A pesar de la gran actuación de México en la reciente Copa de Oro, los escándalos siguen a la orden del día. Una vez más,

la selección se ve en una situación comprometedora después de los sucesos ocurridos en Ecuador la semana pasada cuando el equipo sub-22 se preparaba para la Copa América.
Las acusaciones de que varios jugadores solicitaron servicios de prostitución no me sorprenden, ni deberían de sorprender a nadie. Esto ha ocurrido en otras selecciones alrededor del mundo y también en otros deportes. La única diferencia es que cuando esto ha pasado no se ha hecho un gran escándalo. Entonces, ¿por qué armar un alboroto tan grande ante el reventón de Quito? ¿Qué no aprendió nada de Néstor de la Torre, Héctor González Iñárritu, el nuevo presidente de la Federación Mexicana de Futbol? Habrá algún complot en la FMF para que Mexico fracase de nuevo?
No hay duda que El Tri no puede avanzar sin tener tropiezos que le quitan el enfoque al conjunto. Cabe reconocer que la Selección mayor se supo imponer y demostró una gran mentalidad después del escándalo de dopaje de algunos seleccionados y por ello se coronó en la Copa de Oro.
Tal parece que el adversario más grande al que México se enfrenta no es Brasil, ni Estados Unidos o Alemania. El rival más fuerte está afuera de la cancha con el terrible manejo de la Federación Mexicana de Futbol. El enemigo siempre ha sido uno de nosotros y desde el año pasado le declaró la guerra abierta a los jugadores de la selección. Ellos ganaron esa batalla cuando se le impusieron a Néstor de la Torre y la rebelión culminó con su renuncia. Sin embargo, la guerra continúa y su objetivo de descarrilar los esfuerzos de los seleccionados ha sido exitoso esta vez.
Ocho jugadores de la Sub-22 fueron suspendidos por seis meses por su mal comportamiento durante su estancia en Ecuador. Todo para que sigan las apariencias de que los jugadores de la selección son unos santos. El precio de seguir con esta hipocresía es la falta de continuidad y química que va a perder el equipo hasta el 2012.
“Tengo que velar por el compromiso de los jugadores ante la sociedad y ante la juventud y voy a aplicar el reglamento de manera normal”, dijo González Iñárritu.
La FMF necesita revisar sus prioridades y decidir si prefieren a un equipo con valores mojigatos que pierda o uno que pueda triunfar dentro de la cancha pero que esté compuesto de jóvenes a quienes les gusta divertirse. No se pueden tener los dos. Si escogen la primera opción tal vez es hora de que nos hagamos a la idea de una selección compuesta por sacerdotes (de los que se portan bien, claro) y que nos olvidemos de copas, títulos y grandes actuaciones.
**Edgar Pagaza es periodista independiente