Pese a ser la minoría de más rápido crecimiento en Estados Unidos, la comunidad latina es todavía la más vulnerable a

los embates económicos y, sin duda, la que sufre mayor discriminación y riesgos en materia laboral, educativa, de salud e incluso de vivienda.
Un reciente estudio de la Universidad de California en Irvine revela que los latinos que residen en el sur del estado tienen más probabilidades que otros grupos étnicos de vivir cerca de fábricas contaminantes, lo que los coloca en un riesgo mayor de exposición a sustancias tóxicas.
Luego de examinar tres mil núcleos demográficos, los autores del estudio descubrieron que las zonas que cuentan con más de un 15% de población latina están expuestas a un 84.3% de desechos tóxicos en comparación con el promedio del sur del estado. Los condados estudiados incluyeron a los de Los Ángeles, Orange, Riverside, San Bernardino, San Diego y Ventura.
Esta situación se agrava por el hecho de que los latinos son los que menos acceso tienen a seguro médico. Se estima que el 34% en todo el país carece de este beneficio.
Además de vivir más en zonas aledañas a fábricas que contaminan, los autores del estudio descubrieron que los latinos habitan, en promedio, más cerca de vías de ferrocarril que se utilizan para almacenar trenes y de autopistas por donde circula mucho tráfico y se emiten grandes cantidades de contaminantes que enrarecen la calidad del aire y pueden provocar desde diversos tipos de enfermedades pulmonares hasta cáncer.
El hecho de que una gran cantidad de latinos viva en zonas de alto riesgo no es casualidad. Se debe sencillamente a que es la comunidad menos informada sobre los riesgos que implica vivir en esas áreas. Es también la que menos participa en juntas comunitarias donde se discuten ese tipo de problemas y las posibles soluciones.
Para remediar la situación se necesita, obviamente, emprender campañas de información dirigidas específicamente a los latinos, es decir, en su idioma y organizadas por gente que entienda sus valores y su cultura.
Pero definitivamente esto no es suficiente. Los problemas que los latinos enfrentan son más profundos y requieren de soluciones más complejas.
Obedecen al hecho de que un gran número de ellos son inmigrantes recientes, muchos de ellos indocumentados, por lo que no votan, ganan menos que el promedio de la población, y se ven obligados a vivir en vecindarios no sólo con un alto grado de contaminación ambiental sino donde abundan las drogas y las pandillas y donde la educación que reciben sus hijos dista mucho de ser la ideal.
La actual crisis económica no ha hecho sino agravar todos estos problemas, ante la indiferencia de los políticos, a quienes sólo les importa representar a quienes pueden votar, no a quienes realmente necesitan de su ayuda.
Este círculo vicioso no se romperá a menos que aquellos latinos que tienen el privilegio de votar decidan hacerlo. Son ellos los únicos que pueden darle voz a los millones de indocumentados que hoy por hoy lo único que les queda hacer es soportar estoicamente la avalancha de ataques y culpas que injustamente les achacan los políticos oportunistas.
María Luisa Arredondo es directora ejecutiva de Latinocalifornia.com