
Por Cruz Alberto Méndez
“!Adiós, papá!” fueron las palabras al final de un panegírico que destacaba la memoria de su padre cuando la secretaria de Trabajo, Hilda Solís, no pudo contenerse y estalló en llanto al despedirse de don Raúl Sánchez Solís, en la misa de cuerpo presente celebrada en el templo de St. Louis of France, en la ciudad de La Puente, California, ante numerosos familiares y amistades.
El evento tuvo lugar hoy lunes a las 10 de la mañana y a esta concurrieron destacados políticos de nuestra comunidad, entre ellos el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, la supervisora Gloria Molina y la ex dirigente de campesinos, Dolores Huerta,
A don Raúl Sánchez Solís le sobreviven su esposa Juanita Solís, así como siete hijos, dos hombres y cinco mujeres.
El féretro con los restos de don Raúl fue recibido en la puerta del templo por fray Randy Campos. Luego a los acordes del “Ave María”, seis nietos, Michael Rincón, Andrew Rincón, Jason Solís, Daniel Solís, Víctor Solís y Aydin Pasebani, asi como dos yernos del fallecido, Sami Sayyad y Christopher Solek trasladaron la caja mortuoria hasta ubicarla frente al altar mayor donde la enorme figura de Cristo, junto a la cruz, pero sin heridas, parece elevarse y dar la bienvenida a todos los asistentes, y en esta especial ocasión a don Raúl.
Tres sacerdotes estuvieron presidiendo la misa fúnebre en la cual destacaba la presencia del padre Richard Estrada, conocido sacerdote de La Placita.
La primera lectura estuvo a cargo de Anna Solís, hija del fallecido. A ella la acompañaban Avirn Pasebani, nieto y Angel Munguía, bisnieto.
La segunda lectura correspondió a Michael Rincón, nieto. Le acompañaron Arlene Salcedo y Christina Bernal, nietas.
Un solista de guitarra y la melodiosa voz de una joven, interpretaron bella música, muy apropiada para la misa de cuerpo presente.
Había muchos arreglos florales y coronas. Víctor Solís Jr., nieto y Seraiah Rincón, bisnieta distribuyeron las flores en lugares estratégicos del altar.
Al final de la misa los panegíricos recordando a don Raúl fueron de Víctor Solís, hijo de la secretaria de Trabajo de Estados Unidos, Hilda Solís.
El alcalde Villaraigosa dedicó palabras de aliento a la familia Solís y finalizada su alocución, la señora Solís volvió a retomar el micrófono para ofrecer un recordatorio muy amplio de su padre, de sus gustos y de sus logros. Hablando siempre con gran entereza, al final se le quebró la voz cuando dijo: “!Adiós, Papá!”.
Al término de la ceremonia religiosa, el féretro fue trasladado en procesión por un gran número de autos, con familiares y amistades que quisieron acompañar los restos de don Raúl hasta su última morada en el Rose Hills Memorial Park y Mortuary.