
Redacción de Latinocalifornia.com
En La Habana el tiempo parece haberse detenido. Lo que más llama la atención a quien visita por primera vez la capital de Cuba es cómo la vida diaria transcurre como si sus habitantes estuviesen aún en la década de 1950.
Desde que uno se viaja del avión, el aeropuerto de la ciudad recuerda cómo eran las terminales aéreas de la mitad del siglo pasado: sin ningún indicio de modernismo o de avances tecnológicos. La impresión se refuerza apenas uno empieza a recorrer las calles: casi todos los autos que circulan son modelos estadounidenses de la década 1950, muchos de ellos han sido restaurados y los alquilan a turistas que pasean en ellos por las principales avenidas de la ciudad; algunos otros de más reciente manufactura son pequeños vehículos soviéticos, importados por los cubanos cuando la desaparecida Unión Soviética le prestaba gran ayuda económica a la isla.

Las calles, las casas y los edificios de La Habana hablan de un esplendor pasado. Muchas estructuras han quedado en el abandono pero otras se han restaurado y el resultado es sencillamente asombroso: deja al descubierto la historia de una ciudad que gozó de una importancia excepcional durante la Colonia.
Los españoles fundaron La Habana en 1519 y la convirtieron en el principal punto de parada de los galeones que transportaban mercancía entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Para el siglo XVII, La Habana contaba con uno de los astilleros más importantes del mundo. Casi todos los edificios que se construyeron a partir de entonces son de estilo barroco y neoclásico.

Las áreas donde se encuentra la mayor parte de los lugares de mayor interés turístico son: La Habana Vieja, el Parque Histórico Militar de Morro Cabaña, Centro Habana y Vedado.
De ellas, la Habana Vieja y Centro Habana son las que ofrecen un mayor atractivo para los visitantes. En la primera se encuentran cuatro grandes plazas coloniales y varios recintos de gran interés como el Museo de la Ciudad, el Museo de Arte Colonial y el Museo del Ron. En las estrechas calles de la Vieja Habana se encuentran casi 3,000 edificios históricos, entre ellos la Catedral de San Cristóbal de La Habana, el Edificio Bacardí, el Monasterio de San Francisco de Asís y el Castillo de la Real Fuerza. En esta zona se ubica también el hermoso malecón y la Plaza de Armas.

Un establecimiento de visita obligada es el restaurante bar El Floridita, situado en La Habana Vieja, al final de la calle Obispo. El lugar es conocido internacionalmente por sus daiquiris y por ser uno de los lugares favoritos del gran escritor estadounidense Ernest Hemingway. El bar tiene una estatua de bronce de tamaño natural del famoso autor, colocada al final del bar. Otro de los lugares que es indispensable visitar es La Bodeguita del Medio, donde se puede escuchar música en vivo acompañada de un delicioso mojito.

En Centro Habana los lugares de mayor atractivo son el Hotel Nacional, la Universidad de La Habana y la Plaza de la Revolución, donde está el famoso mural del Che y el Memorial a José Martí, el Capitolio Nacional de Cuba, el Museo de la Revolución y el Museo Nacional de Bellas Artes, así como el Castillo de San Salvador de La Punta.
En Vedado se encuentran numerosas mansiones de estilo neoclásico, así como muchos hoteles y restaurantes, algunos de los cuales ofrecen una animada vida nocturna.
Sin duda uno de los mayores encantos de La Habana es su impresionante oferta musical que incluye un amplio abanico de ritmos tropicales, desde la guaracha, el son y el chachachá, hasta el mambo. La ciudad cuenta con numerosos establecimientos donde se ofrecen desde improvisados recitales hasta conciertos con estrellas conocidas como las de Buena Vista Social Club.

Capítulo aparte merece la gente de La Habana, alegre, hospitalaria y siempre dispuesta a conversar y convivir con los turistas que los visitan.
