
Pero los ciudadanos latinoamericanos seguirán teniendo dificultades
Por Rubén Moreno
A raíz de los ataques terroristas en 2001, Estados Unidos implementó regulaciones más estrictas para quienes querían llegar a este país. También para los turistas.
El presidente Barack Obama quiere pasar ahora de página sabiendo que esa política no está ayudando demasiado a uno de los intereses que tiene el país: recuperar el protagonismo como el destino favorito de muchas personas alrededor del globo.
En 2010, 60 millones de extranjeros visitaron Estados Unidos dejando 134 mil millones de dólares en comercios, restaurantes, hoteles o parques temáticos. De acuerdo con la U.S. Travel Association, la industria del turismo da de comer directamente a 14 millones de familias. El objetivo del presidente es aumentar todos esos números.
“Cuantas más personas visiten Estados Unidos, más norteamericanos regresarán a trabajar. Así de simple”, dijo Obama durante el anuncio de su nueva estrategia con el castillo de la Bella Durmiente en Disney World como telón de fondo.
La administración de Obama está urgiendo a los consulados de Estados Unidos a acelerar el proceso para que las personas interesadas en visitar el país no encuentren demasiadas trabas a la hora de hacer el trámite. Además, deberán conceder una entrevista a los interesados antes de que se cumplan tres semanas desde que sometieron su solicitud.
Más allá de esto, Obama quiere ampliar también la lista de naciones a las que no se le exige una visa para que sus ciudadanos entren en Estados Unidos. En la actualidad, 36 países –la gran mayoría de ellos en Europa- disfrutan de este privilegio. Tan solo hace falta presentar el pasaporte en el control de aduanas para que el extranjero pueda estar legalmente hasta un máximo de 90 días en el país, en los que no le está permitido trabajar.
“Los pasos que el presidente ha tomado son importantes y van a dar un impulso al turismo en Estados Unidos. Y lo que es más importante, va a permitir que se creen nuevos trabajos y siga creciendo la economía”, reseñó Roger Dow, presidente de la U.S. Travel Association.
“La industria del turismo beneficia además a muchos otros sectores, como son los pequeños negocios y la construcción”, recordó Christine Cooper, vicepresidenta del grupo de análisis de políticas y economía, perteneciente a la Corporación de Desarrollo Económico de Los Ángeles. (LAEDC). “El aeropuerto de Los Ángeles invirtió en expandirse para poder acoger a más viajeros”.
“Cualquier estrategia que lleve a hacer el proceso más fácil y más barato va a ayudar a mejorar el turismo¨, agregó.
Latinoamérica excluida
Aunque es difícil hacer un seguimiento y no hay estadísticas oficiales al respecto, el gobierno sabe que aumentar la lista de países que participan en el programa de exención de visados es aumentar también el riesgo de que más personas puedan quedarse en Estados Unidos más allá del tiempo permitido. Basado en esto, la iniciativa dista de tomar en cuenta a Latinoamérica para sumar países a dicha lista.
“La diferencia estructural de ingresos sigue siendo muy grande para permitir a ciertos países que ya no cuenten con una visa”, comentó Octavio Pescador, catedrático de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “La frontera no se cierra a aquellos que vienen con recursos”.
Las proyecciones de algunos expertos indican que China, Brasil y la India encabezarán el crecimiento de la clase media en los próximos años, lo que supone un mercado atractivo para los intereses de Estados Unidos, pero donde se aparta la vista de facilitar las cosas a ciudadanos latinoamericanos que podrían quedarse sin documentos en el país.
“Como mucho podrán acelerar los trámites para personas que muestran que tienen recursos económicos como propiedades, un trabajo estable o que tienen hijos en la escuela”, indicó Pescador. “Los criterios de flexibilidad tienen un tope, y ahí no entra Latinoamérica”.