
Washington, 1 feb (EFE).- El presidente Barack Obama presentó hoy un plan para revitalizar el mercado inmobiliario, todavía en crisis, que permitirá que la clase media amordazada por las hipotecas pueda refinanciarlas y aprovechar los actuales tipos de interés, históricamente bajos.
La reciente crisis económica y financiera “golpeó justo en el corazón de lo que significa ser clase media en Estados Unidos: nuestros hogares”, dijo Obama durante un acto en un centro comunitario en el estado de Virginia.
A causa del vertiginoso descenso del precio de la vivienda en los últimos años en EE.UU., más de 10 millones de propietarios (uno de cada cuatro) deben ahora al banco más dinero que el valor de la casa que compraron en su día, destacó hoy el presidente.
La crisis de las hipotecas basura aún se deja sentir en la economía estadounidense, pese a los miles de millones de dólares de los contribuyentes canalizados desde el Gobierno a través de la nacionalización de los gigantes Fannie Mae y Freddie Mac.
Según varios estudios publicados en los últimos meses, casi el 8 % de los hispanos y de los afroamericanos han sufrido ejecuciones hipotecarias, frente al 4,5 % de los blancos.
Sólo en 2009 alrededor de 400.000 familias latinas perdieron sus casas, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de la Raza (NCLR).
El plan presentado hoy por Obama busca beneficiar, según la Casa Blanca, a 3,5 de los 10 millones de propietarios que deben más de lo que vale su vivienda.
Aquellos propietarios “responsables” que estén al día en el pago de sus hipotecas podrán refinanciarlas con préstamos a tasas de interés más bajas y garantizados por el Gobierno federal, lo que supondrá un ahorro anual promedio de unos 3.000 dólares.
La nueva iniciativa pretende ser un complemento del Programa de Modificación de Vivienda Asequible (HAMP, en inglés), que se acaba de extender hasta 2013, un año más de lo previsto, para ampliar la base de los participantes.
Lanzado en 2009, el HAMP tenía como objetivo modificar las condiciones financieras de casi 4 millones de hipotecas y evitar así nuevos desahucios, pero el Gobierno ha reconocido que hasta ahora apenas ha ayudado a reestructurar 900.000.
Además de la refinanciación de las hipotecas, el nuevo plan de Obama contempla más protección para evitar desahucios “inapropiados”, la venta de propiedades embargadas por agencias gubernamentales para que inversionistas privados las pongan luego en alquiler y mayor indulgencia con los propietarios que están desempleados.
Este plan “no va a ayudar a aquellos que compraron varias casas solo para especular y hacer dinero fácil”, advirtió hoy Obama.
Asimismo, subrayó que “va a tomar tiempo recuperarse por completo” de la burbuja inmobiliaria, cuyas dimensiones llegaron a ser “insostenibles”.
“Los bancos y los prestamistas deben ser responsables para poner fin a las prácticas que ayudaron a causar la crisis”, indicó también Obama, al tiempo que urgió al Congreso a aprobar este plan, cuyo costo estimado es de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares.
El presidente plantea que la financiación provenga de la creación de un impuesto sobre los grandes bancos e instituciones financieras, lo que complica que el plan se apruebe en el Congreso, donde la oposición republicana tiene mayoría en la Cámara de Representantes.
La semana pasada, durante su discurso sobre el Estado de la Unión, Obama solicitó crear en el Gobierno una unidad “para pedir cuentas a aquellos que violaron la ley” durante el “boom” inmobiliario que desencadenó la crisis.
De inmediato el fiscal general de EE.UU., Eric Holder, anunció la creación de esa unidad, compuesta por funcionarios de diversas agencias, que investigará y perseguirá las prácticas que condujeron a la crisis hipotecaria.
Planes como el presentado hoy, que buscan sobre todo beneficiar a la clase media, están centrando la estrategia de Obama de cara a los comicios del 6 de noviembre, en los que intentará ser reelegido.