Por Erica Deutsch
A unas millas del centro de Los Ángeles, en una institución educativa con gran prestigio national, el Pomona College, hay una disputa entre los trabajadores del comedor y la administración. Es un colegio de “liberal arts” que tradicionalmente se asocia con tendencias progresistas. Pero lo que la administracion está haciendo aquí en contra los trabajadores parece una campaña de intimidación sorprendente, sobre todo porque viene de esta comunidad academica.
Ya hace tiempo que los trabajadores tratan de tener un sindicato que los represente. Como muchas personas de bajo salario, los trabajadores aquí se dan cuenta que una voz colectiva tiene más fuerza para obtener mejores condiciones que si cada uno trata de negociar en sus propios términos.
Poco después de comenzar los esfuerzos de organizarse para formar un sindicato, el colegio respondió con una campaña que parece que tiene el objetivo de intimidar y silenciar los trabajadores.
De repente, se ha reportado que el colegio presentó una regla nueva que prohíbe que los trabajadores hablen con los estudiantes mientras están en sus labores. Estos son trabajadores que sirven a los estudiantes día a día. ¿Cómo puede ser que no se hablen? ¿Cuál es el propósito de semejante regla? La aplicación de ésta se presentó justo después de un evento donde los estudiantes y los trabajadores prepararon una comida juntos y discutieron cómo pueden incorporar las voces de los trabajadores en un programa académico. El evento, “Food Day”, el día de la comida, es un buen ejemplo de cómo en este colegio los trabajadores reciben mucho apoyo de los estudiantes. Pero la administración no lo soporta. Un estudiante de La Asociación de Estudiantes de Pomona College reportó que al día siguiente del “Food Day” él estaba hablando con un trabajador en la cafeteria. Un representante del colegio le dijo que los empleados tenían prohibido hablar a los “non-empleados”.
Parece que esta es una regla nueva, y que es solamente para los trabajadores del comedor, los mismos trabajadores que están tratando de organizarse para obtener representación de un sindicato. Imaginen el mensaje que se manda a los trabajadores que no pueden hablar a la gente que ellos sirven. Esta regla nueva parece que no tiene ningún proposito aparte de causar la deshumanización de los trabajadores y frenar el apoyo de los estudiantes en sus esfuerzos de organizarse y mejorar sus condiciones de trabajo.
Unos dias después, el colegio anunció una auditoría pidiendo documentación a varios trabajadores, incluyendo a quienes tienen más de 20 años de empleo. El colegio dice que está obligado a emplear sólo trabajadores con documentos legales, pero el tiempo en el que decidieron pedir estos documentos sugiere que la decisión fue motivada por otras consideraciones, como la actividad de los empleados de buscar un sindicato. Por años el colegio no comprobaba los documentos de los trabajadores, y ahora justo cuando se organizan el colegio comienza una auditoría.
Estas tácticas son características de los empleadores frente a una campaña sindical. En vez de cooperar con los trabajadores, y escuchar las inquietudes que les llevaron a organizar un sindicato, el colegio respondió con medidas para intimidar a los trabajadores y mandarles el mensaje de que no tolerarán un sindicato. Este colegio debería estar avergonzado de sus acciónes intimidatorias. Esto se espera de las grandes empresas que sólo se preocupan por sus ganancias. Pero un colegio de “liberal arts” tendría que tener más respeto por los trabajadores que sirven a los estudiantes.
Bajo la ley federal los trabajadores tienen el derecho de organizarse y buscar representación de un sindicato sin represalias de los empleadores. Los empleadores tienen prohibido intimidar, amenazar, o discriminar a sus empleados por querer organizarse en un sindicato. Cualquier cambio a las condiciones del trabajo que ocuren cuando los trabajadores se están organizando para tener un sindicato debe ser analizado.
Aunque esto es ilegal, los empleadores no dudan en utilizar estas tácticas. Desgraciadamente, las sanciones por violar las leyes laborales no son muy duras. Muchas veces es el apoyo de la comunidad el factor principal de éxito en las campañas para los trabajadores. Por eso, la regla que prohíbe que los trabajadores y los estudiantes hablen es especialmente sospechosa.
Esperemos que con el apoyo del público, estos trabajadores pueden superar estas tácticas del colegio y conseguir la representación que ellos buscan para mejorar sus condiciones de trabajo. Para más información visiten http://workersforjustice.org/ y http://www.unitehere.org/
Erica Deutsch
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