Brown y los inmigrantes

La era del gobernador Arnold Schwarzenegger ha finalizado, pero ello no significa que la larga lista de problemas que

María Luisa Arredondo.

dejó su fallida administración se resolverá con la sola llegada de un nuevo gobierno. Jerry Brown lo sabe de sobra y por ello no ha hecho promesas falsas. Por el contrario, nos ha dicho con un realismo inusual en los políticos que a California le esperan días de más penurias y sacrificios.

Es claro que para enderezar el rumbo del otrora Estado Dorado y reducir el deficit presupuestal de más de 20 mil millones de dólares se requerirán más recortes e impuestos. Es una receta amarga que a nadie le gusta, pero que, como ha reconocido Brown, debe aplicarse cuando no hay otro remedio.

Además de tomar el toro por los cuernos en el terreno económico, Brown tendrá que demostrar que es un político de palabra en lo que se refiere a un tema crucial para el estado: el de la inmigración indocumentada.

Durante su campaña, el nuevo gobernador dijo en repetidas ocasiones que era partidario de una reforma migratoria y que apoyaba sin reservas el Dream Act, que permitiría la legalización de unos 800 mil estudiantes indocumentados en el país y les abriría las puertas de la educación superior.

El día de su toma de posesión, varios grupos de defensores de los inmigrantes, encabezados por CHIRLA y la Red de California Dream (CDNet) , le entregaron una carta al gobernador para recordarle el compromiso que adquirió con la comunidad inmigrante, especialmente con los latinos, que votaron por él de manera abrumadora. Además de pedirle su respaldo para el Dream Act, se le solicitó que apoye una ley para darle la licencia de manejo a los conductores indocumentados en el estado, que se estima ascienden a unos dos millones.

Si, tal como lo prometió, Brown decide apoyar al menos el Dream Act, su gobierno empezará con el pie derecho. No sólo demostrará que tiene palabra sino sentido común y visión. Solamente los miopes no pueden ver que el hecho de ayudar a los jóvenes indocumentados a que continúen sus estudios universitarios va más allá de ser un acto piadoso, de buenos samaritanos. El Acta de los Sueños es, desde cualquier ángulo que se le mire, una medida que resultará benéfica para todos, pues para prosperar y competir en el mundo globalizado, el estado necesita de mano de obra preparada y altamente calificada.

El apoyo de Brown al Dream Act, por otra parte, distinguiría a California del resto del país. En momentos en que estados como Georgia, Mississippi, Nebraska, Oklahoma, Pennsylvania, South Carolina y Tennessee evalúan la posibilidad de aprobar leyes antiinmigrantes parecidas a la SB1070 de Arizona, California podría demostrar que está a la vanguardia con soluciones más prácticas, justas y viables.

El ejemplo no sería sólo para otros estados sino incluso para el Congreso federal y el gobierno de Obama que, pese a lo que predica, se ha caracterizado por su tibieza para actuar y resolver de una vez por todas el problema de la inmigración indocumentada, Brown tiene, en ese sentido, una oportunidad de oro. Ojalá no la desperdicie.

**María Luisa Arredondo es directora ejecutiva de Latinocalifornia.com

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