiones de defensa en contra de invasiones extranjeras.

Escultura que se cree es de Cleopatra.

La quinta galería es sobre el palacio que tenía Cleopatra en Alejandría.  Se encuentran piezas de su propia habitación que incluyen una esfinge de la diosa Isis, representada por ella misma.  También se muestra una cabeza de piedra su hijo primogénito Cesarión.

Cleopatra heredó el trono de Egipto cuando tenía 18 años, pero tuvo que disputarlo con su hermano menor, a quien derrotó con la ayuda de Julio César. Con sus encantos logró conquistar el amor del emperador romano y así tener un hijo (Cesarión) como estrategia para que un día gobernara Grecia y Roma.

Sin embargo, el emperador romano nunca reconoció a su hijo.  En vez de eso, heredó el trono a su sobrino e hijo adoptivo Octaviano.

Cuenta la historia que en aquel tiempo Marco Antonio era un hombre muy poderoso en Roma y con la idea de destronar a Octaviano, unió fuerzas con Cleopatra, quien terminó enamorándose plenamente de él.

Ambos tuvieron tres hijos: Los mellizos Cleopatra Selene II y Alexander Helios y su hijo Ptolemy Philadelphus.

Lo anterior se narra durante los recorridos de las galerías sexta y séptima que culminan con el derrocamiento de la pareja.

Lo que nadie sabe es como lucía Cleopatra.  Ante la caída de su imperio, el emperador romano Octaviano mandó destruir todas las imágenes y esfinges que mostraban su belleza. Sólo se puede apreciar su imagen plasmada levemente en monedas de oro que fueron recuperadas durante la exploraciones marítimas.

Otro hecho curioso es que, según la exhibición,  la reina no se quitó la vida ante la muerte de su amado Marco Antonio,  sino lo hizo para evitar ser avergonzada ante su derrota  y los planes de Octaviano de mostrarla como trofeo por las calles principales  de Roma.

De acuerdo a la exposición, Octaviano respetó la vida de los hijos de Cleopatra y Marco Antonio, quienes fueron criados por su hermana Octaviana, esposa legal del teniente romano.

En una última galería se puede apreciar cómo varios artistas ven a una de las mujeres más influyentes de su tiempo en una serie de cuadros pintados al óleo y con otros materiales.  La exhibición se está presentando en el Science Center de Los Ángeles hasta el 31 de diciembre.

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